Ámbar, lo estuvo pensando durante toda la mañana, ahora se encontraba, sentada a la mesa, con el papel que contenía el número de Matteo... ¿Debía llamarlo?
Él era jóven, tenía bonita sonrisa y era muy apuesto. Tal y como decía Amy, era mucho tiempo de abstinencia, solo debía calmar el deseo...
—Esos pensamientos ambiguos te están enloqueciendo, Ámbar — se dijo—¡Al carajo, necesito intentarlo!— tomó el papel y su celular, se dispuso a marcar... Al tercer repique escucho una jovial voz que preguntó.
—¿Hola?
—¿Matteo?
—Eh, si... ¿Quién es?— parecía dudar.
—Soy Ámbar... me diste tu número ayer.
—Vaya, hola guapa, debo decir que comenzaba a perder las esperanzas, me desilusionó un poco que no me marcarás ayer.
—Estuve indecisa de hacerlo—rió— me preocupaba si tenías la edad suficiente para hablar con una adulta—bromeó y el rió.
—Soy perfectamente legal, preciosa, eso no debe preocuparte, no dejes que mi cara te engañe, en un par de meses cumpliré veintiuno. Así que me temo que soy may