Te tengo una propuesta

PDV Manuel

La sonrisa que me dio mi jefa, me perturbo mucho, y de forma instintiva quise irme de allí, iba a aprovechar que todavía estaba reunida con esos ejecutivos con los cuales estaba.

Pero antes de que lograra siquiera dar dos pasos para avanzar, vi con consternación como mi jefa me llamaba con unos gestos con sus manos, ella quería que entrara su oficina junto con ella.

¿Por qué me llamaba ahora? Estaba en plena reunión con importantes ejecutivos ¿Por qué me llamaba justo aquí y ahora? No sé por qué, pero sentía que algo anda mal.

Pero de todas formas no podía ignorar lo que ella quería, a fin de cuentas era mi jefa y no podía darle más razones para despedirme de mi empleo, ya de por sí ya tenía una razón con mis constantes llegadas tardías al trabajo y no necesitaba darle más.

De todas formas de seguro no quería nada importante, quizás quería que le trajera algunos documentos importantes que necesitara, si, de seguro era eso.

Suspire en mi interior, y camine, abrí la puerta de la oficina y entre, cuando esto paso, todos los ejecutivos que se encontraban sentados junto con mi jefa giraron sus miradas para verme fijamente, esto me puso algo nervioso pero seguí caminando de forma decidida hacia mi jefa.

Cuando llegue a su lado, esta me miro con una sonrisa, era esa misma sonrisa que me había lanzado cuando estaba afuera de la oficina, seguía siendo similar a cuando un depredador ve a su presa, eso era incomodo, verla así me hacía sentir que quería algo de mí, pero no sabía que era.

— ¿Necesita algo jefa? —le pregunte a mi jefa mientras la miraba y estaba a su lado.

—No en realidad —me dijo María, mientras me miraba con esa sonrisa que me incomodaba.

¿No necesitaba algo? ¿Entonces por qué me llamo?

—Jefa… ¿Por qué me llamo? ¿Puedo preguntar? —le pregunte a María mientras la miraba con ojos curiosos.

Cuando mis ojos hicieron contacto visual con los ojos de María, pude notar una cierta culpa en ellos, ¿Por qué mi jefa sentiría culpa? No entendía ¿Qué le estaba pasando?

—Solo te llame para presentarte antes mis socios —me dijo María mientras se levantaba y me tomaba de la mano frente a todos los presentes.

Su mano se sentía bastante suave, pero ¿Por qué me estaba tomando de la mano? No conocía a todas las empresas, pero estaba totalmente seguro que en ninguna empresa, los CEO tomarían de la mano para presentar a un simple empleado a los ejecutivos que componían su junta directiva.

— ¿Jefa? ¿Por qué me está tomando…? —murmure, mientras miraba a María, pero antes de que lograra terminar, mi jefa giro su mirada y me vio directamente a los ojos.

Nuestros ojos estaban viendo en estos momentos fijamente, y solo con la mirada que me hizo María, pude llegar a interpretar lo que ella quería decir…

Ella me estaba diciendo con la mirada… que me callara.

Así es, mi jefa me estaba diciéndome que me callara en estos momentos, pero no lo hizo con sus palabras sino con sus ojos, esta forma de pedirlo normalmente se utilizaría cuando se necesitara pedirlo de forma discreta sin que los presentes se enterasen.

¿Por qué necesitaba hacer eso de forma discreta? ¿Acaso no quería que los miembros de la junta directiva la vieran ordenándole a un empleado que se callara en público?

—María… ¿Este tipo? ¿Y él quien es…? —pregunto uno de los hombres que se encontraba sentado en la mesa.

Ese tipo tenía una apariencia de mediana edad, su cabello era negro y su piel blanca, tenía un porte muy serio, y su mirada era penetrante, cuando me miro a los ojos pude sentir como si quisiera ver a través de mí, pero rápidamente deseche este pensamiento, no tenía sentido que un ejecutivo como él se fijara en mi quien era solo un desconocido al azar.

—Él es la persona de quien les hable —dijo María mientras miraba con una sonrisa a los hombres y mujeres que se encontraban sentados.

¿La persona de la cual les hable? ¿A qué se refería con esto? ¿Acaso les hablo de mí anteriormente?

— ¿Él? ¿Es en serio? —pregunto una de las mujeres sentadas en la mesa mientras me veía con consternación y duda.

—Sí, así es, él es la persona de la cual les hable, se los presento, di tu nombre —dijo María, mientras girada para verme fijamente.

Con sus ojos podía notar que me estaba diciendo que le hiciera caso, teniendo en cuenta mis circunstancias actuales decidí hacerlo, de todas formas necesitaba reparar mis constantes llegadas tarde al trabajo, y esta era una buen forma de poder hacerlo.

—Es un gusto conocerlos, mi nombre es Manuel Landil, soy un empleado de esta compañía y trabajo bajo las ordenes de la señorita María —les dije a las personas aquí reunidas, presentándome de la forma en la cual María me había indicado.

Cuando los presentes me escucharon, todos ellos fruncieron el ceño y miraron con curiosidad, algunas mujeres parecían estar sorprendidas de mí.

No entendía el por qué de sus expresiones, normalmente cuando un desconocido se presentara los demás solo corresponderían con un simple saludo sin mucho sentimientos, pero estas personas se me quedaron viendo con curiosidad, sorpresa y consternación.

No sabía que pudiese tener tal impacto en ellos, desearía saber que estaban pensando.

— ¿En serio eres un trabajador de este empresa? —pregunto una de las mujeres que estaban sentadas en la mesa.

¿Por qué preguntaba esto? Ya me había presentado anteriormente y había dicho mi identidad ¿Por qué lo preguntaba otra vez?

—Así es, soy un empleado de esta empresa, por eso estoy aquí, trabajo bajo las ordenes de la señorita María, la cual por cierto es muy buena jefa, siempre es comprensiva con mis fallas —les dije, siendo honesto con respecto a mi situación al mismo tiempo en que trataba de dejar bien parada a mi jefa.

—No seas humilde Manuel, de hecho él es uno de los mejores empleados que poseo, siempre es buen trabajador y hace cualquier tarea que le asigno con esmero y dedicación y con mucha precisión y calidad, es un excelente hombre —dijo mi jefa María a todos los presentes.

Las palabras que María dijo eran raras en varios sentidos, a penas termine de hablar ella se apresuró a halagarme, tratando de quitarme de encima la imagen de un trabajador normal por uno muy destacado, de hecho me llamo incluso uno de los mejores empleados que posee.

Y lo que más llamó mi atención fue que al final de sus palabras no dijo “empleado” sino que en su lugar dijo “hombre”, ¿Por qué fue este cambio final de palabras? Una jefa como ella no debía decir esto frente a los miembros de su junta directiva, aunque puede este exagerando y solo dijo la palabra “hombre” por pura casualidad.

—Ya veo, debe tener buenos atributos si tú lo defiendes tanto María —dijo una de las mujeres que se encontraban sentadas en la mesa.

—Sí, así es, es uno muy bueno, casi demasiado diría yo —dijo María mientras le sonreía a esa mujer.

—Pero aun así es un simple empleado María —dijo el mismo hombre con la mirada penetrante, mientras me miraba fijamente, podía sentir como si quisiera abrirme y ver que había dentro de mí.

—Ya no será un simple empleado Richard —dijo María mientras miraba a ese hombre al cual llamo Richard.

¿Ya no seré un simple empleado? ¡Espera! ¡¿Me va a despedir?!

¡¿Mi peor pesadilla se habrá hecho realidad?!

— ¡Jefa…! —dije, estando a punto de pedirle que reconsiderara su decisión.

Estaba dispuesto jurarle por cualquier cosa que nunca más llegaría tarde por ningún motivo y que realizaría cualquier tarea que ella me encomendara sin rechistar o quejarme, estaba dispuesto a todo con el fin de conservar el empleo que poseía actualmente.

Pero antes de que lograra terminar lo que iba a decir, mi jefa giro su mirada para poder verme fijamente, lo ojos que me estaba lanzando eran similares a una mirada asesina, pareciera que quisiera matarme justo en ese momento.

Esa mirada me estremeció un poco ¿Qué le había hecho para que me mirara de esa forma?

— ¿A qué te refieres con que ya no será un simple empleado María? —pregunto Richard mientras miraba a María.

—Pues es simple, Manuel te tengo un propuesta —dijo María mientras giraba su vista para poder verme a los ojos otra vez.

¿Una propuesta? Parece que no me iba a despedir como pensaba.

— ¿Qué clase de propuesta jefa? —le pregunte a María mientras la miraba a los ojos.

— ¿Qué te parece si te doy un ascenso y te convierto en jefe de departamento? —me pregunto María, mientras me miraba con cierta mirada extraña.

— ¡¿Qué?! —grito Richard, quien se levantó de golpe de la mesa.

— ¡¿Es en serio?! —le pregunte a María, mientras la miraba sorprendido y estupefacto.


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