-¿Dónde se ha ido tu juguete? -Andrew entró y se sentó en la cama con una mirada curiosa en la cara. Me mordí el labio nerviosamente.
-Eh... Te elegí -susurré tímidamente captando toda su atención.
-¿Te vas a quedar? -sus rasgos se suavizaron inmediatamente, el tono de su voz cambió de gruñón y frío a cálido y vulnerable. Asentí ligeramente, mirándolo mientras esperaba pacientemente su reacción-. ¿Significa esto que hemos vuelto? -sus grandes ojos me miraron fijamente. Me reí de Andrew, que luchaba por ocultar su emoción.
-Supongo que sí -le pronuncié con una cálida sonrisa. Una gran sonrisa apareció en su cara mientras sacaba su collar.