Los días se pasaron tan rápido como terminaban el concierto, se subían a un avión y partían a la siguiente ciudad. Luego de Chicago, pasaron por Pittsburg, Nueva York, Nashville y Houston.
En el aeropuerto George Bush Intercontinental Airport, Rob se despide de Giselle y le agradece por acompañarlo.
—Yo soy quien debe agradecerte —le dice Giselle sonriendo—, me ayudaste a cumplir el sueño de una niña sin dientes, de trenzas y que soñaba que su cama era el escenario.
—Supongo que todos empezamos así, yo sentaba a mi G.I. Joe y mi Max Steel en una de las sillas, eran mis más fervientes fanáticos.
—En mi caso eran Polly Pocket y Barbie —los dos se ríen y Rob la acompaña a la escalera.
—Espero que un día, cuando decidas que ya tienes suficiente de las relaciones púb