Capitulo 5

La miro de lejos sin perderme ni un solo movimiento de ella tal y como llevo haciendo desde que me levante de la cama, en una de sus manos sostiene el biberón de Max mientras que con la otra teclea algo en su laptop. Continua sumida en sus pensamientos sin notar que tiene toda mi atención en ella, o si lo nota hace caso omiso.

—Mamá, Jake dice que los ositos de goma están hechos con saborintanes de frutas y que eso le hace daño a nuestro estómago —Gariel entra a la cocina con un paquete abierto de ositos de goma en una mano y en la otra sostiene un oso de goma observándolo con el ceño fruncido.

—Se dice Saborizantes, y no hacen mucho daño si no comes demasiados como pasa con el resto de las golosinas ¿Cierto Jake? —la madre de los niños me mira con una ceja levantada, podría apostar a que en su mirada me dice "¿En serio le dijiste eso a un niño?" A lo que yo solo me encojo de hombros continuando con mi café.

—Muy cierto, además tal vez dentro de unos años de tanto comer ositos de goma te vuelvas tan flexible como uno —muerdo una de las galletas dentro de mi plato luego de sumergirla un poco en la taza de mi café.

Hay un silencio en la sala que se me hace extraño por lo que con el ceño fruncido me giro hacia donde se encuentra parado el niño, sus ojos abiertos de par en par junto a su rostro pálido me hacen saber que no le gustó para nada mi pequeña bromita. Vuelvo a mirar a la madre que me mira con la boca abierta y el ceño levemente fruncido.

—¿Osea que me meterán en una bolsa y alguien podrá comerme? —Oh no, ya entendí. Este niño se tomó mi broma como una realidad, es que de verdad soy un completo idiota.

Por cosas como está podría perder mi trabajo.

—¿Que? ¡No! —me levanto de mi asiento para arrodillarme frente al niño de imaginación peculiar—. ¿Que clase de sentido del humor tienen en esta casa? Era un chiste, no te puedes convertir en una especie de niño goma solo por comer golosinas.

—¿Quien lo dice? —refuta en mi contra, creo que el niño de verdad quiere hacerme perder la cabeza.

—No lo sé, mira no te tomes tan enserio ese tipo de tonterías ¿Nunca te han contado un chiste? —cuestiono claramente confundido, Gariel parece no entender ninguna de mis bromas o chistes por más que se los explique y me perece un poco extraño que para su edad no sepa ninguna de estas cosas.

El niega con la cabeza y de inmediato mis ojos se disparan en dirección a su mamá, ella evade lo que puede mi mirada con un ligero sonrojó en sus mejillas que no sé si es por verguenza o el nerviosismo que le causa tener mis ojos sobre ella.

Me vuelvo hacia el niño que me mira con atención llevándose distraídamente una golosina a la boca.

—Muy bien, haber ¿Que tal en las caricaturas? —niega con la cabeza—. ¿Los programas de televisión? —vuelve a negar—. ¿Series, películas, nada?

—Nop, no y no. No sé de qué estás hablando Jake —me levanto como un resorte, Gariel solo me mira sin entender mi mala cara.

—Bien, esto creo que es lo más extraño que te he escuchado decirme ¿Y que con las trampas que haces? Se podrían considerar una broma —se encoje de hombros metiéndose otra golosina a la boca antes de contestar.

—No son bromas, son trampas y las comencé a hacer cuando vi a un niño de una película que lo hacía para espantar ladrones. Solo que en este caso serían niñeras —mira detrás de mí donde posiblemente se encuentra Gabe con mala cara—, solo algunas. ¡Bien! Fueron casi todas pero no fue con mala intención ¡Lo prometo!

Su madre solo suspira con cansancio para luego salir de la cocina con biberón en mano, vuelvo a lo mío con Gariel y me tomo mi tiempo antes de hablar.

—Mira, un chiste es...algo que dices para hacer reír a las personas ¿Tu madre nunca te ha dicho algo muy gracioso que te haya hecho reír? —el niega con la cabeza pero luego como si recordara asiente frenéticamente, suspiro de alivio.

—Una vez cuando salimos a casa del abuelo, mamá me contó que cuando era niña bebió el chocolate tan rápido que se le salió por la nariz y que el abuelo se había reído de ella y también le salió chocolate por la nariz —me cuenta con una sonrisa divertida en el rostro, no está mal. Pero creo que el sentido del humor en esta casa se basa en solo historias o cuentos del pasado.

—Mmm, muy bien. Pues los chistes son algo parecido, es una cosa que te dicen y hace reír —la puerta de la cocina se abre nuevamente dando paso una Gabe con el pequeño Max en brazos tomando desesperadamente de su biberón.

—Ese es un concepto un poco vago de lo que es un chiste —dice intentando sonar desinteresada pero solo yo noto que tiene toda su atención puesta en cualquier cosa que le este enseñando a su hijo, es una madre demasiado preocupada aunque intenté ocultarlo.

—¿En serio? No sabía que eras una experta en esta materia, reina de la comedia —casi tan rápido como termino de decirlo me arrepiento, creo que me he estado tomando muchas libertades desde la semana pasada cuando encontró a Gabe llorando por la película.

Para mí fortuna no me dice nada al respecto y solo actúa con normalidad, en realidad su reacción era todo menos lo que esperaba.

Se ríe.

Sus mejillas notoriamente sonrojadas y la suavidad con la que levanta la cabeza sujetando a Max, su risa me dejó completamente embobado. Mi corazón repentinamente se acelera dando paso a la calor que recibe mi cuerpo estando en su presencia, y no solo yo me encuentro observando con suma atención a la castaña frente a mi. Gariel la mira con una brillo de amor en esos pequeños ojos, se nota demasiado que el niño adora a su madre.

Deja de reír y pasa su mano libre por su cabello intentando arreglarlo, sus mejillas aún siguen con un rastro del sonrojo anterior pero ahora no es tan notorio como antes.

—Si, creo que no estoy en la posición correcta. Pero es algo de mi familia no tener un gran sentido del humor, no le des tanta importancia además no todos podemos tener tu "talento" así que no le exijas algo que está en su ADN —continua sonriendo mientras se encamina para volver a quedar frente a su laptop, hoy trabaja desde casa ya que no tiene que hacer muchas cosas por lo que sigue tecleando con tranquilidad observando con atención la pantalla frente a ella desviando su atención a nosotros de vez en cuando.

—Bien amigo, tú y yo tenemos una importante misión —le pico con un dedo la mejilla inflada debido a que se comió varias golosinas a la vez, se ríe un poco y traga antes de preguntarme curioso.

—¿Cual misión?

Sonrío con superioridad, el ADN no será un impedimento para que yo le enseñé a este niño ser un comediante de primera.

—Volverte un ser humano decente —el solo se ríe sin entender por completo de lo que le estoy hablando pero en sus ojos puedo ver el destello de diversión que siempre se asoma por sus bellos ojos.

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