Calma antes de la tormenta

ELIJAH.

Valentine y yo cruzamos las puertas dobles de la estación de policía donde se están llevando a cabo las investigaciones contra Julia, tomados de la mano. Los periodistas enloquecen apenas nos ven, más no nos toman fotografías, deben recordar lo que sea que mi preciosa mujer les dijo días atrás.

Ella aprieta el agarre en nuestras manos y yo volteo a verla, me hace señas para que baje la cabeza y la obedezco, no estamos como para hablar con tranquilidad. Los periodistas amarillistas son como animales carroñeros, acorralan a sus víctimas hasta lanzarlas por el precipicio para luego comer sus sesos.

Valentine me pide que la saque de aquí y yo asiento, nuestra vida privada no es interés público, lo que hagamos o dejemos de hacer es nuestro problema, no de los demás. Comienzo a abrirnos paso a través de los periodistas con mi chica pegada a mi espalda, por Valentine iría hasta la luna con tal de hacerla feliz.

Vamos hacia mi auto a paso rápido y suelto un