—Yo también idiota, aunque a veces quiera arrancarte la cabeza ¿Me das un abrazo? —pidió Taddeo a su gemelo.
—Claro cabezón—pronunció abrazando a su hermano.
—No le digas a mamá que estoy aquí.
—Pero ella debe saberlo, se molestara si no lo hago.
—Me echas la culpa a mí, yo asumo la responsabilidad,