Movimos los sillones creando un gran espacio y nos sentamos uno frente al otro, Ian llenó los caballitos y al terminar me mira con una gran sonrisa. —Oh si, hoy sabré muchas cosas sobre ti nena.
—No creó tener información tan relevante como tú — le regresé la sonrisa.
—Bien ¿quién comienza?
—¿Piedra, papel o tijera? —sugerí.
—Bien— me miró de manera retadora.
—Un, dos, tre