Justo al llegar al semáforo, Felipe detuvo el coche y la miró con una mirada sombría, y dijo:
"No estoy insatisfecho. Si insistes en divorciarte, incluso puedo irme sin nada. Tampoco pretendo amenazarte. Es solo que… hay muchas cosas que aún no entiendo, y me sentía reacio."
Al escuchar las palabras "me sentía reacio" salir de su boca, Lucía mostró una fugaz expresión de asombro.
"¿De qué no estás dispuesto? ¿De qué te divorcies sin entender por qué? ¿O de que sea yo quien presentó divorcio primero?"
“Nada de eso, Lucía.”
Al ver su desconcierto, Felipe soltó una risa amarga. Su voz grave llevaba un dejo indefinible, algo entre resignación y nostalgia.
“No acepto que me malinterpretes. No acepto que ni siquiera me des una oportunidad. No acepto trazar una línea definitiva entre nosotros.”
Esta vez, fue Lucía quien calló. No entendía lo que significaban sus palabras.
¿No había estado enamorado de Paula durante años? ¿No debería estar pidiéndola matrimonio ahora?
¿Por qué me dic