CAPITULO 3

 Sus caricias son delicadas, sus manos son tan suaves y sus labios son como seda, recordar sus besos me enciende, puede que ya tenga un pie en el infierno, por pensar así de otro hombre, aun teniendo pareja, pero si ese es el precio por tenerlo de nuevo, pues que de una vez el diablo me lleve por completo, y que mi cuerpo Arda en la hoguera del infierno, porque él ha sido el único que me ha hecho sentir viva.

Abro más mis piernas, para darle un mejor acceso, sé que estoy muy mojada y él lo puede comprobar, mete dos de sus dedos dentro de mí y los mueve en círculos, tomo un poco más de vino me siento sedienta, sedienta de ese hombre que si sigue haciéndome esto, voy a tener un orgasmo delante de todos los que están aquí, aprieto más duro la copa de vino que me llevo a la boca, sin temor a que se vaya a romper.

Me siento cada vez más necesitada de sus toques, porque quiero sentirlo más a fondo, quisiera que todo el mundo desapareciera, y que solo estuviéramos los dos solos aquí, para que me tomara encima de esta mesa.

Así lo pasamos mientras comemos el plato fuerte, el tocándome yo acariciándolo por encima del pantalón, de manera disimulada como un par de adolescentes.

Nosotros en nuestro propio mundo, para mí las voces de todos los que están presentes solo son murmullos, porque no escucho ni una palabra de lo que dicen, solo me importa el hombre que está a mi lado, tocándome en el punto exacto, de la manera correcta para mi cuerpo querer empezar a convulsionar.

Él retira sus dedos de mi interior cuando los sirvientes entran para ponernos el postre, m*****a sea si hubieran demorado solo un poco más hubiera llegado a mi orgasmo.

Ponen dos bandejas al frente de mí, destapó la primera y es mi postre favorito, volcán de chocolate, y veo que al lado hay una campana pequeña.

Zamir mira la campana con la misma curiosidad que yo, pero no le damos importancia porque cuando nuestras miradas se cruzan, estoy segura de lo que quiere decir, y es que desea que mi cuerpo esté sobre el suyo, y estoy segura que es lo mismo, que él puede leer en mis ojos.

Marcos se levanta y veo que viene hacia mí, voltea mi silla y se arrodilla ante mí.

-Sophie, el día de hoy como es una fecha muy especial para ti, quiero que también sea igual de especial para los dos de ahora en adelante, sabes que te amo y eres una mujer muy hermosa, y trabajadora, hemos vivido muchas cosas durante estos dos años, pero lo mejor de todos esos momentos es tenerte a mi lado y como ya no imagino un día sin ti.

Marcos toma la campana pequeña que me había llegado con el postre, la destapa y veo que hay una cajita pequeña de color azul, me toma de la mano para que me levante, y saca un anillo de allí.

-Cariño, cásate conmigo, te amo y juro que te amaré y respetaré toda mi vida, tú eres el motivo de mi felicidad.

Quedo en shock, miro a todos a mí alrededor, mi madre está emocionada, mi padre y el de marcos están mirándose, mi suegra me mira a mí, mis amigas están sorprendidas, y veo a Zamir y sus ojos están puestos en nosotros pero ya no muestran la misma calidez que antes.

Me siento agobiada, estresada, todos esperan mi respuesta y Marco todavía sigue arrodillado, las imágenes de la noche anterior vienen a mi cabeza, y siento que no puedo hacer esto, no soy capaz de decir que sí, no con el aquí presenciándolo todo.

Siento mucha presión en mi pecho, creo que empiezo a ver borroso, y ya luego no veo ni siento nada solo está todo negro.

Abro los ojos despacio y veo que estoy en mi habitación, busco mi celular y lo siento a mi lado, lo tomo miro y son las dos de la mañana.

Me siento algo pesada, paso mis manos por la cara y siento algo en mi dedo, prendo la lámpara que tengo en la habitación al lado de mi cama, miro mis manos y veo el anillo de Marcos, me lo puso y ni siquiera espero mi respuesta, siento que mi mundo se está viniendo abajo no quiero pensar que sea por él, que por Zamir no quiero casarme porque simplemente en mis pensamientos nunca he pensado en hacerlo, pero es imaginarme vestida de blanco y desechó la idea, no quiero seguir pensando en eso, y mejor me vuelvo a dormir, me siento muy agotada y tengo que estar preparada para darle la cara a todos y necesito empezar a planear una boda no deseada.

Me levanto y voy directo a la ducha, gracias a Dios aún sigo teniendo ropa en casa de mis padres, así que me pongo una falta tipo lápiz blanca bajo una blusa vino tinto y unos tacones negros, bajo a desayunar para ir directo al trabajo.

Veo que mi madre ya está en la mesa del comedor.

-Madre Buenos días.

-Hija, como amaneces ¿Qué haces así vestida?, sube y ponte de nuevo el pijama no deberías de ir a trabajar, anoche te desmayaste y hoy viene el médico a revisarte.

Dios dame paciencia, mi madre como siempre tan exagerada.

-Mamá, no necesito un médico, me paso eso, porque estuve celebrando la noche anterior mi cumpleaños con las chicas, estaba cansada, además tampoco pude comer casi, y la sorpresa de la pedida de mano que no me esperaba, así que todo me sobrepasó y colapse.

-Toma.

Mi madre me tiende una bolsa de farmacia, y cuando veo lo que dentro, no puedo creer lo que está haciendo, es una prueba de embarazo, definitivamente mi madre tiene un problema

-Es en serio mamá, que significa eso, no me voy a ser ninguna prueba.

-Y como sabes que no lo estás, te desmayaste y casi que no cobras el conocimiento, hija últimamente te veo muy agotada, esos son síntomas de embarazo.

Me siento muy indignada con ella, siempre saca conclusiones antes de saber la verdad de las cosas.

- Me largo de acá, quería compartir el desayuno contigo pero lo único que haces es hablar bobadas, si yo fuera a tener un hijo ya te lo habría dicho, y ni Marcos ni yo estamos preparados para eso, es más tampoco para casarnos, pero mira llevo un anillo de compromiso en mi mano, y yo ni siquiera lo acepte.

No puedo más con todo este drama, Marcos con la pedida, mamá creyendo que estoy embarazada y ahora que más podría pasar, cojo las llaves de uno de los autos de mi hermano y me marcho para la oficina, mi padre debe de estar esperándome.

Llego y Lucy mi secretaria viene corriendo hacia mí, tiene cara de preocupación.

-Sophie perdóname, hay un hombre en tu oficina, le dije que no estabas además que no tenía cita, pero no me hizo caso entro como si nada a tu oficina, y dice que va a esperar hasta que lo atiendas, lleva esperando más de una hora.

- ¿y tú lo has visto antes, es algún cliente?

-No sophie, nunca antes lo había llegado a ver, además que no parece que fuera de aquí.

Todas las alarmas se prenden en mí, solo espero que no sea la persona que es.

-Lucy, por favor tráenos unos cafés y unas magdalenas, estaba donde mis padres y me vine sin desayunar.

-Claro, ya mismo te los llevo.

Abro la puerta de mi oficina, y claro que tenía que ser el, de solo verlo mi cuerpo tiembla, me pone nerviosa pero no puedo dejar que él lo note.

-Buenos días señor Zamir, no esperaba verlo en mi oficina, no tenía conocimiento que teníamos una reunión.

Pongo mi bolso encima del escritorio y me siento en mi silla cruzando mis piernas, trato de lucir lo más profesional que pueda, ese jueguito entre nosotros debe de acabar.

-Sophie, creo que nos podemos tutear, nos tenemos la suficiente confianza para hacerlo, o si prefiere me puede dar el apellido de su prometido y la puedo empezar a llamar por él.

Pero que atrevimiento, si no fuera porque este contrato es importante para la empresa, lo sacaba a patadas de aquí.

-Señor Zamir, no hablo de cosas personales con mis clientes, así que procuremos solo hablar de cosas laborales.

Tocan la puerta y entra Lucy con lo que pedí.

-Permiso, señorita Sophie acá le traigo los café y las magdalenas que pidió ¿necesita algo más?

- No Lucy, así está muy bien muchas gracias, ya puedes retirarte pero cuando va a mitad de camino para la salida la interrumpe.

- Mmmm Lucy, disculpe así te llamas cierto, mira tú jefe y yo tenemos algo muy importante que discutir, así que por favor procura que no nos interrumpan.

Ella me mira, y yo le digo que si con la cabeza, ella sale de la oficina su actitud de superioridad va a ser que salga lo peor de mí.

Se levanta va hasta la puerta, la cierra con seguro y viene hasta mí.

Su mirada ya no es nada amable, y estoy segura que esta visita no se debe solo al trabajo, mi sospecha se hace realidad cuando lo tengo de frente, me levanta el mentón y me besa, lo hace con pasión y lujuria no puedo evitar corresponder de la misma manera, porque mi cuerpo ya lo reconoce, como así mismo creó que mi corazón le está empezando a pertenecer.

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