—He recuperado la memoria, al igual que Mark. Los dos hemos despertado del sueño. —murmuré, sabía que no querrían escucharme.
El momento de solemnidad y duelo había llegado a su fin. Los lobos se habían despedido de su antigua Alfa. Los hermanos habían dejado partir a su padre, Adren y Mark aullaron por última vez para recordarlo. La tensión se empezó a desperdigar por el territorio, la pelea pronto comenzaría. Yo era una vampira y eso no cambiaría, éramos enemigos naturales. Pronto, la sangre se volvería a derramar.
—Huele a traidor. Huele a muerto vivo. —dijo Tanya, olfateando hacia mi dirección.
La loba comenzó a acercarse mientras gruñía, con los ojos entrecerrados. Su imponente tamaño me hizo sentir un poco pequeña. Ahora que mi mente había regresado a la normalidad, el temor también había regresado a mi cuerpo. Tanya olfateó el miedo, al igual que Kily, que se acercaba, acechando a su futura presa.
Me puse de pie, volviendo a repetir las mismas palabras.
—Tengo la memoria de mi