Por Roque
Esperé con ansias que sea la mañana del lunes.
No sabía a qué hora la podía encontrar.
Pasé por la puerta del instituto a las 7 de la mañana y seguía cerrado.
Ok, me dejé llevar por la ansiedad.
Fui a la oficina central de mis empresas, no estaba ni siquiera mi secretaria.
Traté de trabajar un poco, pero no logré hacerlo.
Quería verla y conocer a mi hijo.
¡Gentile no tiene porqué pasear con mi hijo!
Siento celos, celos de ella y celos de ese pequeño que no conozco y que siento que voy a amarlo hasta la locura.
Tengo que ser yo quién esté con ellos, porque Gentile no me engaña, si pudiera, por supuesto que elegiría a Irina por sobre las demás mujeres.
No sé porqué no lo hizo, por qué no se quedó con ella en lugar de su prometida.
Lo voy a averiguar.
Supongo que para él sería fácil enamorarla, llevarla a la locura.
Mejor para mí si eso no sucedió.
Aunque el bebé no sea su hijo, puede conquistar igual a la madre.
Es grande, debe tener 30, contra los 20 o 21 de Irina, más toda