Capítulo 3.

Dominik POV.

El viaje en el coche fue silencioso, mis padres iban a mi lado en el mismo carro, pero ninguno de ellos decía ni una sola palabra. Como era usual, aun en silencio, es mi madre quien consigue tener todo el ambiente en tensión, es increíble como aun sin tener que decir ni una palabra, ella consigue mantenernos a mi padre y a mí en ese mal estado; supongo que es su mayor habilidad después de todo.

Avanzando por el agitado tráfico del final de la tarde, cuando hay muchos embotellamientos, debido a que todos los empleados de los edificios de las compañías alrededor del área empresarial de esta ciudad salen de sus trabajos para ir a casa. Finalmente conseguimos salir del lio de las calles del centro y nos encaminamos por la autopista principal hacia el área norte de la ciudad, donde están las casas de las familias promedios, es decir en los suburbios, donde viven las familias de clases medias.

Mientras poco a poco nos vamos adentrando en esta área, de reojo puedo observar como mi madre arruga ligeramente la nariz con desdén. Ella no acostumbra a venir a ninguno de estos lugares, y es más, creo que ella llega a despreciar a las familias que viven aquí y los disminuye por su estilo de vida. Supongo que no estará feliz de que mi futura esposa viva en una zona como esta.

Toda mi familia vive en la zona sur de la ciudad, donde están las casas más caras y viven las familias acomodadas, en sus grandes mansiones y coches de lujo, donde hay guardias patrullando constantemente las calles y cámaras de seguridad vigilan que no se cometa ningún crimen. De una forma vulgar, toda mi familia vive en la zona de los ricachones de la ciudad, las únicas personas con las que me juntado toda la vida, y las que más desprecio secretamente.

Entrando de pronto en una de esas coloridas calles de esta zona en los suburbios, con casas que tienen lindos jardines con flores de colores en la parte del frente y una hermosa fachada pintada de colores vibrantes, miro por una de las ventanas que tras pasar algunas de estas casas coloridas, finalmente nos detenemos frente a una de los jardines de una de las viviendas. Este hogar es bonito, por su césped verde y su fachada bien cuidada, me atrevo a pensar que aquí vive una familia feliz, que pasan sus días festivos haciendo barbacoas y saliendo de pesca los fines de semana. Ya saben, la típica imagen de las familias felices de las películas.

Todo un sueño para mí.

Dejando que mis guardaespaldas bajen primero de los coches, asegurándose de que el lugar es seguro para toda mi familia, finalmente permito que mis padres bajen del coche de igual manera y luego yo también bajo en la calzada al frente de esa bonita casa. En un auto igual de lujoso que estaciona detrás del coche que nos trajo a mi familia y a mí, veo cómo sale mi abogado y más guardaespaldas, terminando con toda la procesión de personas que debían acompañarnos para esta visita.

De una forma obvia, todos somos observados por las personas que están transitando la calle en ese momento, no debe ser usual ver por este barrio a personas usando ropa tan cara y saliendo de coches tan lujosos en ese vecindario. Así que intentando fingir que no lo noto, mientras aliso el saco de mi traje negro, trato de no notar a todas las personas que pasan por la calle y se nos quedan mirando fijamente.

Siguiendo a mi abogado y a mis padres, nos internamos en ese bonito jardín de césped verde que tiene aquella casa, acercándonos a la puerta principal, tocándola con ligera fuerza. En el buzón de la casa puedo leer el nombre “Miller”, que seguro es el apellido de aquella modesta familia. Cuando sepan cuantas personas pisaron su bien cuidado césped, seguro no se sentirán muy felices; y eso se me hace gracioso.

No pasan muchos segundos hasta que alguien nos abre la puerta, manteniendo mi distancia mientras me quedo detrás de mis padres y mi abogado, solo puedo ver como la puerta se abre y una pequeña figura se asoma hacia el exterior.

“¿A quién está buscando?” Escucho que pregunta una voz muy dulce, perteneciente a una niña muy pequeña.

“¿Esta tu padre en casa?” Pregunta mi abogado, sin un apice de piedad o dulzura en su voz, a pesar de saber que esta frente a una niña.

Escuchando pasos apresurados, en el cual creo que es un piso de madera de muy baja calidad por el ruido que hace con las pisadas, pronto observo como otro hombre se asoma por la puerta, tomando en sus brazos a una pequeña niña, esa que nos habia abierto la puerta. Este hombre parece estar en sus cincuenta años, con unas gafas de marco negro adornando su cara y una calvicie que comienza a notarse en sus cienes, con una camisa barata de color café y unos pantalones vaqueros algo desgastados. Al vernos, este hombre sonrie de forma nerviosa, seguramente no estaba esperando nuestra visita para nada.

“Ya te dije que no debes abrir al puerta a extraños” Dijo el hombre, regañando la niña que estaba en sus brazos.

“¡Pero tocaron el timbre y estabas tardando demasiado!” Replicó la niña cruzandose de brazos con molestia, haciendo un tierno puchero.

A pesar de que todos presenciamos aquella ‘enternecedora’ escena, ninguno de nosotros sonrie, solo nos mantenemos serios frente al hombre en la puerta.

Viendo nuestros semblantes llenos de seriedad, él hombre vuelve a sonreir con visible nerviosismo, preguntando: “¿Puedo ayudarlos en algo?”

Hablando primero y tomando un documento del maletin que traia consigo, mi abogado le responde: “Venimos a buscar al señor Evian Miller”.

Tomando el documento con cierta incomodidad, pues seguia sosteniendo a su hija, el hombre responde: “Si, soy yo, ¿Para que estan buscandome?”

“Venimos en representacion de la familia Meyer, para hacer cumplir la ultima voluntad y deseos de los señores Derick Meyer y Evian Meyer padre” Explicó mi abogado, sin ablandar ni por un segundo el tono de su voz.

Leyendo el documento que ahora tiene en sus manos con mucha atencion, puedo ver como él hombre en la puerta pronto cambia su semblante, poniendose mucho mas serio y hasta preocupado.

“¿Esto es una propuesta de matrimonio?” Preguntó el hombre, muy sorprendido.

“Si nos deja pasar le explicaremos todo lo que necesita saber, y todas las implicaciones legales que tiene el documento que sostiene, para usted y su familia es algo de mucha importancia” Dijo mi abogado, sin mostrar ni un signo de amabilidad.

El hombre en la puerta duda ligeramente, pero tras considerarlo por algunos segundos, finalmente se hace a un lado en al puerta, permitiendonos a todos entrar. Pasando a su casa me doy cuenta de que no me equivoque con mi percepcion de este sitio, con pisos de madera barata y las fotos familiares colgadas en las paredes de las escaleras. De solo ver lo que hay aquí dentro, siento ganas de vomitar.

“Pasen por aquí, por favor” Nos pide el hombre, indicandonos como llegar a la sala de estar en su casa.

Al igual que yo, mi madre se queda viendo todo a su paso con ligero desprecio, mientras nos dirigimos al modesto salon de la casa. Somos muchos, incluyendo a mis padres, a mi abogado, mis guardaespaldas, y yo; por lo que no cabemos todos en los sofas de la sala de estar, obligando a mis guardaespaldas a quedarse de pie en la parte posterior de la habitacion.

Despues de que entraramos a la sala, no tardan en llegar los demas miembros de la bonita familia de los suburbios, la madre amorosa vestida con un delantal de cocina y un mocoso con apariencia de un artista de rap; comienzo a preocuparme por la clase de persona que será mi futura esposa…

La madre amorosa parece sorprendida de ver a tantas personas desconocidas en su “hermosa” casa, así que buscando a su marido trata de pedirle explicaciones. Y el hombre, con un semblante mucho mas serio que el que tenia cuando llegamos a su casa, se acerca a su esposa y en susurros le dice algo que nosotros no podemos escuchar, mientras le muestra el documento que le dio mi abogado. La mujer pronto tambien cambia su semblante a uno mas asustado, mientras lee el documento y nos mira de reojo.

En medio de toda esa silenciosa tensión, otra persona aparece en la casa, una anciana que lentamente sale de la cocina, mirando fijamente a mis padres con un rostro de susto. La abuela amorosa de la casa ha llegado, ¿Deberiamos celebrar?

“Mamá, ¿Sabes lo que es esto?” Pregunta el padre de la familia, caminando a la anciana con el documento en sus manos.

Bajanado la cabeza, la anciana toma el documento entre sus dedos, pero no dice ni una palabra. Mientras que todo el resto de la familia Miller también se acercan a la vieja mujer exaltados, comenzando a pedir explicaciones y discutiendo entre ellos.

Verlos me hace sonreir ligeramente. Verlos tan molestos y fuera de control aumentan mi felicidad y me dan un mejor animo en una situacion tan desagradable como esta.

Supongo que no iran de pesca este fin de semana.

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