Capítulo 2 - Una noticia

Muero de ganas porque conozcan más de lo que hay detrás de cada personaje involucrado, y es que, todos tenemos una historia; la trama empieza a cobrar vida así que...

ME ADELANTO EN LA ACTUALIZACIÓN. =D

 

Capítulo 2 - Una noticia

(Camila Almeida)

Me he despedido de Alice, camino mientras miro mi reloj de mano, y son casi las 11H11am.

—Vaya, tengo hora espejo. —Me dirijo al auditorio de la facultad de psicología, voy subiendo las escaleras con delicadeza, los tacos me incomodan un poco pero lo disimulo. Me encantan porque estilizan mi outfit y me gusta sentirme así, además lucen tan bien que no me importa lo demás.

—¡Bueno empecemos esto ya! —me digo a mí misma, estoy a punto de tocar la puerta, pero alguien se adelanta a abrirla y es...

Sebastián. Ahora entiendo mi 11.11 sonrío en mi mente.

—¡Hey Camila, bienvenida! —arquea una ceja, enseguida muestro una sonrisa inevitable, levanto la mirada, él es más alto que yo.

—¡Hola Sebas, gracias! —Luce relajado, le acompañan sus lentes medianos de pasta fina dorada, sus ojos grises me miran, carga un jean, una camisa blanca, su saco es de color tabaco al igual que sus zapatos mocasines, combinan bastante bien. —Trato de no morderme el labio inferior, al verlo tan bien puesto. —contrólate Cami, vienes a trabajar. —me reprocho en la mente.

Entro a la sala de eventos, las sillas están distribuidas en dos bloques y la decoración cuelga murales, listones y arreglos florales cerca de la entrada de una manera elegante. La temperatura de los acondicionadores de aire es apropiada, las alfombras ya están tendidas, las cortinas largas y doradas mate le cambian el ambiente a todo.

Saco de mi cartera la libreta de apuntes para repasar los pendientes que tenemos.

—Sebas, puedes comunicarte con el personal del audio, necesitamos probar los micrófonos y la proyección también. —digo mientras me dirijo al pódium, él me sigue. Mis tacos resuenan el piso y me encanta.

—Descuida, David ya se encargó de eso y ya los revisé. —responde.

—¡Perfecto! La decana pidió que removieran las plantas de su oficina y las trajeran acá para decorar la plataforma en la ceremonia. —Menciono mientras hago un par de toques en el micrófono confirmando que todo esté listo con el audio. Ser la hija de un policía y la vida misma, me han enseñado a ser desconfiada.

—Probando, probando. —me coloco detrás del pódium, David, el sonidista desde atrás me hace señas de que sí se escucha a la perfección.

—Hablaré con Fabricio para que me ayude con lo de las plantas. —replica.

—Camila tú ¿confirmaste el personal del Catering?

—Sí, pero déjame y les vuelvo a marcar. ¿Aún no llegan?

—No, aún no llegan. —mis ojos se abren como platos, al escuchar eso.

—Ya regreso, coordinaré lo de las plantas que dijiste para que las traigan de inmediato.

—Gracias Sebas. —Él se retira mientras yo me quedo revisando los nombres que están colocados en improntas doradas sobre la mesa directiva de forma rápida. 

—Máster Cecilia Collins vá aquí, Dr. Julian va acá. —digo acomodandolos de lugar.

Le marco al celular de la encargada del catering por lo del coffee break, veo que entran por la puerta principal, vienen cargados de gavetas. —Suelto un suspiro de alivio. —¡Están aquí al fin! —Pienso. En definitiva parece que hoy es un gran día.

Me aproximo hacia ellos, doy las instrucciones con señas de dónde deben ubicarse, ellos se van organizando de a poco. Alcanzo a ver que la subdecana entra por esa misma puerta, se dirige a mí sonriente.

—Camila, cómo vamos, ¿todo en orden?

 —Todo en orden Economista. —respondo sin dudar.

—Estamos ultimando detalles, casi que listos.

—Perfecto, vine para saber como iba todo. Y Sebastián ¿Te está apoyando?

—Sí, es más, fue por las plantas que la decana pidió traer al evento, lo esta haciendo personalmente, ya mismo está por aquí.

—Me parece bien, ¿el audio y la proyección?

—Eso ya está resuelto. —digo revisando mi libreta.

—Okay hablaré con Cecilia para que tenga conocimiento de que todo está listo. —indicó mientras buscaba su número en la lista de contactos de su móvil, veo que se retira del lugar para realizar una llamada telefónica. Continúo en lo mío,  creo que eso es todo, los manteles, las plantas, el audio, todo está en orden. Los presentadores y los docentes ya estan empezando a llegar, los periodistas están ubicándose conforme a lo acordado.

Sebas y su ayudante entran cargando las macetas que pidió Cecilia, la decana. Abro de par en par las puertas para que pasen sin dificultad; colocan una planta en cada extremo de la plataforma, combinan bastante bien con las luces tenues del lugar. David está en la cabina de audio, y coloca música instrumental para ambientar.

—Camila, ya tenemos todo, hablé con Ronald para que me trajera la cámara y así evidenciar todo con la filmación. —confirma Sebas.

—¡Estupendo! —respondo al escuchar que ha pensado en esos detalles.

—No es el momento pero, ¿Crees que podamos hablar al finalizar la ceremonia?

—¡Ehmm sí claro! —intento controlar mi curiosidad, y sólo asiento.

***

Minutos después, todos empiezan a copar el auditorio.

—Ya es la hora—, indica Sebas a los presentadores.

Entre discursos, condecoraciones y anécdotas que transcurren el programa, aviso al catering para que sirvan el break, y ya luego de algunas horas doy la señal para que concluyan el evento con el vino. Todos formarán parte del brindis por lo que veo. Me percato que Cecilia se dirige al pódium, eso es raro comúnmente las clausuras de eventos las realiza la subdecana. —Pienso

—Bien luego de todo lo dicho, me gustaría que le brindaramos un fuerte aplauso a todo nuestro personal de apoyo que se ha encargado de que este evento se realizara con éxito.

Sebas estaba sentado junto a los docentes, en la parte de adelante. Yo estaba atrás por si necesitaban algo, nos habíamos coordinado incluso las zonas en donde nos podrían requerir, más que colegas, éramos muy buenos amigos, confiábamos el uno al otro en cualquier tipo de eventos y demás. Ambos éramos súper responsables.

Los aplausos envuelven el lugar, me ruborizo un poco al oír la mención que hace la decana, junto a mí estaban las secretarias de las autoridades, ellas también aplaudían, habíamos hecho una agradable amistad. Cecilia retoma la palabra, diciendo que tenía un último anuncio, el silencio invadió al auditorio por completo.

—Antes de finalizar la ceremonia del cierre de semestre de la promoción graduada en la facultad, quisiera comunicarles que, hasta el día de hoy tendremos a Sebas con nosotros, como bien sabemos él ha sido estudiante y docente en la carrera de psicología, un gran apoyo sin duda, pero viajará a Chile para continuar su maestría. En nombre de todos, te expresamos los mejores deseos en cada uno de tus proyectos querido, es una pena dejarte ir pero sabemos que es por un bien profesional. Despidámoslo con un fuerte aplauso.

El auditorio reventó, pues todos le tenían muchísimo aprecio. Sólo sé que, algo dentro de mí se paralizó. No asimilaba la noticia, aún. No pensé que la maestría que en su momento me comentó la haría en el exterior.

—Camila, ¡estás bien! ¿por qué no aplaudes acaso no es tu mejor amigo y colega? —escucho la voz de una de las secretarias que me hace aterrizar.

—¿Qué? ¡Disculpa! ¿Me decías algo?

—Tus manos están quietas mujer, ¿qué pasó? Sebas se nos va y ¿no aplaudes?

—Sí, así lo escuché, claro que me alegro por él. —Aplaudo por inercia.  

—Ya regreso voy a confirmar algo con Elina y Mary, sobre la limpieza. —miento a mis compañeras, pues necesito una excusa para salir del auditorio lo más pronto posible.

—Adelante, te esperamos. —responden.

Voy de inmediato al baño, cierro la puerta principal con seguro, me miro al espejo mientras afirmo mis manos sobre el tocador.

—¿Qué te pasa Camila, él es tu mejor amigo, debes desearle lo mejor, no? ¿Por qué te ha puesto así esta noticia?

No entiendo por qué siento una profunda tristeza, es como si estuvieran desprendiendo algo de mí sin saber qué. —Trago saliva.

Tomo algo de papel toalla del dispensador y seco un tanto mi rostro, retocando el maquillaje sin dañarlo. Respiro hondo y lo suelto despacio.

Minutos después, regreso a la sala de eventos, algunos estaban retirándose del lugar, otros estaban tomándose fotos, Sebas estaba con ellos. Pido una botella de agua al personal del catering. Le doy una par de sorbos, mientras estaba sentada en la última fila del auditorio, resoplo algo de cansancio. Sólo veo que de a poco el personal se estaba encargando del desmontaje. Me quedé así por un rato.

***

Más tarde... reviso mi móvil, tengo una llamada perdida de Patrick, decido marcarle enseguida. —Hola, Psicólogo, me estaba llamando, recién me desocupo, dígame.

—Sí Camila, debo hablar contigo ahorita, estoy en planta baja, cerca de la copiadora de la facultad, te espero. —contesta al otro lado de la llamada.

—Oh claro, enseguida bajo. —cuelga, el profesor y amor platónico de mi etapa universitaria, me estaba llamando; pero yo seguía estupefacta con la noticia de Sebas.

Bajo despacio, había poca gente deambulando por allí, de repente en el último escalón alguien me cierra el paso.

***

—Sebastián.

—Disculpa Camila, de esto quería hablarte, la verdad no pensé que lo harían público. —explica tomando mi mano, con una mirada apenada.

—Descuida Sebas, lo bueno es que me enteré, ¡no! Te mereces lo mejor, sé que te irá bien. —finjo sentir alegría cuando por dentro me consume un devastador no se qué, que ni yo misma entiendo.

—¿Era sobre eso entonces de lo que me querías hablar?

—No solo eso Camila, hay algo más, mira lo que sucede es que...

—¡Camila! —exclaman detrás de Sebas, y alcanzo a ver que es Patrick.

—¿Interrumpo algo? —su voz es cálida, pero esta vez suena algo áspera. Sebastian mira de reojo.

—No, para nada. —respondo.

Ellos fueron colegas pero nunca se llevaron bien, desconozco las razones pero eso sigue intacto por lo que veo.

—Camila necesito hablar contigo.

—Puede ser en otro momento, estoy con ella ahora. —Sebas asevera con un tono imponente.

—¿No estabas ocupado con tu fantástica despedida? —espeta Patrick.

Vi que la situación se tornaba fría y sarcástica.

—Hey que sucede aquí, tranquilos! —exclamo mientras me llevo una mano a la cabeza por un momento, con la otra al pecho.

—Esper... no me siento bien... creo que..., —replico, la cabeza me da vueltas, siento algo de escalofríos. Sebas me atrapa en sus brazos, levanto mi mirada perdida en él, pero mis ojos se entrecierran y...

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