—No me arrepiento, aunque me parte el corazón haberte hecho así. No, lamento no haberte enseñado antes. La madre de Susan. Y Susan. Esta es la última petición y deseo de esta abuela.
Al escuchar esas sinceras palabras, Cecilia y Susan abrieron mucho los ojos y se concentraron en ella.
Amanda habló con todas sus fuerzas, esperando transmitirles sus sentimientos.
—A partir de ahora vive sin hacer daño a nadie. Si lastimas a los demás, todo eso algún día volverá a ti. Además, si eres generoso y das amor a los demás, te llegarán cosas más valiosas que el dinero. Así que, por favor, cambia de opinión por el resto de tu vida y vive siempre con humildad y compasión. Especialmente para Avery, no puedo desearte toda mi vida. Por favor discúlpate con todo tu corazón y muestra sinceridad.
Cecilia y Susan asintieron mientras ella continuaba sus palabras con dificultad, palabra por palabra, en un tono lento pero fuerte.
—está bien… Abuela… Lo prometo, lo prometo, solo levántate rápido—Las dos pers