Capítulo 3

Hade Smith

¿La definición exacta de cómo me sentía ahora? Perdida. No pude haberlo dicho mejor.

Me era imposible pensar con claridad en este momento, todo había sido muy confuso, extraño, por así decirlo. Me parecía totalmente irreal lo que acababa de suceder, era como si aún estuviera esperando a despertar de la pesadilla más horrible que pude haber tenido.

Abracé mis rodillas con fuerza mientras los sollozos escapaban de mi boca. Todo mi cuerpo temblaba, los latidos de mi corazón se sentían tan fuertes y acelerados que causaban una sensación desagradable.

«¿Cómo es que ha sucedido todo esto? ¿Qué se supone que hice o que debo hacer?»

Levanté mi cabeza y acomodé mi cebello detrás de mis orejas y comencé a respirar profundo, una y otra vez, hasta calmarme un poco.

La calle estaba desolada por completo, sin embargo mis ojos no paraban de buscar, ni siquiera yo misma se a quien, pero supongo que después de esto, sentir miedo es lo más normal. Si no fuera por él, ahora yo... estuviera muerta tal vez.

«¿Quién es la persona que intentó matarme? ¿Quién es el chico que me salvó la vida y por qué se fue de esa forma?»

Estaba tan confundida que no podía hallar una explicación o formular si quiera una teoría que tuviera lógica, pero seamos sinceros, ¿quién pudiera hacerlo estando en mi lugar?

El sonido de un auto llamó mi atención y mi cuerpo volvió a sentirse igual de vulnerable que hace unos minutos atrás. Me levanté torpemente del suelo mirando aterrada aquel carro negro que acababa de frenar enfrente de mí. El conductor se asomó por la ventanilla y me sonrió descaradamente, mirando todo mi cuerpo.

-¿Quieres que te lleve guapa? -Lo miré unos segundos hasta reaccionar y negar repetidas veces con la cabeza-. Si quieres te puedo ayudar a subir. -Mi respiración volvió a descontrolarse y sin decir una sola palabra comencé a correr en dirección a mi casa.

Mientras corría sostenía mis brazos evitando que siguieran temblando. Mis codos y palmas de las manos estaban sucios y raspados, al igual que algunas partes de mi pantalón y mi tobillo palpitaba del dolor, seguramente me lo había lastimado al caer. Saqué las llaves de la casa una vez frente a esta y entré.

Recosté mi espalda de la puerta y me dejé caer hasta el suelo comenzando a llorar de nuevo. Nunca había sentido tanto miedo, y llegar ahora a casa se sentía totalmente reconfortable, es como si estando aquí estuviera a salvo.

El sonido del bidrio rompiéndose en el suelo hizo eco en el salón. Abrí mis ojos, limpiando mis lágrimas con el dorso de mi mano y sorbiendo mi nariz al mismo tiempo. A pesar de tener la vista nublada producto a las gotas saladas que se hallaban en mis ojos, pude ver a mi padre de pie a unos metros de mi y a sus pies se encontraba una taza quebrajada por la caída y el liquido oscuro esparcido por la alfombra. Agitó sus pestañas un par de veces hasta correr hacia mi y envolverme entre sus brazos.

Hundí mi rotro en su cuello sintiendo como su perfume inundaba mis fosas nasales, me sentía tan fregil estando de esta forma y a la vez protegida, era esa sensación en la que crees que nada malo puede pasarte si estás en sus brazos. Como todo niño ve a su padre, como el héroe que siempre obtiene la victoria y es capaz de salvarlo de cualquier villano, de la gran batalla que tienen en un mundo ficticio, uno que solo existente en sus mentes.

-Tranquila mi niña, todo estará bien. Estoy aquí para ti -decía en apenas un susurro una y otra vez hasta poder calmarme-. ¿Qué pasó para que estés en este estado, quieres hablarlo? -Lo miré con los ojos vidriosos y asentí.

-Me han amenazado por teléfono y luego... y luego han intentado atropellarme. -Las palabras salieron de mi boca a toda prisa, como si el hecho de mencionarlas me hiciera daño y quisiera terminar esta tortura. Mi padre acarició mi rostro y unió su frente con la mía soltando un suspiro, más parecido a un gemido de dolor y preocupación.

-Todo esto es mi culpa Hade, lo siento tanto. -Me alejé de él haciendo contacto visual y frunciendo mi ceño.

-¿A que te refieres? -Él desvió la mirada al suelo-. ¡Papá, esto no es un juego, necesito que si sabes algo me digas ahora mismo! Exijo saber lo que está pasando, es mi vida la que estuvo en peligro -dije en un tono de voz alta y él se sentó en el suelo al lado mío con algunas lágrimas bailando sobre sus mejillas.

-Te contaré todo lo que sé, desde el principio. Solo te pido que me perdones por no haberlo dicho antes.

-Eso no lo sé -flexioné mis piernas cruzando una encima de la otra.

-Yo te mentí sobre tu madre -fruncí mi ceño y lo miré confundida-. Ella no murió, por lo menos no en ese accidente de auto, fueron tus abuelos las únicas víctimas en ese incidente.

-¿Qué? ¿Cómo... cómo pudiste mentirme sobre algo así? -bajó su cabeza y negó lentamente con ella-. Ese, este no es el tipo de mentira que le cuentas a un niño por su bien. ¡¿Dime, que niña está bien sin su madre?! -dije poniéndome de pie y encarándolo y él hizo lo mismo.

-Hade cálmate por favor, yo te mentí sobre ella porque era lo mejor para ti.

-No me pidas que me calme. Esto no tiene justificación alguna. ¿Sabes cuantas veces me hizo falta mi madre? ¿Cuántas veces me pregunté como era su rostro? Si era o no buena para mi, eso lo tendría que haber decidido yo cuando fuera grande, no tú. Me negaste la oportunidad de conocerla por dios. ¿Cómo pudiste? -dije alejándome de él, sintiendo mi garganta arder con cada palabra que pronunciaba como si ácido pasara por ella-. Aunque no hubieras sido el causante de por qué no está hoy aquí, no tenías ningún derecho papá a mentirme con algo así. Es algo bajo ¿sabes?, prefiero sufrir la verdad que vivir bajo la sombra de una mentira.

-Sé que lo que hice estuvo mal, lo sé y no sabes cuanto me arrepiento de ello. No hay un día en que mi conciencia no me pese por ocultar algo así -intentó tocarme y yo alejé su mano-. Pero entiende, tu eres lo más importante en mi vida, no podía verte sufrir por alguien que se negó a quedarse a tu lado. Prefería romperme yo una y mil veces, o las que fueran necesarias, antes de verte derramar una lágrima de tus preciosos ojos. Perdóname mi niña.

-Me hiciste mucho daño papá -Las lágrimas volvían a humedecer mis mejillas, pero esta vez ni siquiera me molesté en limpiarlas-. A veces con pedir perdón no es suficiente, todos nuestros actos traen consecuencias y creo que es hora de que tu enfrentes las tuyas. -Me di la espalda para ir a mi habitación, pero su mano en mi brazo me detuvo.

-Solo déjame contarte todo, sin mentiras, dame un voto de confianza, de intentar remediar mi error, aunque sea imposible. -Dudé por un segundo hasta que el añadió-. Dame otra oportunidad, si después de esto no quieres dirigirme la palabra de nuevo o hacer cualquier otra cosa, lo entenderé. -Le dediqué una mirada fría para luego asentir.

-Imagino que esta historia no es corta, mejor me voy a sentar, no se si pueda resistir más -dije tomando asiento al igual que él-. Cuando quieras papá.

-Cuando empecé con tu madre, Helen, ese es su nombre no te mentí en ello, todo marchaba bien al principio, éramos dos jóvenes enamorados el uno del otro. Siempre pensé que era una persona muy reservada con sus asuntos, que no le gustaba o le era difícil abrirse con los demás y yo nunca la presioné en ese sentido, le daba su espacio. -Mordí el interior de mi mejilla intentando contenerme.

-No entiendo a dónde quieres llegar con esto. -Levantó su mano interrumpiéndome.

-Cuando pasamos a ser algo un poco más serio, le pregunté sobre su trabajo, necesitaba saber más de ella si quería llegar a comprometernos. Aunque al principio no quería, terminó diciéndome, era agente encubierta del FBI. Por eso nunca me decía nada sobre su trabajo o sus problemas, según ella todo era confidencial -abrí un poco los ojos, incrédula ante lo que acababa de escuchar.

-¿Que mi mamá qué? -asintió ligeramente.

«Aguántate Hade que puede que quien te intentó matar hoy sea orden de Pablo Escobar» agregó mi subconsciente, quien al parecer no le pareció mal momento para hacer una broma sin gracia.

-Sí, pero eso no hizo la diferencia entre nosotros, respeté su trabajo, hasta que ella quedó embarazada de ti. Comenzó a distanciarse mucho de mi, sin motivo alguno, o eso creía yo. Apenas coincidíamos en casa y actuaba de forma extraña cuando estábamos juntos. Cuando naciste todo volvió a ser igual que antes, sentía que al fin había logrado la familia que siempre quise y así fue hasta tu primer cumpleaños. Dos meses después de eso ocurrió el accidente de coche en los que falleciern los padres de Helen, eso la afectó muchísimo y era entendible.

-¿Y qué pasó con ella, qué paso con mi mamá? -pregunté curiosa y temerosa de su respuesta.

-Luego de tres meses de la muerte de sus padres, un día salí contigo al parque y... -Hizo una pausa, sintiendo lo difícil que le fue tragar en ese momento, sus ojos se cristalizaron al instante y bajó su mirada hacia sus manos en el regaso-. Al volver, ella ya no estaba, se había marchado.

-Entonces Helen. ¿Nos abandonó? -dije en tono de voz bajo, como si hablara conmigo misma.

-No sabes todo el tiempo que estuve buscándola, todo el tiempo que la esperé, con la esperanza de que un día regresaría y se quedara con nosotros -comentó cubriendo su rostro con el dorso de sus manos.

-¿Y tú... Tú crees que eso tenga alguna relación con lo que me acaba de suceder? Han pasado muchos años después que ella se marchó.

-Ayer en la tarde recibí una nota anónima. Era una amenaza. -Se removió incómodo en el asiento, sacando de su cartera un papel doblado a la mitad, extendiéndolo en mi dirección.

-¿Qué? -extendí mi mano recibiendo la nota.

-Pensé que sería una broma de mal gusto o algo así, pero veo que no. -Sus ojos volvieron a derramar un par de lágrimas y añadió-. No puede ser, todo esto es mi culpa, debí haber hecho algo. -Su cuerpo se movía de un lugar a otro por toda la sala mientras sostenía su cabeza, a la misma vez que mis ojos viajaron hacia las palabras escritas en la hoja.

"Decidle a Helen que quiero mi mercancía de vuelta, o haré de la vida de vuestra hija un completo infierno".

Dejé caer el papel al suelo y me puse de pie. Mi respiración se descontroló por completo y mi visión comenzó a empañarse casi, siendo una pantalla completamente blanca, la cual se tornó oscura hasta por fin, volverse completamente negra. Apoyé una de mis manos en la pared mientras cerraba mis ojos con fuerza, esperando que al abrirlos todo fuera nítido. Escuchababa cada vez más lejos los lamentos de mi padre y de un momento a otro mis piernas fallaron, un mareo me azotó tan fuerte que provocó que cayera al suelo sin conocimiento.

Eso fue lo último que supe de mi, me había desmayado.

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Nota: Hola, ¿Cómo están?

Estoy editando recientemente la historia, espero que tengan paciencia y perdón si encuentran muchos errores, estaré corrigiéndolos poco a poco en estos días.

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