—¿Qué demonios significa esto?— pregunto exaltado.
—Estás muy equivocado hijo si crees que yo te tengo que dar explicaciones por lo que hago o no— me dice mi padre muy orgulloso. Yo estoy que quiero matar a alguien.
—¿Me vas a decir que es pura casualidad que vayas a estar entrometiéndote en el mismo Instituto donde yo justamente deseo hacer mis investigaciones?— pregunto.
—Yo tengo el derecho de trabajar donde quiero ir...— dice él y yo me la acerco, enfrentándome a él, solo quiero intimidarlo un poco que entienda que yo no soy más un pequeño al que él pueda menospreciar.
—Dile a los Pascals qué te vas a retirar y que no quieres estar involucrado en esto— digo con voz seca, pero mi padre no sé amilana, sino todo lo contrario se me pone a la par.
—Yo hago lo que me dé la gana. Y sí... ¿Quieres escucharlo? Te lo digo entonces: Estoy aquí para vigilar que no arruines tu vida—
—¿Mi vida?— pregunto ofendido — ¿O lo que te preocupa es el legado de la familia?— le digo y él no me