Capítulo 2: Marcelo Lennox

En esos momentos se estaba llevando a cabo la reunión anual de lideres, donde todos discutían sobre política, los logros individuales de cada clan, el manejo de recursos en sus dominios y sobre las medidas que usaban para el control de la población de los humanos, ya que ellos controlaban el número de natalidad de la raza que era más débil que ellos, ya que sabían que de no vigilarlos podrían ponerse en su contra y eso sería un gran problema a futuro.

Justo en esos momentos un lobo joven ahogaba un bostezo, quien viajo acompañando a su padre a esa reunión porque como futuro líder de su clan debía empezar a familiarizarse con esas juntas, aunque le parecieran aburridas y solo rara vez era interesante escuchar sobre los logros y descubrimientos de los demás clanes. El nombre de ese lobo era: Marcelo Lennox, primogénito del clan Lennox que manejaba el norte del país; él era un lobo de cabello corto de color azabache, ojos de color azul y de tonalidad de piel clara y complexión algo fornida.

- Marcelo, al menos demuestra algo de interés – escucho que le susurraban, por lo que al mirar a su derecha vio a su mejor amigo y prometido de su hermana menor: Erik White.

- Es difícil no aburrirse cuando solo se habla de cosas tan superficiales y a veces algo irrelevantes.

- Bueno sabes que a los viejos les gusta presumir sus descubrimientos e inventos a los demás porque así alimentan su ego dañado por la edad – opino divertido el rubio.

- Lo veo innecesario – indico haciendo una mueca.

- En eso te doy la razón – opino el rubio estirándose un poco - por cierto ¿cómo vas con Teresa?

- ¿Qué con ella?

- Vamos hombre, hace un mes que anunciaron su compromiso.

- Lo anunciaron mis padres, yo jamás he dicho que desee desposarla – indico el cerrando los ojos.

- Pero tus padres…

- Pues felicidades por ellos, pero yo les dije a mis padres que no me interesa casarme con cualquiera.

- Bueno los Hamilton no son cualquiera, son la tercera familia más rica del norte, después de la tuya y la mía.

- Que las cosas le funcionaran bien a mi padre con Samantha y contigo no significaba que pasaría lo mismo conmigo, yo la aborrecí a primera vista – indico rodando los ojos.

- Puff… ¿en serio?

- Si.

- Que cruel eres.

- Me da igual lo que pienses – susurro el pelinegro – para que yo me case, esa mujer debe ser mi luna o que en verdad me enamore de ella.

- ¿Tú luna? jajaja ¿es en serio? – hablo divertido el rubio – no pensé que tu fueras de los que aun creen en esos cuentos de antaño de que existe un humano especial para nosotros, que nos complementaran y le dará gran poder a nuestro linaje jajaja dios… siempre creí que eras alguien más maduro, cuñadito – indico, aunque no pudo seguir burlándose porque recibió un pisotón por parte del pelinegro que le miraba furioso y con un tic en el ojo.

- Uno nunca sabe – dijo rechinando los dientes molesto - pero solo te decía las únicas dos formas que deben pasar para que me case.

- Ah… auch… si me lo gane – susurro sobando su pie – am… ¿y que harás con mi suegro? digo puede ponerse furioso si vas en contra de sus deseos.

- Pues si tanto la quiere, que se case con ella y que a mí me deje en paz.

- Que genio – se burló Erik, tras eso la conversación entre ellos finalizo y ambos prestaron atención al resto de la plática.

Al terminar la plática ambos lobos se colocaron de pie notando que todos los lideres se despedían y cada uno caminaba hasta donde estaban los de su clan, al ver eso ambos jóvenes se colocaron de pie para ir con un lobo pelinegro, de ojos color marrón y de tonalidad de piel clara, quien se miraba algo mayor, pero aun así se podía apreciar su complexión fornida.

- Vámonos – les dijo al llegar a su lado, donde ambos asintieron y lo siguieron sin protestar.

Los 3 se retiraron del lugar, caminando hasta una limusina de color plata que les esperaba.

- Se ve que se aburrieron muchachos – opino el mayor, una vez que ingresaron al vehículo y este se puso en marcha.

- ¿Fuimos tan obvios? – pregunto Erik curioso y sintiéndose apenado.

- Mas bien ruidosos, aunque dudo que alguien los escuchara – indico divertido el mayor – pero como yo conozco bien su timbre de voz, escuche todo.

- Lo importante es que esto ya termino – opino Marcelo buscando desviar el tema de la conversación.

- Por hoy, mañana se hablará sobre el dinero que nos dará el rey para este año y sobre la aprobación de los nuevos impuestos.

- De esa parte se encargará Marcelo ¿verdad?

- Aun así todos debemos estar presentes, Erik - dijo el mayor – ya que este será el último año que Marcelo ve ese tema, porque después de tu boda, tú y mi hija serán los que vean la parte administrativa de nuestro territorio.

- Comprendo – contesto con seriedad el rubio – y será un honor ayudar a la familia con eso.

- Bien - hablo el mayor y en eso miro a los ojos a su hijo - ¿y tú? ¿cuándo vas a hablar seriamente con la hija de los Hamilton?

- Puedo ver el tema militar de la familia sin estar casado – dijo Marcelo – sabes que tener una pareja no es un requisito para heredar ese puesto a no ser que estemos en una guerra.

- No, pero en tu caso si es un requisito obligatorio – dijo el mayor frunciendo ligeramente el ceño.

- Padre…

- No me inspiras confianza ni seguridad, ya que eres alguien impulsivo y a veces dejas que la ira sea tu fiel consejera – declaro – si quieres mi puesto, deveras estar casado, porque necesito que alguien este a tu lado para traerte con la correa corta y pueda evitar que hagas locuras irracionales.

- Tch… yo ya no soy un niño impulsivo.

- … - Erik solo estaba callado escuchándolos hablar.

- Lo dudo mucho.

- Bueno ya vere que hago cuando regresemos.

- Al regresar la llamaras e invitaras a salir, porque le debes una cita y que esta vez dure más de 10 minutos.

- No te prometo nada, porque solo al recordar sus preguntas de moda y maquillaje me saca de quicio.

- Entonces ¿quieres que la reconsidere y te busque a una nueva prometida?

- Digo que, en vez de buscarme una nueva prometida, me dejes a mi elegir… digo al final yo estaré casado y viviré el resto de mi vida con esa persona ¿o no?

- Supongo que llevas la razón, en ese caso tienes un mes.

- Puff… - Erik no pudo evitar reírse por esa loca sugerencia.

- ¿Como si en un mes tú te hubieras enamorado de madre?

- Tu madre es una excepción porque es una hermosa loba que vale mucho.

- Pues eso quiero para mí, pero dudo que en un mes aparezca.

- Creo que Marcelo tiene razón, suegro y lo digo porque él pasa la mayoría del tiempo dedicado al trabajo - opino el rubio.

- En ese caso ayúdame un poco, cuando tengas una cita con Samantha vas por él y lo sacan de paseo.

- Que… - dijo asustado el rubio, ya que no quería a su cuñado sobre de ellos en esos momentos.

- Je… - ahora Marcelo se burló al ver la cara de su amigo.

- Cierto, hablado de tu hermana – empezo a decir el mayor – me llamo hace rato y me dijo que ya está la nueva criada instalada en tu casa.

- Solo espero que sea más competente que esa última humana – menciono Marcelo acomodándose en su asiento.

- Jeje es que la última se pasó de lista, queriendo robar en tu casa y de paso tratar de seducirte – menciono divertido Erik, ya que recordó como la encontraron un día que el acompaño a su cuñado a buscar algo en la casa y vio que esa humana estaba vestida solo con un mandil de cocina.

- No me interesan las humanas – indico fastidiado Marcelo.

- Según tu hermana y previniendo eso se hizo una entrevista más rigurosa y dijo que la nueva chica aprobada hasta tiene buena sazón.

- ¿Eh? eso dijo – hablaron asombrados ambos jóvenes.

- Hm… todo indica que esta vez al fin apareció alguien competente para cuidarte y mantener en orden la casa, porque sorprendió a tu hermana con su comida y ya vez que tanto ella como tú son bien quisquillosos y especiales cuando se trata de la comida.

- Eso quiere decir que podemos hacer una reunión descuente en tu casa y tendremos buena comida – hablo divertido Erik, ya que a veces le gustaba ir a molestar a su cuñado para que juntos vieran alguna película o deporte y bebieran un poco.

- Ahora me siento intrigado, pero bueno la conoceré cuando terminemos los pendientes de aquí – indico divertido Marcelo.

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