Capítulo cuarenta
Resistencia y rendición
*Stella Di Lauro*
Por más que me desgasto la voz, es inútil. Enrico no me suelta, no me deja salir y pese a que se lleva unas buenas patadas, golpes y hasta arañazos, mantiene el agarre mientras me sube a un avión.
Esto es demasiado. ¿A dónde leches piensa llevarme? ¿Cómo es posible que mi familia haya permitido semejante barbarie?
—¿Puedes estarte tranquila, joder? —profiere fastidiado.
—No voy a ir a ningún lado contigo —sigo en lo mío con mis protestas a la vez que él me ata a uno de los asientos—. ¡Suéltame!
—Ya te dije que no tienes escapatoria —reitera—. El avión está a punto de despegar, así que deja de forcejear y resígnate.
—¡Jamás! No te atrevas a encender esta máquina, Enrico Falconi —amenazo encrispada. Consciente de que todos mis esfuerzos son en vano— porque me tiro en paracaídas.
—Veo que le has perdido el miedo a las alturas —pronuncia con mofa—. Deberías agraderme por ello.
—Lo que haré será asesinarte con mis