Narra Erick.
Veo a Verónica dormir y la verdad es una mujer muy hermosa, nunca me había puesto a contemplarla como lo estoy haciendo ahora.
¡Mi mujer es bellísima! Pensé emocionado.
— Buenos días, murciélago. — me dijo ella tallándose los ojos.
— Buenos días mi cachorra hermosa. — le dije acercándome a para darle un beso en los labios, pero antes de unir nuestras bocas, volteo la cara para que no la pudiera besar.
— jajajaja, no me diga que te enamoraste de mí. — me dijo parándose de la cama.
— Solo quiero llevar la fiesta en paz, ya que acordamos que serías mi mujer de ahora en adelante. — le dije acercándome a ella para abrazarla, pero me quitó de su lado con mucha fuerza (fuerza que ayer no tenía).
— Yo no acordé nada contigo, solo follamos y ya esto es te di y te fuiste, así como lo hice contigo lo haré con muchos hombres, tú no eres la excepción. — me dijo restándole importancia a que tan solo hace horas la hice mía