Capítulo 30 - Enfrentando a la escoria

Blanca bajó la mirada, una vez la vi ingresar me giré. El desagradable hombre tenía a una mujer a su lado. Hablé en griego.

—Señorita, si no quiere ser arrastrada, puede retirarse del brazo de este don nadie. —miré a Athan.

—Es uno de los dueños de los hoteles.

—No es nadie, no quiero ser un patán con usted. Pero si no se retira en uno, dos…

La mujer vio la determinación en mí y una vez se hizo a un lado le estampé el puño en la nariz reventándosela. Lo agarré de la camisa a la que le habían caído gotas de sangre.

» Una palabra ofensiva hacia la señora Katsaros y no te quedarán dientes. Ya deberías de entender que frente a mí no puedes ofender a una dama, ¿no fue suficiente con el dinero que le pagaste a la señorita Senna por tu abuso y la orden del juez? —Vi miedo en los ojos—. Solo eres un bocón cuando no puedes sobornar a tu oponente, en mi tierra los llamamos güevon.

Lo alejé un poco, le compuse el saco, no quiero a este tipo en la boda de la secretaria de hoteles Katsaros así que
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