Capítulo 38; consejos
~Especial Mariela—
Desde el momento en que elegí dejar de ser la marioneta de Felipe, sabía que me iba a traer consecuencias muy altas, y si me está llamando a su oficina es por algo.
Desde la fiesta no hemos cruzado muchas palabras y me ha cargado de trabajo.
Desde que entré a trabajar a esta empresa siempre me gustó, y él únicamente se ha aprovechado de mis sentimientos para hacer que haga todo lo que me pide. Pero eso se acabó.
—¿Qué necesitas?
Intento sentarme y me hace señas con los dedos para que me levante.
—Primero; cuando me hables necesito que te refieras a mí como señor, porque tú y yo no somos iguales. Y segundo; cuando entres a mi oficina no pongas tu asqueroso culo en mis sillas.
Asiento a lo que dice.
—¿Qué necesita, señor…? —alargo la última palabra.
—Quiero que te quedes después de que termines tu turno y me organices toda la oficina, necesito que la limpies muy bien porque está muy sucia, y me organices cada archivo fecha por fecha desde