Narra Isabella.
- Si tan segura estás de que me enamoraré de ti, firma y que sea una apuesta- niego con una sonrisa en mis labios antes de continuar leyendo. Debo leer entre líneas para evitar complicaciones a futuro.
Pagarme la cantidad del valor de su empresa es exagerado.
Pero sin duda es para dejar en claro que no quiere que se estere alguien ajeno a nosotros.
Llego a una de las reglas para ambos y casi me atraganto con mi saliva.
- ¡Dios! Usted está loco- alzo la voz y la mirada hacia él quien sigue sin inmutarse en su lugar.
- A qué se refiere con eso- alza una ceja y ladea la cabeza un poco.
- Los involucrados no puedes cruzar la línea entre ellos. Queda prohibido los besos, rozes o intimidad entre ellos- leo y al parecer él sigue sin entender-. Si yo quisiera eso de usted, no estaría por firmar un contrato para tener una relación falsa con mi jefe. Esa parte era innecesaria. No pienso intimar con usted- digo mirándolo a los ojos con determinación.
- En ese caso no hay prob