Por su lado James se miraba angustiado al ver a Arturo al borde de las lágrimas.
- No llores Arturo, sabes yo creo que existe una razón muy importante de porque aún no te ha felicitado.
- ¿En serio?
- E igual ahora que la veamos puedes preguntarle directamente.
- Hm…
- Todo se soluciona hablando, no lo olvides Arturo – dijo acariciando los cabellos de su pequeño – así que nunca tengas miedo en preguntar.
- Gracias papi – dijo abrazándolo.
Tras eso terminaron de comer y James lo llevo a su departamento, donde miraron la tele y durmieron un poco, cuando dio la hora ellos se arreglaron y se encaminaron al local para la gran sorpresa.
- ¿A dónde vamos papi? – preguntó Arturo mirando con atención los edificios.
- Es una sorpresa, que se te va a encantar.
- Hm… supongo… - indicó un poco desanimado.
- Jeje sabes, así de inseguro me recuerdas a una persona muy especial.
- ¿A quién?
- A una gran mujer que conocí hace muchos años.
- ¿Y la conoceré?
- Mas adelante y con el permiso