NATANAEL DÍAZ
La incertidumbre me estaba matando, mientras el tiempo estaba pasando más me estaba desesperando por saber noticias acerca de Laura. Los oficiales estuvieron ayudándome a mantener la calma, pero es que no me podía quedar de brazos cruzados sabiendo que cualquier cosa le puede estar pasando a mi mujer.
—Señor Díaz, mantenga la calma, estas cosas pasan seguido y créame que cuando uno coopera con la persona secuestradora, se soluciona, además ya estamos trabajando para tratar de localizarla— el agente trajo un vaso de agua, pero en este momento no quería nada, absolutamente nada.
—Es fácil decirlo desde su punto de vista, pero si estuviera en mi lugar no estaría tan campante caminando— no quise recibir el vaso. Mi teléfono en ese momento empezó a vibrar y vi que era un número oculto.
Los oficiales me miran y me hacen de señal que conteste de la manera más natural posible.
—Natanael Díaz…— la voz que escucho al otro lado de la línea era distorsionada producto del aparato que