El frufru de las faldas de Sa Hi se escuchaba en la silenciosa habitación de su madre mientras esta la buscaba . El sol mañanero se colaba por las cortinas claras de las ventanas iluminando la habitación calentado así aquellas cuatro paredes con hermosa decoración pero que para la enferma madre de Sa Hi era una prisión que no podía abandonar aún teniendo libre acceso a la salida.

" buenos días madre, ¿como te sientes hoy? " pregunto la joven al tiempo que se agachaba para dejar en la pequeña mesita de comer el desayuno de su madre.

" buenos días querida, el dolor ha disminuido y tengo un poco de hambre" " te he traído tu desayuno favorito, anda siéntate y pruebalo, yo misma lo he preparado" " jovencita te he dicho que no es trabajo y no está bien visto que una joven noble de alta cuna este en la cocina" 

Con cara de ya lo sé Sa Hi le dedico una sonrisa pricara a su madre, la cual esta le correspondió con un gesto de reproche.

Recado del palacio real!! Se escucho fuerte y claro la voz que anunciaba desde la entrada el propósito de su llegada a la mancion del primer ministro. Mientras una criada llegaba corriendo a informar de la llegada del mensajero a el lugar donde se encontraban las dos mujeres, la señorita de la casa ya estaba de pie lista para ir a recibir al mensajero del rey.

Carta de su majestad el rey para señor de la casa" informo el mensajero real, " mis disculpas pero, el dueño de la casa no se encuentra, permitame recibirla en su lugar, y se la entregaré a mi padre cuando vuelva" así el mensajero dejo el recado en manos de la joven y dando media vuelta regreso por el mismo lugar de donde vino.

Unas horas después se presentó el padre de Sa Hi en la habitación que compartía con su madre " querida he vuelto, ¿cómo te encuentras esposa mía? " oh querido estoy bien, solo que he estado impaciente esperando tu regreso, el rey te ha enviado una carta".

El hombre comenzó a leer la misiva y no tardo en saltar de alegría por la gran noticia " el Rey a pedido a Sa Hi como esposa para el príncipe heredero" anunció con evidente emoción y palpable regocijo el señor de la casa.

" No, No puede ser verdad, padre no quiero casarme con el príncipe " alegó Sa Hi con el propósito de detener semejante suceso " no es cuestión de que quieras, lo harás de todas meneras" respondió su padre con evidente asombro por el rechazo rotundo de su hija a tan codiciado puesto.

" padre, tienes que hacer algo para evitar esta orden, no puedo ir al palacio y dejar a mi madre sola , no quiero separarme de ella , ella me necesita, soy su única hija" contradijo la joven a la respuesta de su padre, a lo que el respondió ya con enojo " es una orden real, ni siquiera el príncipe puede negarse a cumplirla, y esperas que yo alguien que esta más que complacido con esta orden intente negarme a cumplirla o si quiera tratar de evadirla? Te iras al palacio en una semana como máximo, es todo el tiempo que puedo aplazar para que te despidas de tu madre"

La joven se levantó con asombro y la indignación por los bordes, ¿ como se atrevían a separla de su madre en estos momento? ¿ por qué diablos el rey la había escogido a ella precisamente? Y para colmo de males ¿ por qué su padre no le daba su apoyo sabiendo lo mucho que la necesitaba su madre? Porque está claro que por más sirvientes que se encuentres en su hogar, ninguno haría el trabajo con el amor y la devoción que ella lo hacía, era su madre después de todo, el ser que más amaba en este mundo y necesitaba, no, exigía cuidar de su madre ella misma y ahora tendría que dejarla he irse quien sabe por cuanto tiempo a un lugar que no conocía y ni anhelaba conocer.

No, no le perdonaría a su padre no haberse puesto de su lado cuando más lo requería y tampoco haberla alejado de su madre cuando esta más la necesitaba, y tan solo para cumplir un deber que no pidió, ni quiso desde el principio, esto era una pesadia y lo peor de todo era que solo estaba comenzando y ya amenazaba con destruirla.