ALFA RASTUS;
El nacimiento del hijo de Andrew me convirtió en padrino. Estaba eufórico y juntos organizamos otra gran fiesta.
Nada comparado a los días tristes en los que solo podía pensar en encontrar a Agnes o en recuperarla a ella y a los cachorros.
Días en los que no podía celebrar.
Pero ahora, podía hacerlo sin dudarlo.
—¿Cómo se llama? —preguntó Kyle después de que los padres primerisos trajeran a la cachorra a su casa y mi familia los visitaran.
Susana y Andrew intercambiaron miradas.
—Camila —anunciaron simultáneamente.
Estaba sentado junto a Agnes, cuya barriga crecía cada día más, y me di cuenta de que estaba a punto de hablar maravillas del bonito nombre que Andrew y Susanna eligieron para la suya. Mientras tanto, nosotros no hemos podido ponernos de acuerdo sobre los nombres para las nuestras.
Pero antes de que Agnes pudiera hablar, Kyle nos sorprendió a todas al decir:
—Qué nombre tan bonito para una niña tan bonita.
Si hubiera sido Katie quien hubiera dicho esas palabra