— Max Rivas —
Raúl se había ido.
Y fue tan extraño cuando me dio aquel beso en la frente, ni Sam me da besos en la frente.
Y ese abrazo hasta poder oler su perfume también fue extraño.
Pero, ¿Por qué me pidió perdón? Eso fue aún más extraño, él ni siquiera me había lastimado.
Entre a la casa a buscarlo y note que no estaba su moto, eso solo significaba una cosa.
Se había ido.
Me senté a un lado de mi hermana en el sofá mediano color vino tinto que tenemos en la sala de la casa.
— Y ¿Tu rubio de ojos lindos? — la mire con aquella mirada que sé que la intimida — Solo pregunto, no es para tanto — niego.
— Se fue y no me dio razones — miro a otro lado.
— Hora