Capítulo siete.

Lauren Santander.

—Perdón Camilo, te he estado dando señales equivocadas. Te quiero pero solo como amigos y el beso que acabas de darme lo ha confirmado aún más. Si quieres podemos seguir hablando pero nada más pasará.

Se quedó paralizado. Definitivamente no se esperaba esto. Cuando se recompuso pudo responder.

—Oh, bueno prefiero tenerte como amiga a perderte para siempre. No tienes por que pedirme perdón, yo soy el qué debe pedírtelo por haberte besado.

—No, tranquilo. Olvidemos el beso ¿Sí?.

—Claro. Eres muy importante para mí Lauren— murmuró bajando la cabeza.

No pude responder, no sabía que decirle. Retomamos nuestro camino y continuamos paseando el resto de la tarde. Hablábamos sobre los momentos graciosos que compartimos en la universidad, está vez sí pude participar en la conversación. Me quedé mucho más tranquila después de haber aclarado las cosas con Camilo.

Después de cenar me acompañó hasta casa y nos despedimos con un abrazo. Es un chico maravilloso y esperaba que algún día encontrara una mujer que pudiera hacerlo realmente feliz.

Me metí en la cama, agarré el móvil. No sabía nada de Nigel desde la noche anterior, me armé de valor y le mandé un mensaje.

Hola guapo, espero que hayas tenido un buen día.

Tengo muchas ganas de verte mañana en el bar.

Tardó varios minutos en contestar a pesar de que había leído el mensaje nada más recibirlo. Supongo que son las ventajas de la palomita azul.

Supongo que no tan grandioso como el tuyo.

No entendí el mensaje. Lo releí miles de veces intentando descifrarlo pero fue inútil. ¿Acaso era alguna indirecta de algo que había hecho? ¿Pero qué?

Decidí cambiar de tema.

¿Quieres salir conmigo antes de abrir el bar?

¿Tal vez podamos tomar algo por ahí?

Otra vez tardó, me pareció una eternidad en contestar aunque hayan sido solo minutos.

Vale.

Está demasiado frío.

Bueno, buenas noches guapo. Estoy ansiosa de que sea mañana.

Buenas noches.

El sábado me levanté con mejor humor que el día anterior. Saber que vería a Nigel toda la tarde y noche afectaba en el doscientos por ciento de mi sonrisa.

Puse el tercer disco de mi artista favorito, Ángel Montero, pasé toda la mañana escuchándolo. Tenía canciones en español, inglés y algunos en ruso que cantaba con otro chico de nombre Jasper “El Predicador". Me sabía todas las canciones, bueno casi todas, tuve que tomar clases de ruso para aprenderme esos temas.

Me sentía identificada con ese disco especialmente.

Cuando dieron dos de la tarde, comencé a arreglarme y los nervios hicieron su aparición. Opté por ponerme una falda suelta azul con lunares blancos, una blusa blanca de un solo hombro y unas sandalias blancas, hace demasiado calor por lo que no usaré maquillaje. No quiero parecerme a un payaso, es mejor prevenir que lamentar.

Le pasé la dirección a Nigel. Es una heladerías de una de mis amigas, llegué minutos antes para saludarla.

—Cuando llegué Nigel pediremos los helados— le dije sonriendo. Me gustaba pasar tiempo con Dalila, últimamente la tengo muy abandonada.— hoy tocará en infernum puedes pasarte después para que compruebes con tus propios ojos lo extraordinario que es.

—Nunca te había visto tan emocionada al hablar de alguien Y no tengo problema alguno, cuando cierre me iré. Ah mira, allí viene tú cantante estrella— sonrió con picardía antes de marcharse.

Nigel se veía muy apuesto. Me buscaba con la mirada y al verme sonrió, me levanté de la silla para saludarlo con un beso en la mejilla pero Nigel giró el rostro y nuestros labios rozaron.

—Perdón, no quise hacerlo— dijo rápidamente

Estaba roja, peor que un tomate, hice un gesto con la cabeza y le regalé una sonrisa para indicarle que no había problema alguno.

Ahora no dejaba de mirar sus labios.

—Hola chicos, ¿qué les traigo?— preguntó Dalila con una libreta en mano.

—Helado de chocolate y menta con sirope de frutilla— dije con una media sonrisa.

—Y tú Nigel, ¿no?.

—Para mí helado de frutos rojos y banana.

—Ok. En un momento se los traigo.

—Ella es mi amiga Dalila. Nos conocimos en la universidad y me pareció buena idea que la conocieras por esa razón decidí venir aquí. Más tarde te presentaré a Fabián, su novio. Hacen una pareja muy bonita, ojalá algún día encuentre a alguien que me complemente como ellos.— suelto un suspiro esperanzador.

—¿Las cosas va bien con Camilo o no?

—Eh ¿por qué dices eso?

—El jueves tuvieron una cita y ayer..

Se calló de repente.

—¿Ayer qué?— ¿acaso Nigel me vio con Camilo?— pensé.

—No es nada.

—Aquí les traigo lo que ordenaron chicos— dijo Dalila mientras dejaba una bandeja con los dos pedidos.

—Gracias— respondimos al unísono.

—Nigel— lo llamé tomándolo de la mano— cuéntame por favor ¿a qué te refieres?.

—Bien, ayer salí a dar un paseo por la costanera y…

—Nos viste.— le corté.

—Sí— respondió y apartó la mirada.

—¡Qué vergüenza! Entonces viste todo y cuando lo empujé. Estaba segura que nadie nos había visto.

—¿Qué?— susurró volviendo a posar su mirada en mí

—Mira Nigel, Camilo me besó porque interpretó mal las cosas y creyó que sentía algo por él. Te explicaré bien, Camilo y yo nos conocimos en la universidad, siempre supe que le gustaba ayer salimos para poder aclararle las cosas y no seguir ilusionándolo pero antes de poder hablar me besó, tuve que empujarlo para que se apartará y le dije la verdad.— siento que le estoy dando explicaciones innecesarias pero quiero que sepa que entre Camilo y yo no hay ni habrá nada.

Cuando dije aquello su cara cambió totalmente a una de felicidad, me quedé observándolo embelesada. Pasamos el resto de la tarde hablando y riendo hasta que nos hizo la hora para abrir el bar. Hablábamos como si nos conociéramos toda la vida. Antes de irnos le presenté a Fabián, mientras ellos conversaban animadamente Dalila se me acercó y habló con voz baja.

—¿Cuándo pensabas contarme eh?— preguntó moviendo las cejas de un lado a otro.

—¿Contarte que?

—¡Qué tienen algo!. De aquí a la luna se nota que estás enamorada de Nigel.

—¿Pero que dices Dalia? ¡Sólo somos amigos! No digas tonterías, ya le pareces a Nadia— reproche rodando los ojos.

—Uy sí, “solo somos amigos" y yo soy Batman— dijo con ironía— Lauren, Lauren si fueran solo amigos no lo mirarías con cara de boba enamorada— la mire con molestia y, antes de que pudiera hablar ella lo hizo nuevamente.

—Ya vete, que tu “amigo" te está esperando. Después nos pasamos por el bar.

No estoy enamorada de Nigel solo admiro como canta. Eso es todo

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