—Sí— Su mirada estaba llena de profundidad, incluso con una sola palabra, su tono era arrogante y dominante.
¡Su pequeña nunca podría pertenecer a nadie más que a él!
Su autoritarismo tiránico y su fuerte y aterrador deseo de posesión hacían que Selene se sintiera incómoda, y su sonrisa se volvía un poco forzada.
Este hombre ya no era tan indiferente hacia ella como solía ser, y esta nueva actitud la ponía nerviosa.
Nadie sabía qué planeaba hacer, nunca había podido entenderlo por completo.
Hubo un momento en que dudó si volver a Novaterra había sido la decisión correcta.
De repente, sonó el timbre.
Una voz muy familiar llegó desde fuera de la puerta.
—¿Selene, estás en casa? Luciano y yo hemos venido, ¡y hemos averiguado todo lo que necesitas! ¡Selene? ¡Selene?
¡Era su tía y Luciano!
Escuchando el timbre que sonaba una y otra vez, Selene se sintió un poco ansiosa. Hizo un esfuerzo por mantener la calma y empujó con fuerza al hombre frente a ella.
Luego, señaló hacia la dirección de l