3JESSE CARTER

Me levanto asustada, cuando la puerta de mi habitación se abre de golpe. Miro con enojo a quien se encontraba de pie en la entrada de mi habitación. 

— Dice papá que levantes tu culo de la cama, que te bañes y te coloques un lindo vestido elegante. — Dice Josh. 

— ¿Y tenías que abrir la puerta de esa forma? — Pero su única respuesta fue encogerse de hombros. — ¿A dónde iremos? 

— No lo sé, pero decir que es algo importante, así que no demores. 

Josh cierra la puerta dejándome sola en la habitación. 

Me libero de las cobijas y me dirijo hacia el baño. El agua tibia cae sobre mi piel, reconfortante y revitalizante a la vez. Me sumerjo en el flujo constante, permitiendo que cada gota disipe la tensión acumulada, como si lavara también las preocupaciones que se han aferrado a mí.

Una vez fuera de la ducha, me encamino hacia mi guardarropa. La ocasión exige algo especial, así que selecciono uno de mis mejores vestidos, aquel que me hace sentir segura y empoderada. Paso tiempo planchando mi cabello, queriendo asegurarme de que mi apariencia refleje la fortaleza que deseo proyectar.

El maquillaje se vuelve un arte delicado. Opto por algo natural, queriendo que mi rostro refleje serenidad, aunque por dentro las emociones estén revueltas. Cada trazo se convierte en una forma de prepararme para lo que está por venir.

Finalmente, salgo de mi habitación, lista para enfrentar lo que sea que me espere fuera.

— Buenos días familia. — Digo entrando al comedor. 

Todos estaban vestidos de forma elegante, lo cual me hizo fruncir el ceño y preguntarme ¿Qué estaba pasando?

— Buenas tardes, porque ya es pasada la una. — dijo mi padre. 

— Papá, ya dinos que es lo que nos tienes que decir. — Gregory sale de la cocina con una mandarina en su mano. 

Mi padre me lanza un fuerte suspiro. 

— Vamos a tener un almuerzo con los Maxwell. 

— ¡¿Qué?! — Soltamos mis hermanos y yo al tiempo. 

— ¿Por qué vamos a almorzar con los Maxwell? — Gregory se notaba un tanto enojado. — Eso no tiene sentido papá, son nuestros mayores rivales. 

— No cuestiones mis desiciones. — Le advierte mi padre. — Así que andando, porque ya nos vamos. 

— Yo no pienso ire. — Soy la primera en rechazar. — Te recuerdo que Jordan irrumpió en mi habitación anoche. 

— ¡¿Qué?! — Exclaman al mismo tiempo los gemelos.

— Va a ir, y no me importa arrastrarte hasta la casa de los Maxwell. — Amenazó mi padre. — Ahora los quiero ver fuera de la casa. — Nadie se mueve. — !Ahora! — Exclamó y rápidamente todos caminamos fuera de la casa. 

Josh y Gregory me hacen a un lado. 

— ¿Cómo es eso de que Jordan Maxwell estaba en tu habitación? — Gregory más cabreado que yo

— El tonto se metio en mi habitación para que le pagara lo de la carrera, y todo por ustedes. — los golpeo. — Les dije desde un principio que no quería hacerlo, pero me indujeron a ello y ahora debemos entablar una conversación con nuestros archienemigos. 

— ¿Y cómo supo que fuiste tú si no había nadie a nuestro alrededor? — Cuestiona Josh.

— No lo sé, pero me vieron hacerlo y ustedes me las pagaran muy caro.

— Andando. — Dice mi padre, quien tomaba a mi madre de la mano, ella tampoco tenía muchos ánimos de ir a la casa de la familia Maxwell. 

Caminamos detrás de ellos cruzando la calle, desafortunadamente vivían enfrente de nosotros. A ves no sé en qué pensaban nuestros tatarabuelos al querer vivir frente a su enemigos, es mortificarse todos los días. Pero ya no hay vuelta atrás, ya debíamos tocar el maldito timbre. 

Mi padre lo hace y segundos después el padre de Jordan Maxwell sale. 

— Bienvenidos. — Se hace a un lado para dejarnos pasar. — Ya estamos todos en el comedor, los estábamos esperando. 

— Gracias por recibirnos Thomas. — Mi padre le tiende la mano. 

— Ya es momento de cambiarlo todo Chester. — Thomas toma la mano de mi padre.

Pero… ¿De qué rayos estaba hablando? 

No le doy importancia y camino directo al comedor junto a mis hermanos, sentados en sus respectivos asientos estaban, Jordan y su hermana Aliya.

— Buenas tardes señora. — Saludo a la madre de Jordan. 

— Buenas tardes chicos, por favor siéntense. — Con una sonrisa notablemente fingida. 

— Puedes sentarte a mi lado Jesse. — Aliya señala el asiento a su lado. 

Camino en su dirección y me siento a su lado. 

De toda la familia ella es la más amable, hemos entablado palabras uñas cuantas veces, pero nada más allá que sun simple “Hola” y un “¿Como estas?” En comparación con su hermano que es un idiota total. 

El resto de personal se sientan en la mesa, y el gran banquete se comienza a servir, los platos  llenos de comida iban de un lado al otro, pero ninguno de los presentes hablaba al respecto, lo cual me mantiene en constante alerta. 

— ¿Por qué de repente nuestra familia quiere cenar juntas? — Le susurré a Aliya. 

— No lo sé, papá no nos quiso decir. — Respondió con educación. 

Hago una mueca y miro a mis hermanos, ellos simplemente comían lo que tenían en su plato, así que también hice lo mismo.

Esa pausa incómoda en medio de la cena fue como un eco ensordecedor en la habitación. El silencio se extendió, envolviéndonos a todos en una atmósfera pesada y tensa. Cada segundo que pasaba sin que nadie dijera una palabra se sentía como una eternidad.

El sonido de los cubiertos chocando con los platos resonaba de manera estridente, como si fuera el único ruido capaz de romper esa quietud incómoda. Miraba a mis padres, esperando algún indicio, alguna señal que explicara el porqué de ese silencio pesado que se apoderaba de la mesa.

Los Maxwell, por su parte, parecían haber optado por el mismo sendero del silencio. Su falta de intención de romper esa pausa solo aumentaba la tensión en el ambiente. Las miradas se cruzaban de vez en cuando, pero nadie parecía dispuesto a ser el primero en romper ese muro de silencio que se había erigido entre nosotros.

Era como estar en medio de una habitación llena de palabras no dichas, pensamientos suspendidos en el aire que nadie se atrevía a expresar. Cada uno guardaba sus propias razones para no hablar, pero esa falta de comunicación se sentía abrumadora.

El deseo de que alguien rompiera ese silencio se tornaba más fuerte con cada minuto que pasaba. Anhelaba que alguien diera el primer paso para desatar ese nudo en la garganta que era el silencio prolongado. Pero mientras tanto, la mesa seguía siendo testigo mudo de una situación que parecía estar suspendida en el tiempo.

— Thomas ¿No crees que ya es momento de que hablemos? — Habla mi padre y todas las miradas se posan sobre él.

— Tienes razón, creo que ya es momento de sacarlos a todos de la incertidumbre. — El hombre le da un trago a su vaso con agua. — Debido a los acontecimientos de anoche. — Mira a su hijo. — El señor Chester Carter y yo Thomas Maxwell hemos decido hacer una tregua. 

— Así es, este odio de familias que hemos tenido durante muchos años debe acabar, todos aquí somos personas adultas y capaces de razonar. — Siguió mi padre. — Y para que todo esto acabe hemos decidido que Jesse se case con Jordan. 

— ¡¿Qué?! — Jordan y yo nos levantamos de la mesa al mismo tiempo en un movimiento perfectamente coordinado. 

— ¡Papá no me pienso casar con él!

— Papá, detén esta tontería. — Le habla Jordan a su padre. — Está bien que quieran cortar la lucha que hemos tenido durante años, pero una boda no va a solucionar nada. 

— El trato ya está hecho. — Habla Thomas. 

— ¡Pero no estamos en los tiempos del adote, no me pueden vender por un maldito camello! — Le reclamo. — Saben que… regresare a Francia tal cual como lo debí hacer hace un mes. 

Hago la silla a un lado para salir de aquella pesadilla. 

— Jesse Marie Carter, das un paso más y voy a suspender todas tus tarjetas, membresías, auto, jet privado y quedarás completamente en la ruina. — La voz de mi padre resonó en toda la habitación. 

Me giro para verlo, las lágrimas se aglomeraron en mi ojos hasta caer por mis mejillas. 

— ¿Tanto me odias? 

— Yo no te odio Jesse, no sé de dónde sacas eso, pero para mi no fue agradable ver a mi hija semidesnuda con un hombre. — Señala a Jordan. — Dentro de una habitación. 

— ¿Tocaste a mi hermanita? — Josh se levantó de su asiento. 

— ¡No tonto! — Responde Jordan. — Iba por mi dinero, porque gracias a ella perdí la carrera. 

— Pff, estabas perdido desde el momento en el que Jesse pisó la arena, además pudo haber sido cualquier persona. — Gregory entra en la discusión. 

— Fue ella, porque su amiga Claire me lo dijo, los vio a los tres al lado de mi auto, y vio como Jesse clavaba una navaja en mis neumáticos. 

La sala quedó en completo silencio… pero el nombre de Claire quedó resonando en el ambiente. 

— Como sea, de ahora en adelante nos convertiremos en una familia, porque la boda será dentro de un mes. — Hablo Thomas. 

Pero hasta este punto no me importaba lo de la boda, solo pensaba en la traición de Claire. ¿Cómo mi mejor amiga me traicionó de aquella forma? ¿Qué le hice para recibir su traición? 

— Necesito algo de aire. — Hablo, para luego ir a la salida más cercana.

El patio de los Maxwell es simplemente increíble, bajo hasta la gran piscina, me quito los tacones, sentí un alivio instantáneo. Sumergir mis pies en el agua fresca fue como un bálsamo para el torbellino de sentimientos que me embargaba. Pero, lamentablemente, no había escape fácil para lo que estaba sucediendo en mi vida.

La traición de Claire, una amiga en quien confiaba, había causado estragos en mi mundo. Su desliz con Jordan, mi peor enemigo, era como una puñalada por la espalda. Lo peor era que su error había repercutido en mi vida, comprometiéndome con alguien a quien no quería ni cerca, todo por la incapacidad de mantener sus secretos bajo llave.

El enojo y la frustración se mezclaban, creando una tormenta emocional. El sonido del agua al mover mis pies no lograba ahogar el caos interno que sentía. La sensación de haber perdido el control sobre mi destino me resultaba aplastante.

Estar comprometida con alguien como Jordan, por culpa de la indiscreción de Claire, era como estar atrapada en un laberinto sin salida. No sabía cómo enfrentar la situación, cómo deshacer lo que parecía un destino inevitable.

Justo a mi lado aparece Jordan, quien también hace lo mismo que yo

— No debí decir eso ¿Cierto? 

— Pero afortunadamente lo hiciste, o si no nunca me hubiera enterado de la clase de persona que tenía a mi lado. 

— No creo que ya sea mala.

— Tu lo ves como un beneficio, porque estoy segura de que nunca te hubieras enterado de quien hubiera sido. 

— En primer lugar ¿Porque lo hiciste? 

— Por tonta. Dude de mis capacidades y ahora estamos comprometidos. 

— No me agrada eso último, pero creo que nuestro padres tienen un punto a favor. 

— ¿De qué rayos está hablando Jordan? — Lo miro con la ceja enarcada. — Nos odiamos, y eso no va a cambiar y vamos a pelear para toda la vida como perros y gatos.

— Si nuestras familias se unen seremos la más poderosa, piensalo, muchas personas querían hacer negocios con nosotros y el patrimonio de nuestras familias crecerian. 

— Oye, no lo tome mal, pero yo quiero casarme con alguien al cual ame y si estoy contigo no lo podré conseguir. 

— Solo estaríamos casados por un papel y complacer a nuestros padres, pero podemos hacer nuestras vidas aparte. 

— Lo siento, pero considero que el matrimonio es un evento sagrado y no puedo traicionar mis ideales. 

— Pero desafortunadamente nos vamos a casar y yo seguiré con mi vida tal cual como iba, si quieres ser la esposa cornuda, bien por ti. 

Miró fijamente a Jordan tratando de aniquilarlo con la mirada, pero era imposible. Así que en un acto premeditado lo empujó a la piscina. 

— ¡Oye estupida! — Dice Jordán al salir del fondo de la piscina. 

— Te lo mereces, porque no pienso ser la esposa cornuda. 

Me levanto para irme de aquella casa de una buena vez por todas.

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