— ¿Se puede saber por qué no me dijiste que estabas muriendo el otro día?
— Lo lamento joven, ingente...
— No te preocupes, Jessie, está bien, —la calmó mirándola con una ligera sonrisa para tranquilizarla, ella asintió.
— Iré a preparar un poco de café, permiso.
— ¿Y bien?
— No seas dramático John, no estaba muriendo, solo fue un poco de fiebre y cansancio, —explico con calma dejando el libro a un lado. —Y a todas estas ¿Cómo te enteraste?
— Llame al hotel cuando no respondías tu teléfono.
— A veces eres un grano en el culo ¿Te lo he dicho?
— Muchas veces… —se encogió de hombros. —Lo tomo como un alago, —sonrió. —¿Cómo te sientes?
— Mejor.
— ¿Necesitas que busque a alguien para que te atienda? Según tengo entendido necesitas reposo y quizás a alguien que atienda tus aler...
— Jessie lo está haciendo bien, gracias, —John alzo una ceja interrogante.
— ¿Quieres que te cuide una sirvienta? ¿Esa sirvienta?
— ¿Qué tiene de malo?
— No es para nada tu tipo Powell
— Solo me está cuidando no p