—Sigue en la UCI. Mañana iremos a visitarle. Ahora deberías comer algo —dijo Julio mientras miraba a Sofía.
Aunque no se había recuperado por completo, quería visitar a Diego de inmediato. Julio se sintió un poco molesto por ello, pero no dijo nada. Sabía cuánto valoraba Sofía los favores. A ella, al igual que a él, no le gustaba deber nada a nadie, especialmente en asuntos de vida o muerte.
Sofía negó con la cabeza e insistió:
—Echaré un vistazo desde fuera. No puedo estar tranquila si no lo veo con mis propios ojos.
—De acuerdo.Julio sabía que no podía detenerla. Así que no le impidió ir a ver a Diego. Pensó que no le haría ningún daño y podría tranquilizarla.
Ayudó a Sofía a salir de la sala y se dirigieron directamente a la UCI, donde estaba Diego. Dado que Sofía era médico en el hospital, le permitieron entrar para ver a Diego. Aun así, ella no entró en la habitación, sino que se limitó a mirar a través de la pequeña ventana de la puerta.
—Yo... no sé cómo enfrentarme a él —se a