Como dos en un millón, como una vez en una vida

Se pone de pie inmediatamente, después toma su ropa que está en una silla y empieza a vestirse, lo hace en silencio así que me da tiempo para pensar,  todavía estoy sorprendida con la revelación que me hizo hace un momento, verlo tan perfecto y por dentro tan enfermo, eso me está volviendo loca, no se todavía en que posición ponerme.

-¿Lista? - pregunta colocándose la chamarra negra, se ve tan maravilloso, que todavía no puedo creer que este tan enfermo.

- Yo estoy lista - respondo poniéndome de pie -  ¿Estás mejor?

- Sí, estoy bien, ya pasó - susurra mostrandome su bonita sonrisa- fíjate que no haya moros en la costa.

Sé a lo que se refiere así que saco mi cabeza por la puerta, observo los pasillos para todo lado intentando fijarme que no exista ningún tipo de obstáculo entre nosotros y el ascensor, después de cerciorarme que no hay nadie vuelvo a entrar y miro a Izan.

- No hay nadie afuera...- respondo con un extraño entusiasmo en mi tono de voz, creo que la adrenalina que está corriendo por las venas me está empezando a gustar más de la cuenta.

- ¡Es hora de irnos! - exclama sonríente, toma de mi mano y de un momento a otro me jala para afuera, corremos hasta el ascensor, pulsamos el botón, ahí me pongo un poco nerviosa, si está subiendo o bajando un médico o el de seguridad nuestro escape se irá por la borda.

Cuando llega, se abre la puerta, aguanto la respiración hasta darme cuenta que está vacío, Izan me jala me hace entrar y cierra la puerta.

- ¡Estás loco! - exclamo nerviosa y agitada, cuando el ascensor empieza a bajar.

- No pienso quedarme ni un minuto más en este lugar, me molesta el olor, el ambiente, todo...esa es otra razón por la que no me haré ese estúpido e inservible tratamiento.

- Pues lo más difícil se acerca - respondo mirando los botones del ascensor llegar a los primeros pisos-  ¿Cómo saldremos por la puerta del hospital sin que nadie nos vea?

- Para todo hay una solución, Franchesca - responde parando  el ascensor antes de llegar al primer piso, se abre la puerta, estamos a un salto del piso,  vuelve a jalarme de la mano con dirección a las escaleras  de emergencia, bajamos las gradas rápidamente y salimos a la calle por la puerta de atrás.

- ¡Ves, nadie nos vio! - exclama sonríente -  además ya firmé sus benditos papeles, ahora no perdamos más tiempo, hay que ir a Pompeya, todavía tenemos tiempo para conocer algo.

- El tours ya debió partir hace mucho tiempo, cuando la ambulancia nos trajo al hospital,  ellos ya se estaban preparando para salir...

-...De seguro es así - mira su reloj, aunque no me interesa, puedo notar  que su reloj es un "Rolex" raro,  es lo único caro que tiene, se nota que no es de esos que le encanta alardear de sus millones- pasan de las once, de seguro están en la mitad del recorrido, pero podemos tomar un auto que nos lleve allá y darles encuentro... pero primero debemos hacer una escala, debemos volver al hotel a recoger nuestras cosas.

- Cierto, salimos sin nada por la urgencia...- respondo analizando bien las cosas.

- Otra vez, perdón por eso...- responde con tristeza.

- No tienes necesidad de pedir perdón, está bien...

Tomamos un taxi que nos lleva en cuestión de minutos al hotel  sacamos nuestras mochilas, Ízan pregunta por el tour en la recepción,  la recepcionista nos indica que ya partió hace más de tres horas pero que otro partirá dentro de una media hora y nos da permiso para que nos podamos acoplar a ese grupo.

Subimos al autobús y nos sentamos en un asiento, miro por la ventana pero aunque e intentado no pensar en la revelación que me hizo Ízan sigo pensando en eso, creo que no es correcto seguir con ésto, no podría aguantar otra muerte más en mi vida de alguien que me importa pero después pienso que no puedo dejarlo solo, él me necesita y no puedo negar que quiero estar a su lado, es una batalla entre corazón, pensamientos, y mis sentimientos, es desesperante y hasta ahora no se cómo reaccionar a esta situación.

-¿En qué piensas? - pregunta Ízan volviéndome a la realidad, mueve su mano pasándola por mis ojos intentando que reaccione.

- En nada - respondo suspirando rápidamente para que no se de cuenta de mi dilema.

- ¿Sabes que no sabes mentir? -pregunta mientras lo miro, él sonríe.

-¿Porque no quieres recibir tratamiento? - vuelvo a preguntar aunque ya me lo dijo necesito comprender mejor sus razones, sé que no le agrada que lo haga pero debo escuchar una explicacion que considere coherente de su boca.

- Te explicaré todo, pero será la última vez que lo haga, no quiero volver a tocar este tema - advierte con el ceño fruncido da un largo suspiro y prosigue - no pienso estar enfermo todo el tiempo por la medicación, vomitando, que se me caiga el cabello, etc, etc, etc, cosas que no quiero ni siquiera pensar, ¿para que lo voy a hacer? ¿Para esperar un milagro que nunca sucederá?, ya pasé por todo lo que te imaginas, el día que me lo diagnosticaron tenía una reunión, hasta fui molesto a la cita porque me quitaban tiempo de mi trabajo, tenía una reunión importante y para mí me estaban perjudicando, cuando el médico me explicó lo que me sucedía, me asusté, estaba nervioso, intenté suplicar por una solución, que creo que es lo primero que uno hace cuando escucha ese clase de diagnóstico,  el médico me explicó que era inoperable, ese instante entre en negación, hasta creí que el doctor me estaba jugando un chiste,  pero después tuve que aceptarlo y ahí el médico me pidió que decida que hacer con esta situación, el me explicó todo, me dijo que el tratamiento solo alargaría mi vida pero no me garantizaba calidad de vida esos meses de alargue, así que mientras volvía a casa decidí no tomar el tratamiento, rompí  cosas, lance jarrones y adornos por los aires por frustración y desesperación, me dió rabia e impotencia, cuando me tranquilicé me dirigí a la casa de mis padres y les comunique la situación...

-¿...Cómo lo tomaron?

- ¿Cómo crees que lo tomaron? - pregunta alzando una ceja - Desesperación, lágrimas, drama y más drama, y cuando les dije que  no aceptaría tratamiento alguno, fue peor, mi madre caso tiene un ataque, ni padre me dijo que era un poco egoísta y cobarde pero es mi decisión y yo decidí no hacerlo, decidí vivir lo que no vivi, escapar de la realidad mientras tenga tiempo de hacerlo.

- ¿Pero si eres millonario, seguro conoces todo el mundo para que viajar si ya lo hiciste?

- Si dices a "conocer" estar horas en un avión  privado, llegar directo a las juntas de empresas grandes y después volver al aeropuerto es "conocer" pues...conozco todo el mundo o por lo menos sus empresas, nunca hice esto, Franchesca, pasear, sacar fotos, divertirse solo con ver cosas distintas a las que conocemos, mi vida era muy estructurada, muy controlada, desde mis 21 años, mi abuelo murió y nos dió a mis hermanos y a mí una herencia que con un socio lo invertí  y lo convertí en mi primer millón a mis 21 años, desde ahí no paré, tengo más de 38 años y lo único que hice fue amasar fortuna, tengo millones soy dueño de medio Croacia,  cuando me enteré de mi enfermedad, vendí las acciones de mi empresa a mi socio, el dinero no sirve para nada, ni todos los millones que tengo en bancos me salvaron de está maldita enfermedad, igual cuando muera no me llevaré nada.

- ¿Mujeriego? - pregunto alzando una ceja  Ízan  sonríe y hasta podría jurar que se sonroja.

- Amantes de una noche,  tres veces a la semana, descargar testosterona, stress, nada más.

- ¿O sea no pasabas dos noches con la misma mujer?

- No...no era bueno para mis intereses ni para mis negocios.

- ¿Nunca te enamoraste de alguien?

- De esas mujeres no puedes enamorarte, son bastante caras.

-¿O sea...?

- Algunas veces cuando iba por un trago con mis socios me llevaba a alguna que conocía en el bar pero solo era sexo, nada más - alza los hombros.

Quedó en silencio, es sorprendente su vida, pero debo preguntar algo que me da vueltas en la cabeza desde que me contó.

- ¿No te da miedo la muerte? - pregunto lentamente.

- Al comienzo, como a todos, pero después la aceptas como una amiga, somos seres mortales, lo que nos identifica es el nacer y el morir, todos pasamos por lo mismo, no importa que vida tengas, los millones que amases, la casa que tengas, lo que hagas en el transcurso de tu vida,  el comienzo y el final siempre serán los mismos.

- Da miedo escucharlo de esa manera...

-...Pero si tú y yo ya vimos la muerte de frente, ya deberías aceptarla, tu la viste con tus padres, los viste morir, los enterraste, sentiste ese dolor de la perdida, por mi parte yo la veo a mi lado todos los días en el espejo, desde que me enteré de mi diagnóstico sé que es cuestión de tiempo para que yo también transcurra esa última barrera pero decidí que este tiempo que todavía me queda valga la pena... -Bajo la mirada, mi lucha interna me frustra, ¿Porque todo tiene que ser así? - hey...- Ízan intenta alegrar mi tristeza- vamos a divertirnos, demos por zanjado este tema, ok, lo de mi muerte anunciada es un tema muy trillado.

Aunque me lo pida mi cerebro no acepta tregua ¡Joder! No quiero dejarlo pero tampoco quiero sufrir con su perdida.

Una hora después llegamos a Pompeya, descendemos del autobús y caminamos por las calles,  Ízan me lleva de la mano; mientras seguimos con nuestro camino pasamos por una casa,  ahí  observo unas pinturas que me llaman la atención y me detengo en seco.

- ¿Viste eso? - pregunto observando mejor la pintura, una pintura que para nuestra época sería erótica o algo peor aquí estaba a la vista de todos.

- Es sorprendente ¿Verdad? El amor, el sexo, la homosexualidad eran aceptados no había ningún tipo de Taboo.

- ¿Debe ser un burdel?

- Es una casa, Franchesca, aquí no había problema con esto, el sexo era normal.

A mí,  la pintura me parece tan extraña, que me desconcentra totalmente de todo lo que me rodea, hasta que mi teléfono empieza  a sonar, mi tono es el de los Backstreet boys con su nueva canción "Chances" me vuelve a la realidad, busco en mi bolso el teléfono rápidamente.

- ¿Hola? - pregunto sin ver el identificador de llamadas.

- ¿Porque no me avisaste que te ibas de viaje? - Pregunta la voz de mi tío que retumba en mis oídos, su tono de reproche me molesta.

- Disculpa tío, tan solo quise irme.

- ¿Y tus papeles, todos los trámites que dejaste aquí? ¿Quien los hará?

- Yo, al volver - entorno los ojos molesta- no quiero pensar en eso en estos momentos.

- Tienes que hacerlo, ¿que te pasa? como te vas a ir de esa manera, por lo menos debías avisarnos, ¿Que piensas que estamos pintados? - pregunta levantando la voz, su tono me fastidia, estoy por soltae ajos y cebollas...Ízan me observa, creo que mi lenguaje no verbal lo entiende muy bien, sé acerca a mi y me quita el teléfono de las manos después corta la comunicación sonriendo.

- Mi tío volverá a llamar, no debiste hacer eso - reclamo entornando los ojos.

- Te estaba poniendo nerviosa y molesta, no necesitas preocuparte ni tener esa mala vibra,  más en este día.

- Es que dejé muchos asuntos pendientes.

- Olvídalos - ordena mientras mi teléfono vuelve a sonar - la canción es muy bonita.

- ¿No me darás el celular para que conteste?

- No, que tú tío se canse de llamar, no dejaré que te desequilibre de esa manera.

Me toma de la mano y seguimos camino hasta la plaza central de Pompeya mientras el celular suena y suena hasta que por fin se detiene.

- ¡Ves! Ya se cansó, - exclama unos minutos después que el teléfono detiene su arremetida, mientras me lo devuelve - ¿Te puedo pedir un favor?

- Sí, ¿Qué?

- Pon la canción de nuevo, está vez completa.

- ¿Ahora? - pregunto sin comprender - ¿Aquí?

- Sí, aquí y ahora...- responde mirándome de frente - tiene una letra muy interesante, me gustó mucho.

Busco la canción y la coloco en el altavoz, al estar solos en un lugar tan abierto parece que haría eco entre las paredes sin vida de Pompeya, Ízan me toma de la mano acomoda mi cuerpo en frente a él y empieza a moverse conmigo de un lado al otro, la plaza es nuestra,  me dejo llevar con sus suaves pies, la música, el ambiente, nuestro bailé, Dios, cada vez que observo su rostro mi corazón grita con más fuerza, aunque todavía no sé qué hacer.

-¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este? ¿qué hace un tipo como yo en un lugar como este? Cuáles son las posibilidades de que terminemos bailando?  Como dos en un millón, como una vez en una vida Podría haberte encontrado, poner mis brazos alrededor de ti... Como dos en un millón, como una vez en la vida - repite Ízan mientras entro en un embrujo que hace mucho tiempo no sentí y sinceramente no quiero sentir - ¿Y si no hubiera preguntado tu nombre y el tiempo no se hubiera detenido cuando me lo dijiste? ¿Es amor? ¿Es el destino?  No sé exactamente lo que significa ¿A dónde te lleva, quién sabe? Tal vez tú y yo estábamos destinados a ser...

- ¿Lo crees así? - pregunto cuando termina la canción y nuestro bailé.

- ¿Qué estamos destinados a ser? - pregunta sin perder la sonrisa, sus ojos brillan como dos luceros.

- Sí...- respondo embobada.

- ¡No lo sé...!- exclama con esa  sonrisa conquistadora mientras me aprisiona más a su cuerpo y busca mi boca para besarme, su beso es tan perfecto que me hace temblar de pies a cabeza... Cuando me suelta, vuelve a sonreír - Bueno, ya tenemos nuestra canción...

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