Boye llegó a la azotea y abrió la puerta que los había aislado del resto del mundo. Mientras sus ojos pasaban por alto todo el pueblo y veía los rostros extraños de las personas que caminaban por la carretera, su rostro se volvió extremadamente sombrío.
El Abuelo había venido a su lado en algún momento, diciendo: "Ellos no se irán hasta que te encuentren a ti y a Bebé Zetty".
Boye respondió con ansiedad: "Pero tengo que salir".
El Abuelo preguntó: "¿Vas a recolectar ingredientes medicinales?".
Boye asintió. "Sí".
El Abuelo dijo: "Déjame ir, entonces".
Boye sacudió la cabeza y dijo: “Eres mi asistente y te conocen. ¿Cómo te dejarían ir libre?".
El Abuelo dijo: "Me disfrazaré".
Boye dijo: “Todos los aldeanos de la aldea están bajo su control. Si sales con una cara desconocida, sospecharán de ti".
El Abuelo respondió: “Tenemos que probar nuestra suerte. De lo contrario, si nos quedamos aquí, nos quedaremos sin comida y todo lo demás. Aún así tendremos que irnos eventualm