Capítulo VII

Recuerdo que se hospedaba en el mismo hotel, en la primera planta, creo que es una buena idea darle las gracias en persona, y agradecerle el gesto de las flores. 

Salgo de la habitación y voy al primer piso, a la derecha, toco tímidamente la puerta esperando a que sea la suya. 

Un Chandler sonriente me abre la puerta y me invita a entrar, al entrar, cierra la puerta suavemente.

No he estado en una habitación con Chandler desde que éramos adolescentes, me está haciendo recordar momentos muy lejanos, pero muy tiernos al mismo tiempo, eso me atrae. 

- Supongo que recibiste mis flores. - dice con una sonrisa pícara.

- ¡Los claveles! Son mis favoritos, no pensaba que te acordarías. - no sabía donde meter las manos. 

- Por supuesto que me acuerdo, me acuerdo de todo lo que me has dicho, todos estos años he recordado cada detalle de ti, cada película, cada comida, todo. - 

Los dos estamos en pie, cerca del otro, mirándose a los ojos, ninguno de los dos dice nada. 

No voy a fingir que todavía no siento nada por él. 

Me acerco decididamente a Chandler, agarrándolo por el pelo de su nuca y atrayéndolo más a mi, para darle un beso. 

- Oh, no me esperaba eso, pero me ha gustado. - dice coqueto. 

- Te he extrañado estos años. - digo en un suspiro. 

Estamos tan absortos en nuestras miradas que no oímos abrirse la puerta de un golpe. 

- ¿Qué demonios? - entra una chica rubia, gritando y enfurecida. - ¿Quién eres tú? - está gritando en medio de la habitación. - ¡Aleja tus manos de mi prometido! -

- Tu...¿Prometido? - estaba blanca como la leche, parecía que había visto un fantasma pasar delante de mi. 

Herida y avergonzada, salgo corriendo, esquivando a la rubia. 

- Leah, ¡Espera! Puedo explicarlo. - dice triste y nervioso. 

- Claro, ¿Cómo explicas que tienes prometida? Supongo que son cosas que se olvidan con facilidad. - digo seca y con sarcasmo. 

Estaba demasiado enfadada para tratar con él, me doy la vuelta para llamar al ascensor y perderlo de vista.

Pero siento a Chandler agarrar mi brazo fuertemente para no dejarme ir.

- Por favor Leah, tienes que dejarme explicar todo esto, te prometo que no es como lo has visto, quédate y te lo explico mucho mejor. - 

- ¡Chandler! ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Suéltala! - 

Antes de que pudiera darme la vuelta para ver la procedencia de la nueva voz, un chico me quita el brazo de Chandler de encima y me separa de él. 

- Cálmate Chandler, esto no es lo que eres, yo te conozco. - dice mientras lo agarra por cada lado de la cabeza para que lo mire directamente a los ojos. 

Avergonzado, desaparece sin decir nada y vuelve a su habitación, cerrando con cuidado la puerta. 

Es ahora cuando el chico se gira hacia mi y puedo ver su rostro por primera vez en mi vida.

- ¿Estás bien? Siento que hayas tenido que ver eso, él no es así, es un chico muy tranquilo y centrado en su trabajo. -

Al mirarlo más de cerca, me doy cuenta que es un chico realmente atractivo, ese acento inglés y esos ojos tan azules cristalinos, tiene el pelo rubio, y ondulado, algunas ondulaciones caían por su frente, dándole un toque desenfadado, su sonrisa era cálida, hogareña. 

- No te preocupes, yo también lo conozco, tampoco había visto esta reacción nunca, pero gracias por todo. - estoy tan avergonzada que apenas puedo mirarlo a los ojos. 

- Me alegro de haber estado en este momento, no creo que te hubiera hecho daño, pero esas maneras no son las correctas de tratar a nadie. - 

Vaya, a parte de ser elegante y muy guapo, también está bien educado. 

- Todos en algún momento hemos tenido malos momentos o encuentros que no han sido agradables, pero intenta que eso no te arruine tu noche, no vale la pena. - dice con una sonrisa. 

El chico me mira a los ojos, sonríe y da una pequeña reverencia haciendo gesto que se va. 

Con las manos puestas en su baja espalda, se marcha a paso tranquilo. 

Emocionalmente agotada y un poco sobresaltada, subo al ascensor para ir a la segunda planta, no sé si quiero llorar, dormir, celebrar el desfile o hacer las tres cosas a la vez.

Cuando salgo del ascensor, me encuentro de cara con Rachel y David, que están discutiendo en medio del pasillo. 

- No puedes aparecer así y cambiar mis planes. - dice Rachel completamente enfadada. 

- Perdón por pensar que mi novia podría querer pasar estos días conmigo. - 

¿Estos dos alguna vez han pasado una hora sin discutir? Desearía que Rachel lo dejara y se buscara algún chico mucho mejor, con metas en la vida y que pudiera tener una vida y una familia tranquila. 

- ¡Volé desde Milán para estar contigo! - 

- ¿Por qué? ¿Tu otra novia te dejó este fin de semana? - Rachel realmente esta desquiciada. 

Todavía no me han visto, no me quiero meter entre ellos dos, pero para llegar a mi habitación tengo que pasar por delante de ellos, supongo que hacer la técnica de agachar la cabeza y pasar rápido será mi única opción. 

- Leah, ahí estás. - exclama Rachel. 

M****a, me han descubierto.

- ¿Crees que te pertenezco David? Pues no es así, así que ahora me voy a celebrar el gran desfile con mi mejor amiga. - dice mientras entrelaza mi brazo con el suyo. 

- Cuántas veces tengo que decirte que... - Rachel no le ha dejado terminar. 

- Ahórratelo, nos vamos de fiesta. - 

Oh, de fiesta, que ilusión...

Entro a mi habitación para ponerme algo no tan vistoso como el vestido del desfile. 

Encuentro un vestido corto, plateado y con escote, algo sencillo que me permita bailar y quitarme la pena que tengo dentro, aunque es agridulce, tengo que celebrar el desfile de hoy.

- ¡Pero chica, vas a encender el club con ese vestido! - dice Rachel mientras entra por la puerta de tu habitación. 

Las dos nos vamos al club que está en la esquina del hotel, tiene pinta de tener buena música.

Al pagar nuestra entrada, los golpes de los bajos que emiten los altavoces nos golpea el pecho, y las luces de colores nos meten en una cueva oscura, perdiendo la noción del tiempo. 

- Uf, David es insoportable, no lo aguanto más. - Rachel se sacude el cuerpo, como si se quisiera deshacer de las palabras de David. 

- ¿Qué ha pasado? ¿Por que peleabais otra vez? - realmente no era una novedad, pero me daba curiosidad el motivo de la discusión, normalmente eran por temas absurdos.

- Fingió que quería sorprenderme, pero sé que solo me estaba controlando, se piensa que soy infiel, creo que ve unicornios donde no los hay. Me estoy cansando de sus celos, es demasiado controlador, pero ahora no quiero hablar de ese estúpido, quiero beber y bailar. - dice levantando un brazo para anunciar que la fiesta ha empezado para ella. 

- Después del día que he tenido, suena perfecto, ¡basta de hombres por hoy! - 

- Yo pago la primera ronda y luego te encargas de la segunda. - dice mientras pide dos margaritas. 

Nos vamos a la pista de baile con nuestras bebidas en las manos, bailando y bebiendo de nuestra copa.

Perdemos la noción del tiempo, no sé si llevo una hora o tres horas sin parar de bailar, la música electrónica hace que no pueda parar de mover mi cuerpo, al compas de las movidas canciones.

Llega un momento que tanto bailar, he acabado mi bebida, y me apetece alguna otra cosa. Me giro a mirar a Rachel, pero ella todavía tiene su copa por la mitad. 

Me salgo de la pista de baile y me voy al bar a pedirme algo. 

Mientras espero a que un camarero me atienda, noto que alguien se acerca a mi.

- Te veías muy bien bailando en la pista de baile, ¿Puedo invitarte a una copa? -

- No, gracias, estoy aquí con... - dejo de buscar mi monedero y alzo la mirada para ver quién me está hablando.

Es el mismo chico que me había encontrado hace un rato, cuando Chandler me agarró del brazo. 

- Oh, eres tú, que coincidencia volver a verte. - digo con una sonrisa. 

- Cuando te vi bailar, no estaba seguro de si debía acercarme para bailar contigo o decirte algo. - 

- Estoy avergonzada por lo que pasó hace unas horas, fue lamentable. -

- No es necesario que te disculpes, como muestra de que te perdono, déjame invitarte a una copa. -

- Claro, no hay problema. Mi madre me enseñó que es de mala educación rechazar un regalo. - digo riendo.

- Tu madre parece una mujer inteligente. - exclama el chico riendo. 

- Perdón, pero yo venía con mi amiga, ella está... - 

Me doy la vuelta para buscarla con la mirada y mostrarle que no voy sola, pero cuando la encuentro, está junto a David en otra discusión, cuando de repente se besan, y salen juntos del club, agarrados de la mano. 

¡Qué estúpida! ¿Acaba de dejarme sola? 

El chico se levanta del asiento y con un gesto de mano, me invita a la pista de baile con él. 

Realmente no me había dado cuenta de lo definido que está su cuerpo hasta que le vi bien la espalda.

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