En ese momento, Grayson se apresuró a entrar en la habitación. Estaba nervioso. “Presidenta, la condición de Tempestad está empeorando”.

Angeline le dijo furiosa a Jay: “No tienes que echarme, lo haré yo misma”. Salió y dejó a Jay parado allí.

Jay estaba completamente atónito mientras su mente se quedaba completamente en blanco.

¿Tempestad estaba en peligro?

Rápidamente salió corriendo. “¿Srta. Severe?”.

Angeline le devolvió la mirada. “¿Ahora que?”.

“¿Me puedes llevar contigo?”.

“¿Te niegas a suplicarme?”. Las mejillas de ella se hincharon como pan en una panadería. Se veía un poco linda.

Estaba claro que ella todavía estaba enojada con él.

Jay: “...”.

En ese momento, escuchó la voz exasperada de Angeline llamándolo. “Entra en el coche”.

Jay se acercó y se sentó a su lado.

Grayson conducía.

Angeline tenía la mirada fija en los girasoles del coche. Murmuró para sí misma: “¿Por qué darme girasoles? No existe la felicidad eterna en este mundo, ¿verdad?”.

Jay pensó que ella