Lizzie
Como un pez fuera del agua, así me siento en este lugar.
El salón es tan elegante y todas las personas aquí son tan refinadas que estoy segura de que en cualquier momento se darán cuenta de que pretendo ser alguien que no soy.
Stefan ha estado a mi lado todo el rato, y a pesar de eso, presiento que solo es cuestión de tiempo para que meta la pata diciendo algo indebido.
Al menos mis bostezos se fueron, o habría sido demasiado vergonzoso tener que explicar que cuando me pongo nerviosa, mi cuerpo hace cosas extrañas.
Nos sentamos en la mesa con su nombre después de que él me presenta a todos como su novia.
Es extraño, la forma en la que me saludan todos con tanta familiaridad, si fuese real, sería muy bonito.
«Pero no lo es, concéntrate», me digo a mí misma en la mente.
—Querida, ¿te encuentras bien? Te ves algo pálida —me dice su abuela, quien se ha sentado a mi lado para conversar.
Stefan se alejó en cuanto la vio, y ha estado todo el rato hablando con un hombre de cabe