Viendo que ambos tenían regalos preparados para el niño, Mariana se sintió muy apenada y rápidamente negó con la cabeza, diciendo:
—No es necesario, de verdad. Solo con el gesto es suficiente. Es muy pequeña, no necesita ningún regalo.
—Sostenlo, es para el niño— insistió Sofía, entregándole el regalo a Mariana. Dado que el niño era muy pequeño, solo su madre podría guardárselo por él.
Mariana, indecisa, buscó la mirada de Antonio, preguntándose si debía aceptar o no.
—Sí, tómalo. Es lo que deben hacer— dijo Antonio. Siendo tío y tía, no podían escapar de este gesto de regalo.
Con estas palabras de Antonio, Mariana dejó de resistirse y aceptó el regalo.
—Lo guardaré por él hasta que sea consciente y pueda apreciarlo.
Terminada la fase de los regalos, todos continuaron con la comida. Después de la comida, a pesar de que el banquete no había terminado, Antonio organizó otras actividades. Ese día, todo el hotel estaba reservado para ellos, y los invitados podían disfrutar de diversas ac