Declaración de boda

Pero no nos detuvimos ahí. Mientras miraba el gran palacio por dentro, fui conducida por un conjunto de salas que parecían un laberinto sin fin, hasta que nos detuvimos en una gran puerta de madera. De esta salían cómo vapores y curiosamente era el lugar que olía más delicioso.

Sin decir una palabra, los guardias abrieron la puerta y con rudeza y brutal fuerza me arrojaron dentro de la habitación, para así cerrarla tras si. Un guardia se quedó dentro.

El miedo me hacía temblar y una vez puse mis sentidos a pensar, me di cuenta de que estaba rodeada de mujeres y todas estaban con pocas ropas. El lugar era rústico, estaba hecho de roca pulida y era una sala bastante grande. Al parecer hicieron un sistema de agua que permitía que toda el agua que venía de un río venga a parar acá, parecía un pequeño lago formado.

Nunca había visto uno antes.

Todas me miraban de forma extraña, pero sin embargo, el guardia se posicionó detrás de mi. Podía sentir su respiración forzada y sus intenciones no se veían nada buenas.

⸻Tienes suerte de que el rey te quiera para ti. Ya yo te habría cortado la cabeza desde que te viera ⸻Dijo con asco ⸻Por ordenes del rey Gabriel… Damiselas, tienen que bañarla y dejarla impecable, para luego ser conducida a los aposentos del rey ⸻Su voz imponente me hacia mas pequeña de lo normal.

¿El Rey Gabriel me quiere para él… la persona a quien escupí es el Rey Gabriel?

Me quiero morir, me quiero morir…

⸻Y no te opongas, ya él me dio la orden de que puedo torturarte si es así mi voluntad —Sentí su sonrisa detrás de ese argumento.

Me siento presa, estoy aquí en contra de mi voluntad y de verdad que la guillotina suena como buena idea en estos momentos. Pero ahora tengo esperanzas de volver, no puedo ser tan idiota. Tengo que pensar cómo salir de aquí.

¿Por qué mejor no me aprovecho de todo esto?

Las damiselas eran todas bien parecidas, chicas muy hermosas y de pieles mestizas y claras. Una de ellas se me acercó, la única chica de complexión un poco gorda y a mis ojos, la chica mas hermosa y adorable de toda la sala. Esta me brindo su mano y empezó a cantar.

¿Por qué cantaba? No tenía idea.

Todas le seguían a coro, tomé con miedo su mano y dejé que me quitaran la ropa lentamente. Mi incomodidad surgía cada vez mas pero nada que la canción de esta hermosa damisela no me haga olvidar. Estaban haciendo todo con una sincronía y armonía que a mis ojos, parece un gran deleite celestial.

Sus manos eran suaves, no me di cuenta cuando me quedé sin ropa, mi cuerpo desnudo estaba exponiéndose ante todos, pero a nadie le importaba, solo seguían su labor de cantar y caminar conmigo lentamente. Todas siguieron cantando mientras notaba como el agua caía sobre mis hombros. Ya habían empezado a bañarme.

Aunque me sentía incomoda, tenia bastante que no tenia una ducha, exactamente 5 días. Las manos de las chicas andaban mi cuerpo como fina porcelana, podía ver en el suelo como todo el sucio de mi cuerpo salía. Estaba bastante sucia.

Cerré mis ojos. Tenia en claro que no saldría de aquí en un buen rato, así que solo queda resignarme a idear un plan y disfrutar de todo esto. Podría tal vez, ya que veré al rey cara a cara, hacer que me pueda dar dinero para mi familia. Así iríamos al doctor a tiempo y mi hermanito se podría salvar. Además de que mi madre podría curar su tos.

El plan será convencer al rey de ayudarme, okay. La cuestión es que no sé cómo lo haría.

//

Después de bañarme, me condujeron las mujeres a una pequeña sala, donde estaba un poco oscuro, pero luego se iluminó todo. Me dejaron sola con la chica gordita y estuve mirándola por un momento, tratando de descifrar que hará conmigo.

—No me tengas miedo pequeña. No te preocupes. No te haré daño. William si lo hará pero yo no —dijo en tono gracioso.

¿Quiere que me ría?

—Creo que estoy más tranquila —dije irónica.

—Ahora le pondré un vestido que ordenó mi Lord Gabriel. Déjeme decirle que fue afortunada. Nadie sobrevive cuando se le rebelan al rey. Aunque bueno, ya la dan por muerta —Dijo canturreando las palabras.

—¿Cómo que lo saben? —dije alterada.

—Si, es lo que más se está comentando ahora —dijo sacando un vestido blanco.

Mi familia pensará que estoy muerta… mamá, hermanito. Oh no, hice una gran estupidez.

Tengo que ir rápidamente para donde ellos.

—Parece que está en shock. No sé preocupe, relájese. Mi nombre es Luisa —dijo sonrojada.

Okay Luisa. No sé si confiar en ti. Te ves bastante dulce. Ahora tengo que pensar que hacer.

—¿Después de esto estaré con Lord Gabriel? —dije curiosa.

—Si, así lo quiere —dijo mientras me calculaba mis medidas.

Aprovecharé que estaré delante de ese malnacido para exigirle que me lleve a casa, haré el intento.

—Mi nombre es Havanna —dije mientras ella me colocaba el vestido.

Era un vestido blanco elegante, bastante suave y sedoso. Conocía la costura, era estilo victoriano. Lleva un corsé incluido. No era tanto problema porque al fin y al cabo no tenía tanta masa muscular.

—Su nombre es muy bonito, así como usted. El Lord miró a una chica muy hermosa —dijo con ánimos.

—Por favor, soy de tez mestiza. No soy linda y tengo bastantes fallos —dije riéndome.

—No creo —dijo ella ya terminado de vestirme —Mírese al espejo.

Ella me agarró de la mano y me llevó a un gran tocador con un enorme espejo.

Ahí estaba yo… eso creía. En ese espejo se mostraba una chica con una tez bastante clara, con rostro resplandeciente, cabello mojado pero aún así, se veía la suavidad y se veía vivo. Mis ropas se veían de calidad y limpias.

Jamás pensé verme tan hermosa a como estaba mirándome. No creo que era yo. La nostalgia me invade una vez más, haciéndome recordar esos años dónde veía a mi madre arreglarse para salir con mi padre, esos días dónde todo era mejor.

Tengo una meta delante de mi. Ahora tengo que aprender a sobrevivir para darle lo mejor a ella y a mi hermano. Luisa me ordenó sentarme en ese tocador y ahí, empezó a peinarme y a realzar mi belleza. Belleza que creí perdida hace mucho.

El vestido era lo más elegante que me había puesto en mi vida.

Después de esto, ella me condujo junto con el guardia hacia otra sala. Dónde había una habitación enorme, una cama bastante grande y más cosas de las que no puedo contar. La habitación era blanca, bastante limpia estaba y ordenada. Casi no habían cosas. En medio de todo, había una mesa mediana, rebosada de comida. Un hombre yacía mirando una pintura al fondo. El simplemente no se inmutó a nuestra llegada. El guardia se acercó a él y ahí, fue que decidió voltear.

—Te recomiendo que te quedes tranquila, si no quieres morir. Por favor, búscame una vez salgas de aquí. Me caíste bien —dijo Luisa susurrándome.

Asentí y ella salió.

Mire hacia donde estaba esa persona. Él se volteo y era el Lord. Solo que a esa distancia no lo distinguía.

—Puedes irte, William. Gracias —dijo con su voz angelical.

No puedo negar que el parece una buena persona, una persona bastante cautivante. Para este momento me estoy arrepintiendo de lo que hice.

El Lord se acercó a mi a pasos rápidos. Luego camino lentamente. Una vez al lado mío, estábamos en una especie de guerra de miradas, esto no llegara a nada bueno.

—Hermoso Ángel —dijo después de mirarme bien —Sabia que debajo de ese traje de pordiosera había una verdadera reina.

—Entonces eres el Lord Gabriel —dije mirándolo con altura.

Para salir de aquí tendré que actuar con astucia y seducción. Notó que él se deleita con mi presencia. Tendré que recurrir a los encantos de mujer para ver qué hago.

—Si, soy yo. Lamento tantas cosas que la he hecho pasar, bella dama. Pero hacía falta. Desde que nos vimos usted y yo tuvimos una conexión especial, algo que no puedo ignorar —dijo tomando mi mano.

La arrebate rápidamente y lo mire con un poco de timidez. Aunque debía de seducirlo, mis principios me detenían.

—Vaya, quien lo diría. Aunque un poco brusco de su parte ¿No cree? Insinuar de una vez que me quiere llevar a sus aposentos es una muestra clave de que piensa que soy un objeto. Este objeto tiene garras y se defiende —dije en tono serio.

Él me observó con diversión y yo lo miré un poco mal.

—Me gusta su rebeldía, su pasión, su modo de ser… ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Havanna —dije irónica.

—Okay, Havanna. Nos casaremos mañana.

¿Qué? ¿Está loco o que?

—¿Pero que m****a? ¡Ni siquiera me conoce! —dije alterada.

—Cálmese señorita. De eso me encargaré luego. Ahora bien, yo busco una esposa. Usted busca un beneficio, un beneficio que sería de vida o muerte —dijo él mirándome con esos ojos claros y expresivos.

Estuve pensando un poco… él es un Lord, obviamente es rico. ¿Con esto podría darle una mejor vida a mi familia? Pero es que no, no puedo casarme con un desconocido. Inmediatamente mi estómago gruño de hambre, me iba a desmayar si no pruebo bocado pronto.

—¿Por qué no comemos algo? Se nota que usted está hambrienta. No me diga que no —dijo sonriéndome.

Tenía que aceptar, ya me estaba doliendo la cabeza.

Nos sentamos ambos a comer mientras pensaba en esta propuesta tan inesperada. Empecé a probar bocado y una vez empecé, no me detuve.

Está comida estaba deliciosa y mi hambriento cuerpo me pedía más y más. Tenía 3 días sin comer, solo bebiendo agua.

Extrañaba comer. Estaba delicioso.

Justo un pensamiento vino a mi cabeza como un relámpago. Debía de aceptar su propuesta. Esto implicaría un gran beneficio a mi familia y la salvación de mi hermano.

Mi pueblo me odiará.

Debo de pesar estás decisiones en balanza.

—¿no cree que está pensando demasiado? —dijo mientras el apenas comía lentamente.

Yo casi me acabó la mesa comiendo, entre carnes, verduras, ensaladas y jugos.

—¿Qué quiere que haga? Usted me tiene entre la espada y la pared —dije irónica —¿Puedo saber su motivo?

—Miré señorita Havanna, ya le dije. Busco una esposa. Usted busca beneficio económico. ¿Acepta mi propuesta? —Dijo sonriendo.

—Bueno, con una condición —Dije devolviéndole la sonrisa.

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