La Fe

— Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve — Decía un tipo raro y afeminado que leía el tarot en televisión.

— B****a mediática — dijo Erick exasperado. Era el tercer intento sin éxito de Erick, estaba girando el lápiz entre sus dedos, la hoja seguía en blanco sobre el libro que reposaba en una de sus piernas, no tenía aún la suficiente inspiración para comenzar su obra. Se levantó un poco molesto consigo mismo y abrió la ventana para tomar aire, allí estaba Américo alimentando a las palomas en el estacionamiento.

— Imagino que tiene suficiente maíz para estos días — dijo Erick minutos después estando en el estacionamiento.

Américo le dirigió una mirada obstinada y le dijo — Buenos días. 

Erick se sintió atravesado por una flecha de hielo. Un poco avergonzado le dice — ¿Qué tal está hoy?

— Mejor —  contesta Américo observando el cielo — Va a llover ¿cómo lo tomas? — Erick al no tener claro a qué se refería titubeó. 

Entonces Américo le dice con un tono obstinado — El café ¿cómo lo tomas?

Unos minutos después ambos estaban en el techo del edificio compartiendo una taza de café. La brisa empujaba las nubes grises sobre ellos, una vieja bandera tricolor ondeaba sobre un edifico cercano, entonces comenzó a llover. 

Erick se levantó con ligera preocupación — señor Américo... 

El anciano le respondió altaneramente — ¿Eres estúpido, acaso eres de azúcar? siéntate. 

Erick demoró un instante pero luego tomó asiento.

— Siempre que puedo vengo a recibir la lluvia aquí, me dan delirios de grandeza... ¿Cómo no, con ésta vista?

Erick sujeta la taza de café con las dos manos y le da un sorbo, ya resignado y encogido bajo el torrencial aguacero. Entonces Américo continuó:

— El alma también se alimenta Erick, se alimenta de cosas sencillas que se pueden oír, ver o sentir, pero entonces el hombre inventó la distracción... Ésta vista es mejor que cualquier película, éste sonido mejor que cualquier música y lo mejor es que no puedes sacar el estúpido dispositivo para prostituirlo en las redes sociales. — Luego guardó silencio como dando a Erick la oportunidad de asimilarlo y reflexionar. Una memoria de la infancia emergió con timidez, monocromática; para manifestarse en el reverso de la mirada. Aquellos inviernos cuando era niño y salía a corretear en el patio de la casa bajo la lluvia o cuando solía saltar en los charcos que formaba la lluvia en los huecos de la calle, que tenían ahí toda la vida sin ser reparados.

Entonces pensó  “¿Cómo se nos puede olvidar la..." 

— Poética — dijo Américo como si pudiese leer su mente. — Yo le digo poética, la poética de la vida ¿Sabes? Un amanecer, una anciana caminando por la calle, un par de niños volando un cometa, un niño pobre vendiendo cigarrillos. La poética no es la belleza en las cosas, sino la capacidad de observar con claridad la vida, eso nutre el alma y a diferencia del cuerpo; cuando el alma se nutre evoluciona, más o menos como el cerebro.

Erick al escuchar las palabras de Américo permaneció pensativo un momento. Luego la curiosidad le condujo a preguntar — ¿El cerebro?

Américo asintió y continuó dando la explicación. — El ser humano tiene tres cerebros, Límbico, Neo córtex y reptiliano. Cada cerebro se alimenta diferente y proporciona diferentes facultades. El cerebro límbico por ejemplo, se alimenta de la fe, el misticismo; el amor y la fantasía; Nos ayuda en ocasiones a percibir misterios, ver más allá. El neo córtex se alimenta del saber y el conocimiento; información, investigación y estudio. Nos faculta a través de la ética y la lógica acerca las formas coherentes de actuar, el respeto por el orden, las normas y las leyes, pero el tercer cerebro... se alimenta si los otros dos no son usados correctamente. El cerebro reptiliano es el cerebro de la supervivencia y la satisfacción, representa nuestros rasgos comunes con los animales. 

— Creo que una vez me hablaron acerca de eso, pero no de esa forma. — dijo Erick escéptico. 

Américo sonrió altaneramente y dijo — Nadie lo entiende de esta forma. Dime, una joven guiada por las hormonas en el instinto de la satisfacción acaba prematuramente embarazada, abandona los estudios y se ve obligada a cargar con una criatura mal nacida y mal criada, ¿Qué cerebro puede alentar este comportamiento? El cerebro reptiliano debe mantenerse subordinado a los otros dos y ser utilizado solo en situaciones que lo requieran, nunca al inverso, pero debo admitir que me genera curiosidad ver como la industria cultural latinoamericana alienta y favorece las conductas del cerebro reptil, es como si estuviesen creando seres incultos y desnutridos de ideas, fáciles de dominar por quienes sí están nutriendo bien sus cerebros con las ideas y la información acertada que ha de definir el futuro.

Erick abandonó su introspección por un momento y se interesó por las palabras de Américo, tenían mucho que ver con algo que llevaba ya un tiempo reflexionando.

— ¿Dice que la industria cultural embrutece? 

— No toda — respondió Américo — pero sí algunos pseudo artistas, cantantes y actores que se ven obligados a aceptar por su popularidad y en su condición de ser una influencia para las masas se convierten en predicadores de un disangelio involutivo y retro distópico. Una fábula primigenia asegura que los dioses que establecieron el rito ordenaban a los humanos a bailar, cantar, drogarse y tener orgías en sus cultos, luego ellos observando el espectáculo se reían y se burlaban de la estupidez humana y su obediencia doméstica.... me pregunto ¿Ahora quien se ríe?

“Somos una mera reacción a imagen y semejanza de referencias previas" pensó Erick esa noche en su cama. Entonces la brisa nocturna entró sin invitación por la ventana y movió las páginas del misterioso libro viejo y maltratado, Erick sorprendido toma el libro y se estremece de asombro al ver dos páginas nuevas escritas, el resto de las páginas seguían en blanco, Erick leyó las paginas, cada una tenía escrita un extraño relato poético titulados “memoria 2” y “memoria 3”

Memoria 2

Una bestia que retorna en mi al caer el sol rasguña mis pupilas desde dentro, frente al televisor, veo estrellas difuntas brillar en un cielo que antier fue barrido por el nuevo conserje, ni una sola de ellas está, salvo en mi conciencia de media noche, recordatorios de grandezas ayer ignoradas, hoy por las diminutas contiendas diarias del rojo y el azul en la bandera, el amarillo continúa arriba viendo todo calladito y esperando que los otros dos se acomoden, mientras tanto entona una canción con las estrellas:

Un fantasma de la vieja era 

Me perturba las noches de espera 

José Ignacio, Gallegos, Eloy,

Amador, Otolina y Simón,

Ignoramos la ira de Dios

Cuando el diablo cantó su canción 

Sinfonías de armagedon 

Que bailamos, pedimos perdón 

Abrazame, si...

Que los techos rojos se incendian 

Abrazame, si... 

Que quiero volver a la sucursal.

Memoria 3

“La ficción que seduce mi mirada, jamás se queda callada, quieta o escondida, se entiende bien con la vida, y a veces inadvertida favorece a los canallas, nadie se queja si falla para que no lo despida, ya efímera escurrida y cabizbaja, muere siendo suplantada, al cumplir bien su jornada por la misma estupidez pero actualizada "

Erick continuó buscando entre las páginas en blanco a continuación, entonces encontró una frase en la parte inferior de otra página. 

“El poeta es un emancipado por que grita a los cuatro vientos sus mentadas inconformidades, o sus enigmáticos deleites, disfrazados de metáforas escritas, no aptas para aquellos en los que impera más el cerebro reptil"  

Luego solo hubo páginas en blanco y al cabo de unos segundos, todas las demás paginas también volvieron a estarlo, Erick se levantó merodeó el departamento, volvió a ojear el libro, no había equivocación todo era real, las páginas seguían en blanco, al igual que la sección de su mente que le busca explicación científica y racional a estás cosas, entonces apeló a la más burda reacción tan común en los humanos ante estas circunstancias ¿acaso me estoy volviendo loco? Se preguntó y se dejó caer en la cama donde el sueño se apoderó de él mientras observaba el techo. Los días transcurrieron y el libro no volvió a mostrar páginas escritas, Erick fue aceptando la idea de que había sido partícipe de una rareza, un misterio inefable, pero también incontable, a pesar de que había crecido oyendo anécdotas de familiares a los que les habían sucedido las más extraordinarias locuras como ver el futuro, devolver el tiempo, teletransportarse o hacer aparecer comida. Erick optó por no hablar con Fabiana o Américo del asunto, igual aunque quisiera hacerlo no era posible, El señor Américo vestido de blanco, con su bastón y usando sombrero caminó al portón esa mañana donde un automóvil lo esperaba, no dijo a donde iba, Erick tampoco quiso preguntar, por otro lado Fabiana no había escrito más desde aquella vez. Correspondía entonces una dosis de realidad para Erick, días de soledad y aburrimiento donde para no volverse loco verdaderamente se dedicó a limpiar el departamento y ordenar algunas cosas, con frecuencia en las tardes Erick escribía algunas cosas que se le ocurrían, especies de poemas sin rimas, mientras observaba el libro aguardando a que la indulgencia del libro le compartiera un par de páginas más, en el fondo le urgía confirmar que fuese cierto y no un delirio de noctambulo. Pero el libro no se conmovía por deseos, él tenía su propia forma.

“Nadie puede enseñar la inspiración, Nadie puede enseñar el talento" recordó Erick las palabras que dijo Sharly al profesor, mientras conversaban de lo pésimo que se maneja el cine en Venezuela "Para decir la grosería, debes aprenderte el abecedario" le dijo el profesor a Sharly intentando opacar su crítica de cómo las instituciones encargadas de financiar y promocionar el cine tenían rigurosas exigencias partidistas e ideológicas que en ocasiones comprometían la pureza de las obras.

Sharly, que nuca se quedaba callado le refutó al profesor "Dígale eso a los niños de los valles del tuy que venden caramelos en el tren, tienen un amplio repertorio de vulgaridades y ni siquiera saben pronunciar bien algunas de ellas." 

— Mi amigo Sharly es un cinéfilo y un subversivo además... — le dijo Erick a Américo cierta noche que el anciano lo invitó a ver películas, estando en medio de una conversación previa acerca del cine venezolano. 

— No hay mucho que decir acerca del cine Venezolano, los arrogantes cineastas minúsculos hacen cine para ellos y sus amigos, al público no le interesa, no voy a citar estadísticas o notas de prensa al respecto, si colocas una película venezolana en cartelera junto a cualquier obra extranjera ya conocerás el resultado.

— ¿Por qué será, Somos malos haciendo cine? — Preguntó Erick y Américo le respondió — No lo sé... Tenemos extraordinarios actores, eso es innegable y hay que rescatar algunos guionistas, algunos directores y algunas películas, pero por lo general hay muy mala, mala estética, mala producción. Nuestros cineastas están tan lejos del Oscar como nuestros futbolistas de un mundial jejejeje —  A pesar de las duras críticas de Américo, Erick no pudo resistir compartir su risa.

— La clave es la convención... — dijo Américo — y la verosimilitud a la que estamos acostumbrados. Nuestros cineastas deben entender que todos crecimos viendo cine norteamericano o europeo y estamos acostumbrados a ese cine, si queremos que nuestro cine nos guste, tenemos que hacerlo parecido al que tradicionalmente nos gusta ¿no crees? 

— Estoy de acuerdo — Dijo Erick. Al final ni atención prestaron a la película, un cúmulo de palabras obscenas, imágenes inhóspitas y mal sexo en recamaras oscuras, calurosas y deplorables. 

Cuando Erick antes de dormirse dedicó unos minutos al hábito de pasar revista a los acontecimientos de su día, pudo encontrar un pensamiento manchado de la irreverencia Americana; no por América, por Américo. Entonces emergió una frase.

“Mi fe no es la certeza de lo que espero, 

Ni la convicción de lo que no veo;

Mi fe es esperar, ya no ver más lo que veo 

Y ya no esperar más lo que espero.

Mi fe que es ya no escuchar lo que escucho, 

y no se trata de quedarme ciego, sordo o mudo,

Se trata de que aquello que no debe ser visto, deje de existir,

Aquello que no debe ser escuchado deje de existir, 

Y así no seguiremos hablando de aquello de lo que no debemos hablar.

Mi fe no es que el mundo se parezca a lo que quiero,

Mi fe es que todo cuanto acontezca sea agradable, positivo 

y eso solo se puede medir por los resultados " 

Se detestó Erick a sí mismo, era una especie de maldición el tener que levantarse precisamente cuando estaba a punto de encontrar el sueño, a veces a causa de su paranoia de revisar las cerraduras de las puertas de la casa dos veces por precaución y chequear las válvulas de gas de la cocina; también que los cuchillos filosos estuviesen escondidos por si acaso, otras veces por algún ruido, y entonces el residuo de alguna película de miedo reproducía sus imágenes en su cabeza, perturbándolo una o dos horas antes de dormirse derrotado por el cansancio. Pero esa vez en particular tuvo que pararse a escribir lo que su mente había dictado, obviamente él lo escuchó de su mente, mucho mejor planteado que como trató de encajarlo en el papel, pero igual se sintió satisfecho, a veces la inspiración viene como las ganas de ir al baño; te duele la barriga mental y hasta que no excretas la idea no te sientes mejor, aunque en algunos casos la idea tiene una forma desagradable para otros y otras veces apesta, así que habiendo excretado aquel discurso, Erick adquirió el cansancio necesario para sucumbir como una roca en el colchón rompe espalda de aquella cama que parecía lamentarse por el peso y ante el mínimo movimiento gritaba una lamentación. Para cuando el sol rayó al alba Erick estaba en la ventana tomando café, aguardando que Américo saliera a alimentar las palomas. Pero fue sutilmente sorprendido, Américo estaba de nuevo más o menos bien vestido con un traje blanco y un sombrero marrón y era guiado por una dama muy hermosa de piel blanca, cabello rubio y ojos azules, él intentó dirigirle al menos una palabra de saludo pero sabía que Américo podía salirle con una respuesta humillante, a veces los momentos tienen su propio orden y estética. Para el orden y la estética de ese momento no era apropiado hablar, solo observar. Américo y aquella dama caminaron lentamente por el estacionamiento hasta salir a la gran calle principal de la urbanización donde aguardaba el auto.

En cierto modo vino a Erick un escalofrío de comodidad, por alguna razón cuando Américo estaba en casa Erick sentía un menester artificial de estar pendiente de aquel anciano, hoy estaba solo una vez más y se sentía bien. La atmósfera de una canción sometió el espacio, una de esas canciones en inglés que se escuchan en películas y te hacen sentir bien. Erick comió un sándwich, bebió café de nuevo y puso en orden algunas cosas en toda la casa; reordenó los muebles de la estancia, tendió las camas; lavó los enseres de la cocina y corrió la gran nube de polvo acumulado usando la escoba como arma. Luego estaba como espectador ante la ventana, había comenzado a llover, entonces la soledad, la libertad y la memoria le incitaron a cometer una excentricidad; salió en ropa interior al estacionamiento e hizo la danza de la lluvia, se trasladó a la niñez desnuda de prejuicios, traumas y silencios dando giros con los brazos extendidos, pero se detuvo luego de manera abrupta al darse cuenta de que alguien lo observaba. Era Fabiana, estaba ahí observándolo perpleja con la ropa empapada y el cabello rubio empapado hecho rastas, sus ojos azules tenían un brillo de emoción impresionante, su piel pálida y sus labios rojos en una reacción por el frio. Erick la reconoció de inmediato, mientras se cubrió con una mano el pecho y con la otra sus partes privadas (A veces el frío ocasiona erecciones) Antes de que la tensión elevara un muro de hielo entre ambos Fabiana disparó

— Por Dios te encontré. — Dijo ella y Erick soltó un sonrisa jadeante, luego solo dijo — eres tu...

El resto de la tarde lluviosa fue de chocolate caliente y mantas para el frío en la ventana.

— Me quede sin saldo – dijo Fabiana colocando su pie derecho sobre el izquierdo para calentarlo.

Eran hermosos sus pies a la vista de Erick, pero él supo disimular su embeleso y dijo titubeante — Ah sí... E...eso lo explica.  

Llovió hasta que se puso el sol y luego se fue la luz.

Fabiana miró la profunda oscuridad y unas luces muy lejanas se resistían a ser censuradas, entonces como de mala gana dejo escapar una lamentación — ¿Cómo me devolveré a casa?

Erick se enteró de que aún la lluvia era muy fuerte y todas las posibilidades cruzaron su mente, pero algo mantenía cerrados sus labios, quería acudir a esa tranquilidad con la que conversó por mensajes con ella, pero la hermosura de la chica intimidaba su inexperiencia y hacía burbujear su trauma. Los labios rojos de ella temblaban por el frío y su cabello rubio dejaba de ser rastas para lucir esponjado, su mirada vibraba ligeramente examinando la oscuridad, entonces él sintió un empujón de Américo acompañado de un reproche vulgar. "Vamos, dile algo idiota." 

Aquel pensamiento disparó un intento de palabra que empujó a Erick hacia adelante ligeramente y Fabiana le dedicó su atención, él para no parecer tonto tuvo que continuar la frase y apeló a lo primero que se le pasó por la mente, 

— Te puedes quedar.

Fabiana suspiró, blanqueó la mirada por un micro segundo como diciendo "por fin lo dijiste" entonces el abismo entre el pensar y el decir ubicó un eufemismo. — ¿De verdad?

— Bueno si quieres... También puedo acompañarte.

Ella soltó un abrupto "cállate" como ordenando que no lo arruinara. — Mejor quedémonos así — completó en un recurso de sutileza, y tras ser muy prolongado el silencio de Erick buscando algo que decir ella se anticipó con una confesión.

— Te vi cuando llegaste, por eso te escribí... Lo de las clases fue una excusa, creí que era un milagro, no podía creer que eras tú, yo estaba pidiendo compañía... ¿Es extraño no?

— ¿Pidiendo compañía? — Preguntó Erick así como cuando preguntas algo de lo que ya sabes la respuesta pero igual preguntas para corroborar.

— Vivo sola... Bueno, con mi mamá pero ella nunca está, es coach y quedó atrapada en Milán.

— Oh... Las cosas en Italia están... —intentó opinar Erick, pero Fabiana interrumpió — Ella está bien, anoche me llamó...  yo pensé que serías tú, pero también me tranquilizó hablarle jejeje “¿Tienes comida suficiente, luz, internet, televisión, te falta dinero? Ya arreglé con el señor Juan por si necesitas algo” ahh… su discurso parece automático.

Erick sonrió un poco, luego justifico el previo reproche de ella — Yo no acostumbro hacer llamadas jejeje me avergüenza hablar por teléfono.

— Jajajajajaja — Fabiana soltó una carcajada que estremeció sus hombros y Erick solo medio sonrió apenado. —  intenté muchas veces saludarte en el salón, acercarme... sentía que debía conocerte — dijo ella — pero me avergonzaba la incertidumbre, juzgaba que tal vez te sentirías incómodo, siempre miraba como te esforzabas por tolerar a Sharly.

Esta vez quien sonrió fue Erick y dijo luego— Buen chico Sharly, tal vez hable de él en mi libro.

— ¿libro?

— Recientemente tengo la necesidad de escribir.

— ¿En serio? ¡Que emoción! — La reacción de Fabiana hizo sentir a Erick importante y la palmada de ella en su hombro, hizo corto circuito en su memoria. Recordó a su prima desnuda sobre él y luego una sensación de repulsión se revolcó en su piel como escarabajos. Él se levantó y encendió unas velas, luego para no acrecentar sospechas dijo — Te mostraré algo mañana, son especie de poemas, siempre que converso con el viejo Américo algo se me ocurre. 

— ¿Américo? — Preguntó Fabiana con una oscura expresión en su mirada. En ese momento llegó la luz y el equipo de sonido se encendió por sí solo, había una canción en inglés sonaba una voz y guitarra muy dulce, las velas aún estaban encendidas a merced de una velada romántica improvisada, la efervescencia del instante dictaba que hacer, pero Erick desvío el curso.

— ¿Crees que sea grave? — Preguntó 

Fabiana un poco desconcertada titubeo — ¿A qué te... refieres?

— Cada 100 años ha ocurrido una pandemia que paraliza al mundo, la peste negra, la gripe española y ahora ésta. 

— Me da miedo — dijo Fabiana abrazándose de frío — puede que no sea para tanto pero... ¿y si resulta todo esto en una catástrofe? trato de no pensar en eso pero, mi mamá es lo único que tengo y si ella o yo... — El abrazo de Erick fue un impulso de su cerebro reptil, Fabiana fue un libro abierto en ese momento, no le alarmaba la pandemia, solo se sentía sola y necesitaba a alguien para manejar la ausencia de su madre, por eso buscó a Erick, un joven de aparente seriedad y que inspiraba confianza, así que él no estaba dispuesto a defraudar la fe de Fabiana y le dijo algo similar a lo que ella quería oír y que no esperaba oír de el — no estás sola ¿Somos amigos no? 

Ella sonrió con una ligera contusión en la nariz por un sollozo frustrado — Sí, un extraño amigo con el que pasaré la noche en nuestro primer encuentro personal.

Erick contuvo una carcajada y luego manifestó — Bueno los tiempos cambian, he sabido de personas que se enamoran a primera vista. — Él se escuchó después de hablar y sintió algo de vergüenza, Fabiana solo podía interpretar esas palabras a merced de la más obvia connotación y mencionó en el tono más dulce y sutil — Esto no tiene explicación, de cosas similares está hecha la vida. Erick fue sorprendido, la soltó muy rápido y fue a su cuarto. Las palabras de Fabiana que ahora permanecía desconcertada en la estancia fueron un detonante, Erick tomó lápiz y papel luego escribió. 

“las mariposas son instantes, sus alas 

las sutilezas más sencillas; pero cuidado, 

un simple aleteo y ni te enteras 

de que estás cautivo de tu instinto,

en un celaje de la eternidad 

que sabe a mariposas aleteando pero en la panza"

— Bonitas palabras — dijo Fabiana aún un poco acongojada cuando Erick compartió lo que podría catalogarse como un hijo de ambos. Tenía los pies y las manos de él, pero la cara y la belleza de ella. Era inevitable para ella sospechar un sutil gesto romántico por parte de Erick no hay muchas formas de interpretar lo que significa o representa un poemas, un poema es como un sello dorado forjado por sentimientos, malos, buenos híbridos pero sentimientos al fin. A pesar de todo era muy precipitado darle más auge al asunto del poema, la barrera de ese temor preliminar no se había desmoronado aún entre ambos. El resto del tiempo nocturno pasó por un intercambio de estrofas de las canciones preferidas de ambos. En algunas coincidieron, en otras permanecieron atentos imaginando “Todo es mentira ya verás, la poesía es la única verdad, sacar belleza de este caos es virtud" cerraba Erick con una canción de Cerati, Deja vu, pero ya Fabiana se había dormido, ahí donde habían estado sentados, en el piso y con la cabeza reposada en el borde del colchón de la cama.

Erick se lavó, ayudó a Fabiana a ponerse cómoda, se lavó la cara y echó un poco de tierra sobre aquella memoria traumática de los abusos de su prima, luego se metió a la cama donde Fabiana yacía acurrucada como un espiral friolento envuelta en la inocencia inusual que previamente le convenció de la bondad en Erick, de que nada más ocurriría esa noche; ella estaba más que protegida de cualquier intento instintivo reptil en la efervescencia de las feromonas de Erick, había en medio un muro de hielo, un trauma y los traumas no tienen explicación lógica, al menos su trauma aún no evolucionaba a fobia, Erick tomó aquel extraño libro pero las paginas seguían en blanco, era el momento de dudar de lo que había experimentado, pero también agradecer porque esa inexplicable experiencia le había servido para descubrir su afinidad por escribir poemas sin rimas.


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