Cristian y Jonathan escucharon el grito y se apresuraron.
―¡Kendra! ―los dos hombres la sujetaron, uno a la izquierda y el otro a la derecha, y la ayudaron a levantarse. ―¿Qué está pasando? ¿Estás herida?
Ya había lágrimas cayendo por sus mejillas. Conoce a Cristian desde hace tiempo y también est