Narra Annel.
Al fin en casa, el viaje de regreso fue más tranquilo, el sr. Harrison estaba de mejor humor, que se ofreció a traerme a casa, nos despedimos. Entro al departamento, llamo a Gabo, no responde, debió salir. Le dije que llegaría hoy. En eso escucho la puerta abrirse y es él.
—¿Dónde estabas? – pegunto con curiosidad.
—Te traje un regalo. – me da una bolsa de papel, la abro y es un vestido, n***o con estampados de rosas azules.
—¡Es hermoso! – digo y lo abrazo.
—Sabía que te gustaría. – me da un beso en la mejilla.
—Muchas gracias, en verdad. – lo vuelvo a abrazar.
—¿Ya comiste? - pregunta mientras se dirige a la cocina.
—No– me siento y él me sirve pasta con champiñones y una copa de vino. También se sirve comida y se sienta frente a mí.
—¿Cómo te fue en el viaje con tu jefe? – dice con una sonrisa pícara.
—Ya te dije, sólo fue trabajo. Además, tiene o tenía una amante allá. – tan sólo de recordarlo, me hace pasar corajes, aunque no debería.
—No puedo creer que te resistas