El hermoso paisaje se mostraba con su sublime belleza ante ella, habían bajado finalmente de las camionetas después de un tiempo conduciendo, la hermosa cabaña de madera resaltaba a la vista, aquella propiedad pertenecía a Ares, era, en sus propias palabras, uno de sus refugios secretos, el lugar era sin duda alguna, de gran belleza, sin embargo, no era eso lo que había terminado de sorprender a Antonella.
– ¿Te gusta? – cuestiono Ares con una sonrisa.
Antonella camino maravillada de lo que sus ojos estaban viendo, mesas de hermosos manteles blancos, un altar decorado con rosas blancas y bellos azahares…el escenario de una boda.
– Esto es… ¿Para nosotros? – cuestiono Antonella al borde de las lágrimas.
Ares se acerco para besar los labios de su amada.
– Si, lo he preparado en secreto, y frente a la montaña te lo pido una vez más…