Unas horas después.
Permanezco en el frio suelo de madera de la sala de ensayo, mirando el techo, la soledad siendo mi mejor compañía y los recuerdos de mis hermanos azotando mi memoria. La puerta de la sala se abre y Kyle entra sin camisa y un par de cervezas en sus manos, sin decir nada la coloca a mi lado y se sienta.
En silencio lo veo dar un largo sorbo y recostar su cabeza de la pared, cierra sus ojos y suspira, también debe ser duro para él, yo perdí a mi hermano y mi mejor amigo, pero el también perdió a su mejor amigo, Kyle y Niko siempre éramos tres, donde iba Niko estaba yo y donde estaba yo estaba Kyle.
Jamás se comparará la relación que tenía con mi hermano, pero sé cuánto le afecto su partida a él, la diferencia fue que el decidió seguir adelante y yo no pude hacerlo.
– ¿Quieres hablar? – pregunta en un susurro aun con sus ojos cerrados
– No – respondo con simpleza
– Deberías – agrega en voz baja
– No quiero Kyle – le espeto cabreado y él sonríe
– lo sé, pero deberías ha