Capítulo 3: Entrenamiento

Capítulo 3: Entrenamiento.

Una semana después de que las clases iniciaran, la emoción de Alyssa creció conforme se acercaba el momento de volver al campo de Lacrosse. Volver a acostumbrarse al ritmo de las clases no le estaba costando tanto a la rubia, se entusiasmaba cada vez que tenía clases pero sinceramente aún no sabía a qué se debía ese amor por estudiar. Pero ahora, solamente podía concentrarse en ir a su primer entrenamiento del año.

Su hermana y sus otros tres amigos aparecieron para ver el entrenamiento de las animadoras, obviamente apoyaban a su amiga Harper quien estaba a punto de saltarle en la yugular a Ana Campbell.

— ¡No y no! —Ana pasó una mano por su rostro con frustración. — ¡Así no es la rutina! ¡De nuevo! —Alyssa veía con diversión como la animadora estaba al borde del colapso. Las demás animadoras ya demostraban un rostro cansado y deseaban que los próximos 10 minutos que quedaban de entrenamiento pasaran rápido.

—Ana, apenas iniciamos hoy. Es normal que estemos un poco perdidas. —Dijo una de las chicas que servía de base en la rutina y las demás apoyaron sus palabras.

—No interesa. El primer juego de la temporada es en dos semanas y tiene que salir perfecto. —Aclaró acomodando su cabello castaño. —Iniciemos de nuevo y espero que esta vez presten atención, porque si no las mandaré a dar 50 vueltas al campo.

Ana giró y Harper ya cansada y estresada por sus gritos empezó a imitarla provocando las risas de sus compañeras de equipo y todo aquel que la veía imitarla a la perfección. Ana y Aine volvieron a girar al escuchar las risitas y Harper paró sus imitaciones fingiendo hablar con otra de sus compañeras.

— ¿Les dije que era tiempo de reír? ¡A sus posiciones!

En una de las gradas cerca al campo, el grupo veía muy entretenidos como la capitana perdía los estribos.

— ¿Soy yo? o la plástico está más insoportable. —Comentó Alexia haciendo reír a los demás por el apodo que le había colocado a la pelinegra.

— ¿Estará embarazada? —Cameron abrió su boca impresionado y las risas continuaron con cada cosa que se les ocurría para justificar el comportamiento de Ana.

Alyssa escuchaba con horror la rutina que estaban ensayando las chicas, no entendía absolutamente nada, tal vez lo único que sus oídos captaban era el "Halcones invencibles, nadie nos ganará... Y bla bla bla. Ni siquiera tenía rima. Eso sin contar que las chicas ya estaban agotadas y el espíritu escolar había abandonado sus cuerpos.

— ¡Maldición! ¡Esto está saliendo pésimo! —Ana miraba el cielo en busca de tranquilidad después de finalizar la rutina.

—Ya te dijimos que es el primer día y debes tomarlo con calma. —Le recordó Harper tranquilamente.

— ¡¿Sabes qué?! Si no quieres estar aquí mejor vete. —Ana se acercó hasta Harper muy enojada y Alyssa hizo una mueca ante lo que estaba por venir.

— ¿Y perderme el privilegio de ver cómo te vuelves más vieja con cada grito? No, gracias. —Contestó la rubia colocando ambas manos en su cintura no dejándose intimidar por su capitana.

Alyssa no pudo evitar soltar una carcajada llena de orgullo. La jugadora de Lacrosse tenía una risa algo escandalosa, podía escucharse a varios metros de distancia y gracias a eso se ganó una mirada asesina de la capitana de porristas. Para alivio del resto de las animadoras, finalmente había terminado el entrenamiento, entonces Celia y Alyssa se dirigían a los vestidores para cambiarse, Cameron tuvo que ir a una reunión del equipo en los vestidores masculinos y Alexia junto a Danna esperaban a Harper en las gradas.

— ¿Cómo te encuentras? —Preguntó Celia a su amiga mientras se quitaba la blusa.

—Quiero asesinar a alguien. —Contestó la animadora tomando una toalla de su casillero.

—Yo conduzco. —Alyssa le guiñó un ojo divertida a su amiga y las tres rieron.

—Buena suerte, hermosuras. —Harper les lanzó un beso a ambas y se dirigió a las duchas para relajarse un poco y quitarse el sudor.

Las mellizas se quitaron su ropa y se cambiaron por su uniforme el cuál consistía en unos shorts azul marino con dorado y una blusa de tirantes del mismo color. Eran bastante cómodos y la tela no hacía que sudaran tantos, una de las maravillosas ventajas de ser campeonas por dos años seguidos.

—Te esperamos en el campo, capitana. —Dijo una de sus jugadoras dándole un empujoncito divertido. Alyssa sonrió y se dirigió a la oficina del entrenador por una de las pelotas de goma que necesitaban para el juego. Sin querer, Alyssa empezó a escuchar la conversación que tenían dos chicas.

—Si siguen así, no podremos competir este año. —Alyssa escuchó la voz de Ana que venía de la oficina del entrenador.

—No te preocupes, An, todo saldrá perfecto. —La consoló la castaña con voz suave.

—Más les vale, Connor también merece que lo anime bien. —Alyssa rodó los ojos al escuchar el nombre de la media neurona y para no sentirse más chismosa, entró a la oficina. — ¿Tú aquí? —Ana levantó una ceja poniéndose a la defensiva en cuanto vio a la rubia.

—Yo aquí, tú aquí, él aquí, ella aquí, nosotros aquí... ¿quieres que continúe? —Alyssa rodó los ojos caminando hasta el estante donde guardaban las pelotas.

— ¿Te han dicho lo ridícula que eres? —Ana le plantó cara nuevamente y Alyssa resopló.

—Oh si, después de decirme que tú eres la ridícula mayor diciendo en voz alta algo como: "Ayy si esta manada de inútiles no menean el trasero como les ordeno a la media neurona que tengo por novio no se le parará y no sabré si puedo llegar al orgasmo." —Alyssa agudizó su voz y le agregó una pose dramática para darle más efecto a la cosa.

— ¡TÚ NO SABES NADA, MEJOR CÁLLATE! —Gritó la pelinegra totalmente roja del coraje. Alyssa sonrió y no pudo evitar pensar que la animadora se veía bastante sexy de ese modo. Obviamente decidió ignorar sus pensamientos, hacer teatro la cansaba.

—Y tú mejor deja de gritar o te saldrán arrugas... Viejita. —La jugadora pellizcó la mejilla de Ana y salió corriendo antes de que la chica creyera que era una piñata.

Alyssa salió al campo encontrándose con sus compañeras de equipo estirándose gracias a las indicaciones de su melliza, la co-capitana. Agarró su stick y todas pararon su estiramiento para prestarle atención.

—Equipo mío, que gran honor volver a jugar con ustedes. —El equipo hizo una pequeña celebración y chocaron manos con la rubia. —Como hoy es el primer día de entrenamiento solamente haremos calentamiento y un juego ligero ¿okey? —Todas asintieron. —Muy bien, 5 vueltas al campo y nos vemos de nuevo aquí.

El equipo siguió las indicaciones de su capitana y empezaron a trotar emocionadas. Después de las cinco vueltas, hicieron algunos ejercicios de estiramiento, discutieron jugadas  y después organizaron el juego. Era simple, había un portero, tres defensas, tres mediocampistas y por último tres delanteras, se colocaba una pelota de goma en medio de las dos capitanas de ambos equipos, cuando sonaba el silbato debían hacer volar la pelota y así iniciar una jugada.

El equipo se sintió bien en el campo, era gratificante volver a jugar y al ser el primer juego de muchos, se permitieron divertirse y hacerse pequeñas bromas. Incluso Celia iba a festejar sus anotaciones con sus tres amigas quienes miraban entretenidas el juego. Al finalizar, Alyssa las mandó a las duchas prometiéndoles que el trabajo duro empezaba mañana.

La rubia fue la última en irse a bañar ya que se quedó recogiendo algunas cosas que utilizaron en el entrenamiento, cuando llegó a las duchas, estas se encontraban casi vacías. Después de llevar las cosas a la oficina del entrenador, Alyssa se quitó su ropa y se enrolló en una toalla, se tomó su tiempo para ducharse y quitarse cualquier rastro de sudor que su cuerpo tenía.

Cuando salió de su baño relajante, la rubia buscó la ropa que se había quitado y fue enorme su sorpresa cuando se dió cuenta de que no estaba por ningún lado. No fue para nada difícil adivinar quien se había llevado su ropa, nada más y nada menos que Ana Campbell. Alyssa maldijo enojada y empezó a respirar hondo para calmarse. Después de un rato su cerebro hizo click y recordó que tenía guardada un conjunto de ropa en otro casillero que le fue entregado el año pasado después de que el candado de su actual casillero se dañara.

La ropa olía un poco mal después de estar guardada tanto tiempo, pero era preferible eso a andar desnuda por todo su instituto. Terminó de atar sus zapatos, peinó su cabello húmedo y suspiró.

—Muy bien, Campbell. Guerra quieres... Guerra tienes. —Susurró cerrando su casillero con fuerza.

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