el dinero me presento el amor
el dinero me presento el amor
Por: Nany Sepúlveda
Capítulo 1

Hola mi nombre es Rian reyes, empresario multimillonario, soltero, 29 años, ojos color verdes, cabello corto y un poco barbón, pelo y barba color café oscuro.

Como ya se imaginaran el dinero me sobra, me ha dado todos los lujos por habido y por haber.

A mis 16 años mis padres murieron en un choque automovilístico, por lo cual vine la empresa, jamás me lamente ni sufrí mucho por la pérdida de ellos de todas formas casi no los veía, ellos tenían su vida y yo la mía, simple ¿no?

Solo vivíamos bajo el mismo techo, además me cuidaba la ama de llaves, Estella, o para mi lucecita, es un apodo que le di de chico al oír su nombre, fue una madre para mi aquella mujer y afortunadamente hasta el día de hoy sigue siendo así.

Ella me crío, me bañó, me cambió los pañales y me enseñó, jamás le lleve la contraria, por lo que dicen las madres siempre tienen razón. Herede la empresa de mis padres a mis 18 años y llevo soltero desde que tengo memoria, jamás me intereso alguna mujer, salía por diversión, pero de todas formas estaba más concentrado en mi futuro.

Tenía que ser exitoso y poderoso como mis padres, no dejaría caer su imperio.

Vivo en una casa gigante de tres pisos, cuando herede la empresa de mis padres me toco estudiar y trabajar, fue algo demasiado difícil, pocas veces dormía, apenas me gradué de economía puede relajarme de todas formas no era tan difícil.

Lo difícil era sobrevivir los días, mis padres tenían negocios como en el alto mundo tanto como en el de abajo.

Así que los primeros días que lleve la empresa venían casi todos los días a armar un tiroteo, al menos me enseñaron a usar armas y ser un asesino despiada, no me gusta que me hagan enojar, la verdad tengo un problema en control de ira con los únicos a quien no eh ataco en a Estella y a Roberto, mi mano derecha en el trabajo, tiene 28 años y fue el quien me pone al tanto de todo.

Y aquí vamos la misma rutina de siempre, mi despertador suena a las 7 a.m., me levanto y voy directo al baño para bañarme odio el sudor matutino.

Mientras me baño, Estella debe estar preparando el desayuno, al terminar la ducha salgo pongo una toalla alrededor de mi cintura y voy al closet, elijo un conjunto simple pero elegante, unos jeans, camisa y chaqueta, jamás fui fan de los trajes, son incomodos.

Al terminar de vestirme me voy a peinar y me pongo un poco de loción, tomo mi bolso, reviso que estén todos los documentos y meto mi teléfono y laptop.

Al asegurarme de tener todo bajo y saludo a estela dándole un beso en la mejilla.

"Hola Estella, como amaneciste?" La abrazo y me siento en la mesa para empezar a desayunar.

"Bien mi niño, aún recuerdo cuando me llamabas lucecita, ahora eres tan amargado conmigo, a qué hora llegaras hoy? te preparo el almuerzo?" Comento y luego me beso la mejilla y me dejo un vaso de zumo de naranja y se siento a mi lado para desayunar conmigo, me gusta que lo haga y ya es costumbre que desayunemos juntos.

"No soy amargado" me defendí "solo es que lucecita es un apodo más de niño chico, madure, esa es la diferencia" Estella se rio y yo sonreí, me gusta animarla "Lo siento, hoy no vendré a almorzar, tengo una reunión con los accionistas de la empresa, además llegare tarde, pero no te preocupes, relájate hoy" Dicho eso, me levanté y procedí a darle a un beso en la mejilla para despedirme.

Salí de la casa y ahí estaba mi fiel conductor y guardaespaldas, subí al auto y fui de camino a la empresa.

Después de un rato llegue a la empresa el día transcurrió de lo más aburrido posible, reunión tras reunión.

Ya estaba cansado y estresado, si seguía un minuto más aquí perdería la cabeza, salí de mi despacho y subía al ascensor mientras revisaba una cosa en mi teléfono, después de unos 5 minutos llegue a la primera planta, y procedí a salir de la empresa, me dirigí a la cafetería que iba todas las mañanas, ese día no había tanta clientela, cosa que me sorprendía este café era riquísimo, pero era lo mejor, así no había tanto ruido, mientras tanto espere a que me atendieran.

Se acerco una chica de unos 18/19 años, era bellísima, una cintura definida, unas piernas gruesas pero sin dejar la delicadeza, unos brazos finos, su silueta era perfecta parecía una modelo o quizás mucho mejor digo yo, quede embobado con su delicada piel que parecía de porcelana, unos labios finos pero a la vez un poco gruesos de un suave color rosa, unas mejillas delicadas y con un leve tenue rojizo, la punta de la nariz también tenía ese leve color y era perfecta, unos ojos avellana y un pelo color oro cobrizo.

"Señor! despierte aquí no es para dormir!" esos gritos me sacaron de mi transe, la chica estaba con los brazos cruzados y sus cejas arrugadas mientras que la punta de la nariz también estaba levemente arrugada como un conejo haciéndome soltar una leve risa que al parecer no fue de su agrado porque estuvo a punto de gritarme otra vez si no fuera porque el gerente se estaba acercando a nuestra mesa.

El gerente era un buen amigo mío por lo cual se enojó de más, respondiéndole a la mesera "aquí no se grita y mucho menos se le grita a los clientes, si lo vuelves a hacer te juro que te vas despedida." la chica agacho la cabeza en señal de disculpa y procedió a irse, no estaba contento pero la verdad no podía meterme el gerente tenía razón no estaba bien que ella le gritara a la gente.

"No te preocupes Henry, no me molesto" mi amigo abrió los ojos como platos como si hubiese visto un cerdo volar "No te molesto? de verdad?" yo solo asentí a lo cual es me miro extrañado aunque procedió a dejar de preguntar y a traerme lo mismo de siempre.

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