7

Nunca imaginé que despedirme sería tan difícil, quería llevarla conmigo pero una mortal no podía  ver a Augustus. El viaje hasta Irlanda fue rápido, llegamos en pocos segundos, nos dirigimos hacia Los Acantilados de Moher, al extremo más elevado y esperamos por el sol de las 5:30 pm,  en ese momento la puerta al santuario se abrió.

—Hijo, hoy conocerás al ser más temido y respetado, Augustus Povonof, le han nombrado líder absoluto no solo por su poder, sino porque es el único capaz de cruzar el sendero prohibido sin ser tocado. Hasta las almas atormentadas de los Pfathraz le respetan.

Él es celoso guardián de la sabiduría Tsugniss, su solo nombre me aterra,  su presencia es total, como un agujero negro que absorbe toda la energía a su paso.

—Y… ¿Hablaremos con él?

—Únicamente aquel que desee convertir un humano en Tsugniss hablará con él. Si uno de nosotros entrase, firmaría su sentencia de muerte, debes hacerlo solo. Te amo hijo, buena Suerte.

La puerta se abrió sola, al final del recinto  estaba un ser descomunal. Era similar a nosotros, pero estaba rodeado de un albor resplandeciente.

— Sabía que vendrías a verme, tonto y predecible Tsugniss. Aunque para mi sorpresa, ha sido antes de lo imaginado, tu padre ha pedido audiencia así que escucha con atención.

Tu amada mortal es alguien muy poderoso, esa es la razón por la cual aceptaré la conversión de Lucianna. No puedo permitir que  Morgana Mullister despierte, es importante convertirla en Tsugniss para que siga durmiendo. En tu preparación deberás morir en vida durante 3 días con sus noches, al pie del sagrado Tabernáculo Del Conocimiento.

 Despídete de tu padre para que puedas iniciar la  instrucción, luego volverás a casa por ella para viajar a los campos de Ceide, allá se encuentran los Pfathraz y será dónde realizaras la prueba para ganar su conversión.

Fui transportado a un lugar lleno de luz, en el que me esperaba Augustus, al acercarme puso su mano en mi frente, me desplomé y una voz comenzó a hablarme.

—Hay un gran riesgo, asumiendo que obtuviste la victoria en las pruebas emprenderás el camino de regreso, para lograrlo deberás seguir las instrucciones, si tan solo cambias una cosa los Pfathraz escaparían.

Nuestros espías informan que han estado preparando un gran ejército y solamente esperan una oportunidad para salir. Quien intente realizar esta odisea, debe presentarse cual libro abierto, sin secretos o mentiras, sin egoísmo ni vanidades, pues fallaría inmediatamente.

— ¿Sufriste durante esos tres días?

—A nivel físico no, pero vi imágenes aterradoras, de humanos y Tsugniss viviendo como Pfathraz, de Luci en su poder al igual que mi familia.

Cuando abrí los ojos descubrí que habían pasado tres días con sus noches. Pocas veces sentía miedo y esa era una de ellas, tal vez algunos dioses estaban a la espera de que fallara para hacerme pagar por todo lo hecho.

Empecé a contarles sucedido. El deterioro que tenía era bastante, pero debíamos esperar cuatro días más, traté de no pensar en eso y le conté sobre lo que haríamos. Ella se mostraba emocionada.

—Sabes Luca, estaremos juntos por siempre.

 —Sí, eso es lo que más deseo.

—Iré a casa, debo estar ahí, eso me dará la fuerza que necesito.

—Bien, pero te acompañaré.

—Debo hacerlo sola. Los hechiceros ignoran que voy a  transformarme,  están agrupados para protegerme, de quedarme aquí o si me acompañaras, provocaríamos sus sospechas.

—De acuerdo, aunque no me gusta lo haremos así

—Luca… ¿Porqué el cambio de actitud de Luci? Ahora parecía más emocionada que tú mismo por el cambio.

—En aquel momento no me lo cuestioné.

Aunque habíamos acordado vernos en la noche  me sentía inquieto, con una extraña sensación de peligro. Al principio pensé que era simple ansiedad, pero conforme pasaban las horas, ese sentimiento me oprimía el pecho, así que fui por ella antes de tiempo. Al llegar a casa noté su ausencia.

El frío era distinto, para esa noche habían pronosticado una fuerte nevada, debía encontrarla. Nuestras habilidades de transportación se afectan en temperaturas tan bajas, y Luci al igual que cualquier mortal, no podría exponerse a ese clima.

Entonces recordé…  su familia tenía una cabaña en las montañas. Mientras me acercaba al lugar, pensaba  que nunca había conocido a una persona más testaruda que Lucianna.

El clima era implacable, parecía querer vengarse de todos aquellos que se vieran en contacto con él. El viento helado azotaba con fuerza descomunal cada rama, cada milímetro del bosque. No sabía que le iba a decir, porque me sentía molesto, no me había pedido que la acompañara, corría mil peligros estando ahí sola.

Los árboles, aunque libraban su propia batalla contra el frío, me revelaron la manera de llegar a ella. Aquella cabaña estaba situada mucho más alejada del resto, la puerta se hallaba abierta, Luci estaba herida.

—...Oh Lucianna ¿Qué te ha sucedido?

—Me he enfrentado a la impostora… está...muerta. No lo lamento, asesino a mi verdadera madre y tomó su lugar.

— ¿Y tú?

—Me ha golpeado fuerte.

—Déjame revisarte,  mientras tanto puedes decirme lo que sucedió.

—La impostora llegó a decirme  que te había atrapado,  en ese momento no me importo si era una trampa, no podía arriesgarme.

Comenzó a atacarme golpeándome fuerte con un tubo. Estaba a punto de matarme cuando levanté la mano, dije unas extrañas palabras y cayó al suelo. Me acerqué y se encontraba rígida.

— ¡Que difícil para ella ser atacada por quien la crio como si fuese su madre!

—Mientras Luci me contaba lo sucedido apareció su “padre”, traté de interponerme pero Lucianna no me lo permitió. Dijo que ella misma debía hacerle frente.

—Lucianna, no puedes evitar que  Morgana vuelva a vivir. Ya corre sangre asesina por tus venas.

A pesar que te criamos y nos creíste tus padres, has sido capaz de matarla.

—Ustedes nunca me hicieron sentir amada.

—Aun así….Hmmm debes ser Luca. He de advertirte que ella no puede huirle a su destino.

—Claro que puede y eso está en mis manos.

—Me marcho, espero verte de nuevo querida hija.

Era capaz de escuchar la sangre de Lucianna recorriendo su cuerpo,  estaba furiosa, iracunda.

—No puede quedarse así.

—No trates de seguirlo. Está muy lejos ahora,  lo mejor es ir a casa, el viaje a Irlanda se aproxima y debemos descansar todo lo que nos sea posible.

—Lo odio.

—Lo siento, Luci, quisiera haberte evitado todo esto, lamento no poder hacerte olvidar.

— Es mi culpa.

—No Luci, ellos te robaron, engañaron,  creciste sin afecto. ¿Cómo podrías ser culpable?

—Llévame lejos de aquí, no quiero quedarme más tiempo.

—Claro, es hora de volver a casa.

— ¿Estás enojado conmigo?                        

— ¿Por qué? Sin importar las razones por las que has venido sola, nunca podría enojarme realmente.

—Pero debí esperarte.

—Vamos a casa Luci.

Llegamos a casa y nos quedamos esperando, estaba ansiosa pero me aseguró sentirse feliz por estar a punto de ser una Tsugniss. El ambiente estaba denso porque mi madre temía no volver a vernos, era una posibilidad y aunque tenía la seguridad de que lo lograría, mamá no parecía sentirse de la misma forma.

—Ya casi es tiempo <<afirmé>>.

—Sí hijo, en pocas horas deberán marcharse. Tengo fe que sabrás triunfar. Los estaremos esperando... a ambos.

— ¿Cómo te sientes Luci?                 

—Nerviosa, tengo miedo que por mi culpa termines en manos de los Pfathraz.

—Tranquila que las cosas van a salir bien.

—Todos ustedes se están arriesgando para evitar que ella reencarne, entiendo que esta es la única solución y si tenemos suerte estaremos juntos por siempre, pero si no tenemos éxito...

—  ¡Shhh! No debes pensar en eso ahora, duerme un poco que antes del amanecer iniciaremos nuestro viaje.

— ¿Si mi “padre” trata de detenernos?  El quiere matarte,  me odia por lo que le hice a su pareja.

—Evita angustiarte,  su presencia no te dejará vivir en paz, ni siquiera cuando seas una inmortal. He cambiado de idea,  me gustaría ayudarte, creo que es conveniente eliminarlo antes de irnos a Irlanda.

—Vamos a buscarlo y entre los dos...

—No, lo haré solo.

— Creo ya no tengo energía para discutir, por favor cuídate mucho.

 —Pierde cuidado, confía en que todo saldrá bien. Estaré aquí pronto, ahora descansa un poco. Te amo

Me dirigí hacia la casa de Luci, estaba seguro que lograría dar con él. Por más que busqué no tuve suerte  así que me apresuré en volver a casa.

—Hola mamá

— ¡Oh Luca… estás bien!  Es un alivio, eso quiere decir que Luci tuvo éxito, ahora llévala a descansar, imagino que debe sentirse cansada.

— ¿De qué rayos estás hablando? Luci no está conmigo, la dejé aquí descansando.

—Tuvo una visión  en la que te veía en poder de su padre, Pietro y Bruno se han ido con ella.

— ¡Ese maldito la engaño!

Poco después llegaron mi padre y hermano.

—Los  vampiros nos atraparon, se la llevaron para evitar que viajen a Irlanda. Necesitan de Morgana para liberar a Dremogues.  Fue terrible  la llamaban traidora, cuando la embistieron Pietro se interpuso recibiendo el ataque, nos enviaron aquí directamente,  desconozco  si aun vive o ya está...

—Si la hubiesen eliminado habría conseguido comunicarse conmigo, su alma hubiese aparecido por aquí. Y además, ellos desean que  Morgana surja.

Gaetano, mi padre y yo, comenzamos a recorrer el bosque, su energía nos guiaba hacia aquella cabaña. Su aroma invadía la casa completa, pero respiraba débilmente. Entonces arranqué la puerta, Luci estaba en el suelo y no se movía.

— ¿Qué le pasa Gaetano? ¿Está herida, está muriendo acaso?

—Su cuerpo está a punto de colapsar, ya no es Luci.

Rápidamente la tomé en mis brazos y me dispuse a salir. Era hora de ir a Irlanda.

—No nos va a dejar ir, el puede vernos.

— ¿De quién hablas?

—…El impostor…

Pronto estaba frente a nosotros, acompañado por otros dos. Pero mi padre y Gaetano se habían situado a nuestro lado,  nos encontrábamos ya en igualdad de condiciones.

—Ustedes encárguense de ellos, que él es mío, algo así como una cuenta pendiente <<les dije>>, pero antes de poder colocar a Luci en un lugar seguro, lanzó un  certero golpe, enviándonos contra la pared, había logrado herirla en el hombro izquierdo.

—Luci amor, contéstame.

—Me parece que mi hermosa hija no te va a responder.

—Te mataré, ¿Cómo te atreviste a...?

— ¿Matarme? ¡Ja Ja!, no lo creo. Pero me encargaré de ella personalmente. Una bella adquisición, el repuesto perfecto para mi compañera.

De mi pecho salió un gruñido, la habitación completa se estremeció ante el sonido.  Luci se puso de pie,  su brazo izquierdo parecía estar fracturado, lo tenía colgando. 

Levanto la mano, aquella habitación se vio iluminada completamente,  luego las palabras salieron con una fuerza inimaginable, dijo: Apaktruz y su padre cayó de rodillas, murió tan rápido que fue incomprensible.

De pronto escuché a  Augustus

—Tráela a mí,  ya es hora.

— ¿Augustus?

—Sí, deben venir ya.

Nos apresuramos a preparar a Lucianna, estaba con muchísima temperatura y deliraba, la fiebre le provocaba espasmos muy fuertes. Viéndola en esas condiciones era difícil pensar en que lograría sobrevivir, aunque luchaba contra Morgana  era casi seguro que perdería.

Debíamos llegar a los Campos Ceide, antes de que  Morgana estuviese más fuerte, Augustus ya esperaba ahí. Se acerco a Lucianna.

—Hola vieja amiga

— ¿Vieja amiga? Como te atreves maldito traidor, he venido a vengarme

— No puedes reinar en este mundo maldita bruja.

Bien Luca, ya es tiempo. Lo que he de decirte es vital para lograr la conversión. Llegaremos juntos al sendero, yo llevaré a Luci, quien podrá verte en todo momento.

Te enfrentarás a dos pruebas, de fallar o rendirte, las almas de ambos pasarán a Pfathraz.

Estas instrucciones son importantes, de no hacerlo tal cual te indique, ellos escaparán. Suponiendo que termines las pruebas,  deberás tomarla en brazos y salir.

Llevarás una túnica blanca, eso mantendrá a los Pfathraz lejos, especialmente de Luci, ya que el alma de una recién nacida vale mil veces más. Bajo ninguna circunstancia puedes quitártela, de lo contrario la puerta quedaría abierta.

Frente a mi había un camino de piedras,  a los lados fuego, las llamas se mezclaban en el. La voz de quien me había instruido en mis tres días de preparación, indicó que la prueba consistía en dejar que las flamas me purificaran, para ello debía caminar descalzo soportando el dolor.

Para iniciar mi viaje debía desnudarme en cuerpo y alma, mostrarme transparente… verdadero, para ascender espiritualmente a una vibración más alta. Aunque mi cuerpo no se llenaba de llagas ni marcas, el dolor era desgarrador, pero no podría permitirme fallar y  quedar junto a Lucianna en manos de los Pfathraz.

Traté de no pensar en el sufrimiento y solamente caminé, luego de lo que para mí fue una eternidad, aparecí frente a Luci, me sentía tan débil que no pude evitar  caer al suelo.  Ella corrió a abrazarme, lloraba amargamente. El dolor y tristeza que experimentaba, se sentían como una prueba más.

Augustus me entregó una túnica negra antes de irme, tras ponérmela, aparecí ante mi segunda prueba. Fui llevado al triunvirato de la verdad, había escuchado acerca de ese lugar anteriormente y sabía que iba a ser difícil.

La prueba era sobre intuición principalmente, mucha meditación. En medio del salón se hallaban tres espejos, los cuales revelaban los tres caminos que tenia para escoger.

Al acercarme al primer espejo fui llevado ante una idílica pradera, en ella se encontraba una hermosa cabaña, vi  a Luci y  tres traviesos niños, con cabellos del color del sol y vívidos ojos almendrados.  Sobre la mesa teníamos la cena.

Estaba disfrutando junto a mi familia, resultaba maravilloso ver a mis padres, mi hermano, hijos y mi esposa compartiendo, viviendo en paz lejos de lo que significa ser un Tsugniss. Desee quedarme ahí, ese era el futuro que quería para nosotros, estar lejos del peligro era la mejor opción, pero debía adentrarme en los otros dos espejos.

En el segundo espejo estábamos Luci y yo tomándonos la mano, al principio solo se veían nuestras espaldas pero al darnos vuelta, la sangre caía a ambos lados de los labios,  mis padres estaban muertos.

En el tercer espejo, estábamos todos, Luci, mi familia y yo. Librábamos una especie de batalla contra otros inmortales. Aunque para mí la decisión estaba prácticamente tomada, tomé algunos minutos más para meditar sobre el asunto.

Cuando fui llevado nuevamente ante los tres espejos, camine directamente al que había escogido. Al tocar el tercer espejo y adentrarme en él, no hubo marcha atrás.

Aparecí frente a Augustus, quien me miraba con firmeza.

—Has superado las pruebas con éxito. Explícame como lo hiciste...

—Al principio estuve casi seguro,  el primer espejo parecía  el camino lógico, pero debía ser fiel a mí mismo,  a lo que soy.  En algún momento, sobre todo cuando Luci se encontraba en peligro, maldije mi naturaleza y a la criatura en mí, pero al estar frente al espejo comprendí que ella me ama por ser quien soy realmente.

Ni siquiera llegué a pensar en la segunda opción, puedo matar a otros humanos, pero mi familia es sagrada, así que fue sencillo descartarla.

En cuanto a mi elección final, es como decía antes, estar junto a los que amo, luchando cuerpo a cuerpo, cuidándonos nosotros mismos,   es lo que deseo para mi futuro, el camino correcto.

Augustus se fue, dejándome solo con Luci. Aparentemente caminaría por un sendero, el cual estaba helado. No debía quitarme la túnica pero ella no lo resistiría, en ese momento preferí abrigarla.

Dos horas después aparecimos en casa, la túnica no estaba y ambos vestíamos la misma ropa que llevábamos al llegar a Irlanda, Gaetano se encargó de Luci mientras yo iba a descansar. Me sentía exhausto, pero al menos ya ella estaba a salvo.

— ¿Y bien? Por lo que veo ella logró ser transformada, ya todo había terminado, ¿cómo murió?

— Bueno, no he dicho que todo hubiese acabado. Muchas cosas más  sucedieron después de eso.

Comencé a sentirme mareada y débil.

— Luca, si me disculpas, debo...

— ¿A dónde vas? ¿Qué te sucede?

Al ponerme en pie, todo empezó a dar vueltas, lo último que vi fue el rostro angustiado de Luca. Me llevó a mi habitación y comenzó a hablarme para traerme de regreso. Cuando abrí los ojos fue como si nada hubiese pasado, salvo un extraño dolor en el pecho.

—Dime que sucedió.

—No lo sé, primero me sentí débil, ahora siento  dolor en el pecho, me falta el aire.

—Déjame llevarte al hospital. No puedo dejarte así.

—Solamente necesito estar sola. No entiendes nada, yo...

—No puedo irme, ni siquiera  puedes  mantenerte en pie.

—Déjame en paz, de verdad necesito estar sola. Iré a caminar, nada más.

— ¿Caminar? Pero si no puedes dar más de dos pasos, además, afuera el clima está en su peor momento.

—He tenido suficiente por un día, no lo tomes a mal pero siento...

— ¿Nostalgia, ganas de huir Cat?  Debemos continuar con mi historia, este no es el momento para detenernos. Es inevitable que te sientas así, debes enfrentarte nuevamente a tu muerte.

— ¿Mi muerte?

—Aún no lo entiendes, es decir, en el fondo ya sabes la verdad pero te ciegas ante ella.  No falta mucho, pero debes terminar de escucharme. Recuerda que ese SER esta tras de ti, y la única forma de salvarte es terminar la historia.

—Esta casa me ha marcado. Desde que llegue aquí me han sucedido cosas extrañas, no quiero hacer esto ahora.

—No puedo, el riesgo al dejarte ir es tan inmenso…  temo que puedas salir herida. Recuerda lo sucedido en el bosque.

—Nada va a pasarme, entiendo lo sucedido, ella murió y tú me buscas, llamé tu atención,  por eso me hostigas con esta historia.  No soy más que un premio de consolación.

—Te equivocas Cat.

Me puse de pie, aunque el mareo aun me tenía débil, logré alejarme.

—Para mi eres muy importante, no te vayas.

¡Cat... vuelve!

Salí de ahí sin mirar atrás. Había decidido volver a Carolina del Sur, esos seres no me encontrarían allá. Finalmente haber conservado la casa resultaba útil.

Me sentía estrechamente relacionada a Luca, pero por otro lado, desde su llegada a Yellowknife, mi vida había sido puesta en peligro. La gente del pueblo, esos seres..., trataba de entenderlo, demasiadas molestias para ser alguien común y corriente. ¿Qué sucedía realmente conmigo?

Tras unas cuantas horas de viaje llegué a mi viejo hogar, me senté en las gradas,   mamá y yo pasábamos las tardes completas viendo a los niños del vecindario montar sus bicicletas. Era la primera vez que lo hacía desde aquel día. Me acosté en la banca que estaba en el corredor y dormí.

Lloré mucho, como una niña en medio berrinche, aún me sentía culpable por lo ocurrido. La noche estaba cerca y no era capaz de entrar, estaba segura de que moriría congelada, no tenía el valor de hacerlo. Mis piernas se sentían entumidas y empecé a caer en un sueño profundo presa del frío, tal vez era mejor dejarme ir.

—Luca...

—Aquí estoy, he llegado ya.

—Lo siento, debía venir... pero no puedo hacerlo, he sido tan tonta

— Shhh, imaginé que iba a ser difícil por eso he venido. Lo haremos juntos.

— ¿Cómo me encontraste?

—Bueno, te veías tan afectada y supuse que el único lugar en el que querías estar era este.

—Viniste a pesar de que me porte bastante...grosera, inmadura, tonta...

¡Shhh!... <<puso sus dedos sobre mis labios, silenciando aquellas palabras>> No hiciste nada malo Cat. Han sido días difíciles y has tenido muchas cosas por asimilar.

—Gracias por estar conmigo

— ¿Todavía quieres entrar?  

—Primero necesito ir al cementerio, debo despedirme. Luego intentaré entrar.

—Veo que rentaste un auto, vamos al cementerio, conduzco yo.

— ¿Para qué el maletín?

—Saliste estando débil, era necesario prevenir.

Estaba llena de flores, quizás mi tío les había visitado recientemente. Coloqué un par de rosas blancas para ambos y me arrodille. Luca observaba a una distancia prudente, bajo algunos robles.

Me acosté sobre su tumba, la abracé y dejé fluir mis emociones. Pequeños  estremecimientos sacudieron mi cuerpo. Luca se colocó a mi lado, su abrazo era lo que necesitaba.

—Suficiente dolor pequeña, es hora de irnos.

—<<Gracias por esto >> <<le dije mentalmente>>

—No sé si podré acostumbrarme a tenerte en mi mente.

—<<Divertido, ¿verdad?>>

—Vamos a tu casa, necesitas descansar. Preferiría marcharnos hoy mismo, pero estás muy débil.

Entrar fue difícil, las cosas estaban tan cual las dejamos antes de ir a cenar. Subí a mi cuarto, recogí algunas cosas y luego fui al de mis padres. El pasillo no medía más de tres metros pero en ese momento parecían más.

 Me sentía mareada, las paredes se veían deformes, el piso y el techo se unían en una sola danza, estaba helada… sudaba frío. Mi corazón latía muy rápido, lo último que recuerdo es que traté de sentarme, antes de darme cuenta, la alfombra estaba rozando mi mejilla. Pocos segundos después, Luca me tenía en sus brazos,  pegada a su pecho con intensidad.

No te preocupes por nada <<me dijo>> pronto estarás mejor. Te llevaré  la cama y ahí podrás descansar.

—Creo que puedo caminar, ya me siento un poco mejor.

—Mira Cat,  déjame cuidarte, haremos esto a mi manera. No seas obstinada, estás muy pálida.

Me puso en la cama y sacó una inmensa aguja.

Te he de sedar.

—No me hagas dormir por favor, no esta noche y no aquí

—Me preocupas, no fue buena idea venir aquí.

—Estoy bien, pero no quiero dormir, las pesadillas pueden volver y yo...

— ¿Pesadillas? Pero no has vuelto a tenerlas… ¿o sí?

—Prefiero no hablar de ello.

—Cat... debo hacerlo por tu bien.

Pronto comencé a sentirme pesada, no lograba hablar, el cansancio caía sobre mí, era inútil luchar contra algo más grande que mi propia determinación.

— Luca... no me dejes dormir, despiértame por favor.

Estaba nuevamente en aquel lugar, el bosque estaba frío, me encontraba descalza, las piedras cortaban mis pies. Quería vomitar, el estomago me dolía y entonces lo supe, el asesino ya estaba junto a mí, me había enterrado un inmenso cuchillo. Moriría de forma rápida, quizás no, eso dependía del estado de ánimo de mi verdugo.

—Deseo alimentarme de tu carne

—Déjame en paz

Retrocedió unos cuantos pasos, me rodeaba junto a otros 10 seres, iguales a él, todos deseaban una parte de la presa, disfrutaban aquel momento. No sabía quién empezaría porque estaban realmente ansiosos.

Intenté arrastrarme lejos de ahí, pero uno logró alcanzarme, me golpeó fuerte, lanzándome unos cuantos metros atrás. Cuando iba a matarme, mi ángel se apareció y se interpuso entre ellos y yo. Justo antes de que le asesinaran me desperté.

—Nooo

— ¡Cat despierta!

—Ha sido tan real

—Lo sé, estabas tan inquieta que me he tomado el atrevimiento de ver en tus sueños. Creo que debemos irnos ya, definitivamente este lugar no te hace nada bien.

—Me duelen los pies y el estómago…

—Estás sangrando…

—Quiero irme de aquí.

—Yo no vine en avión así que no podré viajar contigo y no me gusta.

—No te preocupes por nada Luca, tengo pastillas para mantenerme despierta, así que nadie en el avión va a escucharme gritar.

—No lo decía por eso, detesto la idea de dejarte sola.

—Espérame allá.             

Llegué  a Yellowknife unas horas después. Durante aquel vuelo me mantuve pensando en esa pesadilla, había sido más intensa… real. Cuando el avión se detuvo esperé hasta que el último pasajero hubiese bajado para intentar ponerme en pie, pero los cortes eran algo profundos y me costaba caminar. Levante la vista en busca de la azafata,  Luca caminaba hacia mí.

—He informado que venias con unas heridas, así que me han permitido entrar a buscarte.

—Gracias

Salimos del avión y atravesamos la terminal, me incomodaban las miradas de las demás personas, también Luca parecía molesto, llevaba la mandíbula tensa. Una vez en el auto me dijo:

— Cat... ¿puedo saber cuando empezaron esas pesadillas a dejarte marcas exactamente?

—Creo que desde hace dos años, pero al llegar a Yellowknife cesaron tanto las marcas como las pesadillas.

La casa te protegía.

Por eso no deseaba dormir, ahí soy vulnerable.

—Te llevaré a descansar,  vas a sentir mejor.

Pero al llegar nos dimos cuenta que los vidrios estaban rotos,  habían arrojado pintura roja y colocado un mensaje en la pared.

Adoradora de Satán, los has invocado y eso te hace una de ellos. Deberás abandonar este pueblo... La gata ha sido una simple advertencia. Si no lo hechas de tu casa serás la próxima.

—Oh no, April, es ella yo debo...

No Cat, no puedes verla

— ¡Suéltame, debo ayudarla! Es tan pequeñita… tirada ahí seguro que tiene frio y hambre.

— ¡No pequeña!!! Confía en mí. Es mejor que no la veas, ya no hay nada que puedas hacer por ella.

—No me dejes…

—Voy a quedarme aquí Cat pero me las pagarán, no se quedará así.

Me llevó a dormir,  se quedó ahí conmigo durante toda la noche. Temía por mi estabilidad mental.

Al día siguiente reanudamos su historia. El alcalde prometió hacerse cargo del asunto,  Luca no confiaba en el señor Jenkins, pero era la única solución, al menos en ese momento.

—Las cosas empezaban a ordenarse, Luci había perfeccionado sus técnicas de caza y era mejor de lo que se esperaba para una recién convertida.       

Ambos deseábamos un cambio por lo que decidimos irnos de Canadá. Viajamos a Inglaterra y compramos una hermosa residencia en Londres. Tenía mucho tiempo de haber estado ahí, y ya me hacía falta la vida en las grandes ciudades.

—Entonces es la época en que Jenkins y los demás pensaban que se habían casado.

      —Sí, eso evito todo tipo de preguntas.

Nuestra vida transcurría normalmente,  todo parecía en  orden. Así sin darnos cuenta pasaron dos meses, durante los cuales no tuvimos mayores incidentes, pero entonces Luci cambió. Empezaba a actuar de manera extraña, estaba más violenta, casi no hablaba conmigo. Periódicamente desaparecía, de hecho, al cumplir seis meses se marchó, incluso llegó a bloquear su mente para evitar que la encontrara.

Por eso tu padre volvió a Yellowknife, Jenkins me dijo que tras regalarle la casa, se quedó en un hotel y que cada mañana salía a recorrer el lugar.

Si, había regresado a buscarla, pero tampoco tuvo suerte.

Una mañana simplemente regresó alegando no recordar lo sucedido, mis padres empezaban a perder la paciencia por lo que se alejaron durante algún tiempo, para ellos Luci no mostraba el amor que había profesado. Mi vida a su lado distaba de ser suprema, era una maldita pesadilla.

Veinte días después descubrimos que estaba embarazada. En el cuarto mes, empezó a manifestar molestias, Gaetano le sugirió guardar  reposo como medida preventiva.

Aunque nos esforzamos, durante el quinto mes sufrimos la primera pérdida. Era un hermoso niño y no pudimos hacer nada.

—Imagino que fue difícil.

—Me duele como si hubiese sido ayer.

— ¿Has dicho...  primera perdida?

—Sí. Perdimos cuatro en total. Luci estaba destrozada y decidida a no intentarlo más. Llegando a término, se duran 10 meses pero no pasaba del quinto.

 Cuando íbamos a desistir volvió a quedar embarazada,  esa vez no tuvo molestias. Gaetano descubrió que era una niña y mis sospechas se confirmaron.  Morgana estaba detrás de esas pérdidas, buscaba reencarnar y debía lograr que tuviésemos una niña.

Llegué a esa conclusión por la forma en la que transcurría el embarazo, pero Luci no quería escucharme.

—Luci, yo te amo y sé que me amas también, sin condiciones.

— ¿Sin condiciones? No quieres a nuestra bebe, andas planeando como interrumpir mi embarazo, o lo que harás con ella al nacer.

—Se que  Morgana está buscando reencarnar y usará a nuestra niña para hacerlo. ¿Porque crees que perdimos los embarazos anteriores?

—No lo sé, maldita sea. Quizás no me cuidé en la forma correcta.

—No voy a aceptar que te culpes por eso.

­—Entonces dime la causa.

— Todos eran niños. Esta es la primera niña. Por Dios entra en razón, ni siquiera estabas en periodo de embarazarte, es Morgana que se ha metido en tu cuerpo.

—Si no supiera que me amas tanto, pensaría que quieres solo hijos, no hijas.

—No seas irracional.

—No hablaré más sobre este asunto, nuestra hija nacerá contigo a mi lado o sin ti.

Después empezó a actuar aun más extraño, evitaba que se le acercaran.   Morgana le hacía sentirse así, para asegurarse que Luci no trataría de abortar el embarazo.  Sabía quién era la bebé pero ni eso parecía importarle, llevar dentro de sí a esa bruja, iba a dañarla mas no le importaba.

Me encontraba escuchando música cuando oí gritos, fui a la cocina y ahí con Lucianna estaba  un Pfathraz. Nos miramos llenos de terror... ¡La túnica blanca! Quitármela había causado que la puerta quedara abierta, habíamos fallado.

Era mi mayor pesadilla, me puse entre ambos para defenderla. Aquel ser levantó la mano enviándome unos metros atrás. Era algo tan intenso que apenas podía respirar.

Al principio Luci se retorcía de dolor, luego de su estomago salió un rugido impresionante. El Pfathraz hizo una reverencia hacia el vientre, dijo algunas palabras y partió tan rápido como llegó. Luci estaba en el piso, no se movía del todo.

—Luca, lo siento tanto.

Luca se quedó quieto, estaba tenso, no me hablaba.

—Yo debo irme, lo siento.

— ¿Irte?

— Lo siento Cat, pero algo ha sucedido, debo irme, perdóname, perdóname.

— No me dejes Luca, no me dejes.

¡LUCAAAA!!!!!

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