La Omega se vio encerrada entre el enorme cuerpo intimidante de su Alfa y la puerta cerrada con el seguro.
— Escúchame bien Ophelia Allen, puedes odiarme, puedes maldecirme, pero nunca jamás te atrevas a romper nuestro lazo, ¡no lo permitiré!— Elijah le habló entre dientes mientras la agarraba por