Zoey sabía que la situación era complicada. ¿Qué debía hacer ahora? Nunca imaginó que ese niño diría algo así. Sin duda, Rubí debía haberlo manipulado.
Pero en ese momento, todos le creerían al niño, no a ella. ¿Qué hacer? Necesitaba encontrar una solución rápidamente.
Una vez que todos estuvieron sentados, Tobías preguntó con voz fría y autoritaria:
—¿Qué está pasando exactamente?
Los presentes miraron a Rubí y a Zoey con expresiones interrogantes.
Rubí, reclinada en los brazos de Marcus, habló débilmente:
—Es mi culpa, papá. No debí volver a casa… Será mejor que me vaya. Cariño, llévame de regreso. Me iré hoy. He estado lejos tantos años que ya no hay lugar para mí aquí…
El rostro de Zoey palideció. Rubí había reaccionado rápido, y con esas palabras reforzaba el relato de Dylan. Al escucharlas, una expresión de culpa y dolor cruzó el rostro de Tobías. No sabía cómo responder.
Sabrina, visiblemente alterada, dijo con firmeza:
—Rubí, no hables de eso ahora. Dile a tu padre lo que pasó